Ken Wilber

La práctica integral de vida


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la sangre atraviesa su brazo mil veces al día. ¡Bum… bum… bum…! ¡Cuarenta millones de veces al año!

      La conducta de su cuerpo físico —su conducta— ocurre también en espacio del “ello”. ¿Cómo se muestra usted al mundo? ¿Qué es lo que hace? Los músculos del rostro necesarios para fruncir el ceño son más que los que se necesitan para sonreír (43 frente a 17). Las expresiones faciales, como los movimientos y las conductas, tienen lugar en el espacio del “ello”. Y, hablando de movimientos corporales, un reciente informe de la Organización Mundial de la Salud afirma que a diario ocurren unos cien millones de actos sexuales. La buena noticia es que, en un beso de un minuto, uno quema 26 calorías y no digamos ya… bueno, no importa. Y todo eso abarca uno solo de sus cuerpos, el cuerpo físico ordinario. Pero el espacio del “yo” incluye también un cuerpo sutil y un cuerpo causal. Lo que viene a significar tres cuerpos.

      Familiarícese con el “ellos”

      Tómese el tiempo necesario para echar un vistazo al entorno inmediato que le rodea. ¿Dónde está leyendo este libro?, ¿en la cama?, ¿en una biblioteca?, ¿en un tren?, ¿en la sala de espera de la consulta del dentista?, ¿en una hamaca en pleno Caribe? Porque lo cierto es que, esté donde esté, se halla en relación con el entorno físico exterior, como otros organismos, edificios y configuraciones geográficas (como montañas, ríos y bosques).

      Eche ahora un vistazo a su ropa. ¿De dónde proviene?, ¿quién la fabricó?, ¿de qué está hecha?, ¿qué sistema financiero le permitió comprarla?, ¿cómo llegó a la tienda en la que la compró?, ¿la compró acaso por teléfono o por Internet?, ¿qué sistema legal garantiza que no le engañen?, ¿a qué sistema político se hallaban sometidos los obreros que la fabricaron?, ¿cuánto se contaminó, durante el proceso de producción, el medio ambiente? Todas estas preguntas se refieren a los muchos sistemas diferentes en los que nos hallamos inmersos —y eso es precisamente lo que hacemos al rastrear algunos de los sistemas ligados a la ropa con la que nos vestimos.

      Intente ahora la siguiente visualización: haga un zoom desde su sistema familiar inmediato hasta su vecindario, su ciudad, su país, el hemisferio planetario en que se encuentra, la Tierra, el sistema solar, la Vía Láctea y la totalidad del universo. Ahora haga exactamente lo contrario, comience con el universo y vaya concentrando su atención en la Vía Láctea, el sistema solar, la Tierra, el hemisferio planetario, su país, su ciudad, su vecindario y su sistema familiar. Sienta, en la medida en que vaya visualizando la gran red de la vida, la conexión que mantiene con los muchos ecosistemas físicos que pueblan el espacio de los múltiples “ellos” en los que se halla inmerso.

      Es muy normal que, cuando la persona se da cuenta de la estrecha relación que mantiene con multitud de sistemas, experimente una profunda sensación de interconexión. Ejemplos de esos escenarios exteriores que compartimos son los sistemas políticos, los sistemas legales y los sistemas económicos. En este sentido, las instituciones (educativas y gubernamentales, por ejemplo), las empresas (como Google, por ejemplo) y las organizaciones sin fines de lucro (como la Cruz Roja, por ejemplo) se entremezclan para configurar la infraestructura de la sociedad. Y la combinación de sistemas sociales influye, de modos muy diversos y profundos, en nuestra vida y en nuestro desarrollo.

      Figura 3.6 Los cuatro cuadrantes con énfasis en el “ellos”

      Todo esto incluye los amplios sistemas y redes de comunicación que nos unen. Y es interesante señalar que las nuevas formas de intercambio de información de nuestra sociedad cada vez nos unifican más. El exterior de la comunicación se refiere a los mecanismos de distribución a través de los que viaja la información, como los medios de comunicación de masas, la publicación de libros, las redes de teléfonos móviles, los sistemas de televisión por satélite y, obviamente, Internet. ¿Le suena algo de esto?

