José Francisco Montero Martínez

Paul Thomas Anderson


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      Akal / Cine

      Director de la colección

      Francisco López Martín

      José Francisco Montero

      Paul Thomas Anderson

      Diseño cubierta: Sergio Ramírez

      Reservados todos los derechos. De acuerdo a lo dispuesto en el art. 270 del Código Penal, podrán ser castigados con penas de multa y privación de libertad quienes sin la preceptiva autorización reproduzcan, plagien, distribuyan o comuniquen públicamente, en todo o en parte, una obra literaria, artística o científica, fijada en cualquier tipo de soporte.

      © José Francisco Montero, 2011

      © Ediciones Akal, S. A., 2011

      Sector Foresta, 1

      28760 Tres Cantos

      Madrid - España

      Tel.: 918 061 996

      Fax: 918 044 028

       www.akal.com

      ISBN: 978-84-460-3603-6

      A Isabel, Encarna, Matilde y Teresa

      Agradecimientos

      Quiero agradecer muy especialmente a Teresa que me haya acompañado tan pacientemente en la escritura de este libro. Mientras yo lo escribía, noso-tros escribíamos algo aún más importante para mí. Me siento afortunado por haber efectuado ambos viajes en su compañía. Con ella aprendí que algunas películas pueden cambiar tu vida, pero también que tu vida puede cambiar algunas películas.

      Este trabajo sin duda habría sido mucho más complicado –como tantas otras cosas– sin el apoyo logístico –y no sólo eso, desde luego– de mi hermano, Manolo. También ha estado ahí mi hermana, Isa, soportándome con más alegría de la que intenta aparentar.

      Afortunadamente, también me ha acompañado un puñado de grandes amigos que se han interesado por el libro: Raúl Pérez, la primera persona que lo leyó completo; José Antonio Company, que me ayudó también en el apartado fotográfico; Israel Paredes, cuya amistad ha sido un importante apoyo, y Pablo Fernández, entrañable amigo con el que siempre puedo contar para sus interesantes sugerencias. Mi gratitud también hacia Felipe R. Navarro, por su lectura atenta del libro y las enriquecedoras, y largas, conversaciones que he mantenido con él. Gracias, asimismo, a Teresa, su mujer. No quiero olvidar a Francisco López, por la confianza que valientemente depositó en este trabajo.

      No puedo expresar mi deuda con Isabel, Encarna y Matilde. Tal vez yo haya creado este libro, pero ellas sin duda me han forjado a mí, ardua tarea de la que acaso no cabe sentirse muy orgullosas, pero ante la que yo, al menos, sí me siento muy feliz.

      Presentación

      En poco más de dos decenios, desde sus primeros trabajos juveniles en el cortometraje hasta hoy, la obra de Paul Thomas Anderson ha adquirido unos méritos que no desmerecen de la de otros cineastas con trayectorias más dilatadas. Este trabajo es un primer acercamiento, que quiere ser exhaustivo, a su obra, que por supuesto habrá de ser ampliado con el desarrollo en el futuro, que en la actualidad se presenta como extraordinariamente promisiorio, de la carrera del realizador.

      Como consecuencia, la escritura de este libro ha supuesto el estimulante reto de internarse en un territorio hasta cierto punto no hollado, al menos en cuanto a la intención de ofrecer una visión general de su cine: el objetivo de este volumen no es otro que trazar los principales rasgos de lo que constituye hasta ahora la trayectoria cinematográfica de Paul Thomas Anderson. No obstante, en el momento de abordar un estudio sobre la obra de un cineasta tan joven como el que nos ocupa, el carácter aún inconcluso de ésta impone unos condicionamientos inevitables. De este modo, en el libro que el lector tiene en sus manos las consideraciones de carácter general se han procurado tratar teniendo en cuenta que éstas irán siendo matizadas por la futura obra del realizador, aunque sin obviar las constantes temáticas y estilísticas que ya son muy apreciables en su filmografía, así como la evolución que han conocido a lo largo de la misma. En este sentido, si el gran valor del cine de Anderson, en mi opinión, reside en la complejidad y sutileza de la elaboración formal que hay tras él, en la riqueza de significados y alcance emocional de sus componentes estilísticos, este trabajo se marca como uno de sus objetivos prioritarios rendir justicia a este rasgo sustancial de su cine –que, en definitiva, no es otro que la coherencia entre los componentes temáticos y los medios expresivos que les dan forma, deviniendo ambos inseparables–, destacando las características esenciales de aquél y qué valor y sentido adquiere en cada uno de sus filmes.

