Jurij Alschitz

Entrenamiento para siempre


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que recuerden y compongan con ellos una narración:

       escriban un pequeño relato.

      Ahora escuchen el sonido más alejado; el más cercano. Asignemos al sonido más lejano el número 10 al más cercano el 1. Marquen todo el camino sonoro del 1 al 10 con los puntos intermedios —2, 3, etc. —, y recórranlo.

       Después nombren alguna combinación de estos puntos sonoros. Por ejemplo: 4, 7, 2, 9 y escúchenla, abstrayéndose de los demás sonidos.

       Realicen la misma actividad, definiendo el sonido más fuerte y el más suave. Estrechando y ampliando los círculos de atención hacia el espacio sonoro que los rodea, ustedes adquirirán la capacidad de "separar el trigo de la hierba mala"; no escucharán la "basura" sonora.

       Pongan atención sólo a los sonidos que son emitidos por:

       fuentes vivas (personas, aves, animales) y

       fuentes inanimadas.

      Inventen una combinación de sonidos para su monólogo o para la escena en la que estén trabajando actualmente.

      Apuntes del cuaderno

       El actor posee una capacidad especial para percibir la energía sonora y nutrirse de ella. En Barcelona, en el nuevo, hermoso, recién construido edificio del Instituto Teatral, los salones de clases están "muertos". La vida de los estudiantes avanza ahí con un horario exacto. No se dispone de tiempo para que los actores lleguen, conozcan el salón, se familiaricen con el espacio. Las aulas no conocen a los actores, los actores no conocen las aulas. Así es imposible trabajar. Eso me frustraba mucho.

       Al tercer día llegué al salón de clases dos horas antes del inicio del entrenamiento, puse un concierto de Schumann, cerré la puerta y me fui de ahí por una hora. Regresé, me senté un rato, presté atención. El salón había despertado. Llegaron los estudiantes. El salón ya se había calentado, ya estaba vivo para ellos. No les comenté nada. Resultó un buen entrenamiento. Al otro día hice lo mismo, sólo que durante unos 40 minutos sacudí el espacio con mi amado rock and roll. La clase se fue en un suspiro, como si le hubieran dado cuerda. Cada día cambiaba el tipo de música y la calidad de la carga energética del salón, de los estudiantes; toda la clase cambiaba de modo asombroso.

       Para llenar de energía el espacio pueden utilizarse determinados sonidos y textos.

       Los rezos de los feligreses en el templo. El templo por la mañana y por la noche es un espacio diferente.

      EJERCICIO

      Definan los objetos, el más brillante y el más opaco del salón. Construyan una sucesión de 10 objetos desde el más brillante hasta el más opaco.

       Recorran con los ojos esta cadena, de ida y de vuelta.

       Vuelvan a hacerlo, pero ahora con los ojos cerrados.

      Variante 1

       Ubiquen el sector más luminoso y el más oscuro del salón.

       Después de ubicar 10 sectores intermedios de luz, recorran con la mirada, luego con el pensamiento (con los ojos cerrados) todo el camino, desde el sector más claro hasta el más oscuro, y de regreso.

       Señalen los objetos con mayor y con menor cantidad de masa.

      Variante 2

       Determinen, con la mirada, el objeto más blando y el más duro.

       Identifiquen el más caliente y el más frío.

      Variante 3

       Formen una lista de 10 objetos que haya en el salón de acuerdo con su "edad".

       Elijan del salón objetos que tengan una "biografía" visible y expliquen su selección.

       Señalen los objetos que tengan una simbología mítica: una manzana, un espejo, etcétera.

      Variante 4

      Trasladen su mirada de un objeto al otro, alternando sus características: frío, lejano, viejo, brillante, etcétera.

       Cuando ensayen su monólogo, traten de realizar los ejercicios descritos arriba, con las palabras del texto. Es decir, definan, por ejemplo, las palabras más claras y las más oscuras, las palabras que tienen significados míticos, etcétera.

       9:40

      Faltan 20 minutos para el inicio de la clase. Todos los ejercicios que describí arriba todavía no forman parte del entrenamiento básico, sino que son la preparación del espacio en el que tendrá lugar el entrenamiento. Continuemos. Abran las ventanas. Dejen entrar al estudio la luz de la mañana. Creen el máximo de saturación lumínica.

      Hasta los 40 años yo pensaba que la mariposa volaba porque era mariposa, pero hace poco me enteré de que no era así. Vuela porque se nutre de luz. Vuela hasta que se agota su polen iridiscente. También el actor tiene tal poder iridiscente. Él también percibe la fuerza de la luz. Ésta ejerce influencia sobre su mentalidad, sobre su sistema nervioso, altera su potencial energético. Todo su proceso mental se aclara, o incluso se altera, cuando se altera la fuente lumínica. Si alteramos el ángulo de caída de la luz sobre el escenario o si cambiamos bruscamente la iluminación, se logra un gran efecto energético.

      En cuanto a la "nutricionalidad", nada puede ser comparado con la onda lumínica. Recomiendo no llevar a cabo el entrenamiento en un salón con paredes negras. La mejor conexión con la luz ocurre justamente en un salón blanco o claro. Lo mejor es trabajar por la mañana, con las ventanas abiertas a los rayos solares.

      Los matices más finos de diferentes colores, así como la luz misma, son capaces de cambiar la disposición del ánimo, de darle un impulso a la fantasía. El cambio de colores, de las fuentes lumínicas, el cambio de su intensidad, transforman la calidad y la cantidad de energía. El color y la luz pueden volver el entrenamiento productivo y bello.

      EJERCICIO

      Observen el salón de clases y definan sus características: su edad, su personalidad, las peculiaridades de su conducta, etc. Deben relatar o, si quieren, escribir una narración sobre el salón como un ser vivo.

       Sometan a examen algún objeto del salón de clases. Examínenlo más detalladamente. Imaginen los acontecimientos que le han ocurrido en la vida. Su imaginación deberá basarse sólo en los detalles de este objeto.

       Pidan a alguno de sus compañeros que quite o añada uno o dos detalles para el día siguiente. Al otro día, al entrar al aula, definan inmediatamente qué cambió.

      Apuntes del cuaderno

      Ocurrió por casualidad. Desde el inicio de mi primer trabajo como director de escena en un teatro, siendo novato, me encargaron presenciar, por las noches, los espectáculos de otros directores y tomar nota de las violaciones a la disciplina creativa, es decir, llevar a cabo un diario de guardia. Yo realizaba de mala gana esta tarea y durante la mayor parte del tiempo reflexionaba sobre el proyecto de mi primera puesta en escena. En una ocasión estaba tan abstraído en mis ideas, que no me di cuenta de que el espectáculo había terminado hacía rato y estaba solo en el palco. Al terminar de desmontar la escenografía, los técnicos se marcharon a sus casas. Después de colocar a un lado de la puerta de entrada una lamparita de noche, el velador se fue a dormir. Yo subí al escenario. Éste estaba "vivo". Todo el edificio del teatro estaba frío y muerto, pero el escenario vivía, estaba caliente. Producía algunos susurros, movimientos, como si alguien caminara nerviosamente sobre el mismo; reía, lloraba y respiraba ruidosamente.