       El Gran tres: Yo, nosotros y ello

      Hay veces en las que, por mera conveniencia, unificamos y resumimos los cuadrantes de la mano derecha (los cuadrantes del ello y del ellos) en lo que llamamos “el Gran tres”, es decir, yo, nosotros y ello.

      La naturaleza y la sociedad configuran nuestro espacio del “ellos”, es decir, los contextos exteriores en los que nos hallamos sumidos.

      El lector probablemente habrá advertido que, aunque las consideremos se-cuencialmente, las cuatro dimensiones del ser co-emergen (o, dicho más exactamente, “tetra-emergen”), lo que significa que aparecen como cuatro aspectos diferentes de lo mismo. Y aunque ninguna de esas dimensiones exista de manera separada e independiente de las demás, cuando hablamos o pensamos en ellas, tendemos a considerarlas de manera secuencial.

      ¿Olvida usted el yo y el nosotros cuando explora el ello y el ellos? ¿Olvida el nosotros y el ello cuando explora la dimensión del yo? La gente tiende a privilegiar uno o dos de los cuadrantes, al tiempo que ignora los demás. En los casos extremos, tratamos de explicar o reducir las dimensiones de la existencia a la única en la que queremos centrarnos… ¡lo que no tiene, por cierto, nada de integral!

      Una de las habilidades esenciales de la conciencia integral es la capacidad de sostener la paradoja. La teoría integral ha sido descrita, en ocasiones, como el pensamiento “y/o” en lugar del pensamiento “ni esto/ni aquello”. Y aunque, dependiendo de la situación, podamos elegir centrarnos conscientemente en uno u otro de los cuadrantes, también podemos reconocer implícitamente que el yo y el ello son tan importantes como el nosotros y el ellos. Los cuatro cuadrantes emergen simultáneamente. Trate de familiarizarse simultáneamente con todos ellos.

      Ésta es una forma rápida y sencilla de familiarizarse con la conciencia integral aplicada a su vida (los lectores interesados en una visión más amplia de OCON la encontrarán en el Capítulo 5). Las aplicaciones más avanzadas del marco de referencia OCON utilizan los cuatro cuadrantes y otros conceptos especiales para aclarar cuestiones relativas a la medicina, la ecología, la empresa, la espiritualidad, la política y multitud de otros campos. El marco de referencia OCON —que configura el fundamento teórico de la Práctica Integral de Vida— está siendo utilizado por eruditos, profesionales, líderes y visionarios de todo el mundo para asumir una visión más inclusiva, equilibrada y comprehensiva de su trabajo y de su vida personal.

      

Módulo de un minuto Familiarícese ahora mismo con la conciencia integral

      Es fácil que el lector pueda pensar en pasar de la teoría a la práctica, algo que puede hacer en cualquier momento. Veamos ahora cinco sencillos pasos que nos permiten establecer contacto con los cuatro cuadrantes y asumir, en consecuencia, una conciencia más integral.

      1. ¿Qué son los cuatro cuadrantes? Una forma de representar el interior (es decir, los pensamientos y sentimientos) y el exterior (es decir, el cuerpo y la conducta) del individuo (es decir, de usted) y de lo colectivo (es decir, de la cultura y del entorno).

      2. Expanda rápidamente su conciencia. Tómese el tiempo necesario para sentir su “identidad yo”, es decir, todo aquello que haya en su interior que le haga sentir usted. Sienta luego su “identidad nosotros”, es decir, las relaciones que mantiene con los demás. Experimente, a continuación, su “identidad ello”, es decir, toda la complejidad de su cuerpo físico, incluyendo las energías que rodean su presencia objetiva en el mundo. Finalmente, sienta su “identidad ellos”, es decir, su pertenencia y participación en los muchos sistemas en que su vida se halla inmersa. Sienta cómo su conciencia se expande