      Este volumen está dividido en cuatro secciones. En la primera –«Apuntes de una trayectoria»– se efectúa un recorrido por las circunstancias biográficas de Paul Thomas Anderson, al tiempo que se traza un acercamiento a algunos factores que han definido la labor de este autor –la importancia de la escritura de los guiones de sus películas tanto en vías a la creación de su mundo personal como a su entrada y asentamiento en la industria del cine, la relevancia de la dirección de actores, la influencia de su cinefilia temprana así como de algunos realizadores en concreto–. En la segunda –«Estaciones e itinerarios»– se reseñan tanto las condiciones de producción como las particularidades de cada una de sus películas, así como su aportación a una trayectoria que se ha caracterizado, por el momento, por su ligazón interna y sus frecuentes nexos de continuidad. Los dos cortometrajes más importantes dirigidos por Anderson, The Dirk Diggler Story (1987) y Cigarettes and Coffee (1993), realizados antes de su debut en el largo con Sydney (Hard Eight, 1996), son tratados por separado. Respecto a sus otros trabajos en pequeño formato, se hace una somera referencia a ellos en virtud de su vinculación con alguno de sus filmes: Flagpole Special (1998), por ejemplo, es simultáneamente una consecuencia de la escritura del guión de Magnolia (1999) y un ensayo de la caracterización de un personaje de esta película, Frank T. J. Mackey, interpretado por Tom Cruise; Couch (2002) nace como consecuencia directa de la colaboración entre director y actor protagonista, Adam Sandler, en Embriagado de amor (Punch-Drunk Love, 2002); SNL Fanatic (2000) surge de la admiración del director por el conocido programa de televisión Saturday Night Live, así como The Jon Brion Variety Show (1999), una serie de episodios piloto para el canal de música VH1, deriva de la colaboración entre el director y el que se ha constituido como principal compositor a lo largo de su carrera, Jon Brion, contando además con la participación de otros músicos afines a ambos. En la tercera –«Tradición y modernidad»– se examina cómo la obra de Anderson adquiere algunos de sus rasgos más distintivos en la relectura, desde unos presupuestos muy personales, de una determinada y heterogénea tradición cinematográfica –y en particular de algunos géneros con peso específico en algunas de sus películas–, situando su cine en la confluencia de un pasado glorioso y su reelaboración plenamente actual. En la última y más extensa –«Recurrencias y variaciones»– se desarrolla un recorrido transversal por la filmografía de Anderson, destacando las constantes argumentales y estilísticas de su obra, su eventual evolución y, sobre todo, la imbricación entre ambas.

      El peor cine y el mejor comparten algo: ambos nos empujan a la calle, a la vida. En el primer caso se trata simplemente de una huida, del deseo de escapar de la sala de cine en que estamos perdiendo el tiempo, de la necesidad de reencontrarnos con una realidad más estimulante. El buen cine, por su parte, como cualquier manifestación artística de peso, no vale de mucho si no llega a formar parte de nuestras vidas, de cómo nos relacionamos con los demás o con nosotros mismos, si no se incardina de un modo íntimo y duradero a nuestra forma de estar en el mundo. Para el autor de estas líneas, esto es lo que ocurre con el cine de Paul Thomas Anderson. Mi deseo, pues, será analizar sus filmes en las páginas que siguen con un rigor que obviamente no excluya la valoración personal.

      1

      Apuntes de una trayectoria

      Sobrevivir al éxito

      El californiano Paul Thomas Anderson ha desarrollado una de las carreras más interesantes y coherentes del cine norteamericano de los últimos tiempos, pródiga en hallazgos visuales y narrativos e