nunca los encuentros de grupos en un marco vivencial para disolver eficazmente los bloqueos, lo que produjo centenares de profesionales bien cualificados así como otros tantos que, asistiendo a algún curso de fin de semana, se llaman a sí mismos guestaltistas. Todo ello porque según se recoge en la gestalt, parece que se huye de unos criterios rígidos que definan la formación de las críticas. Tanto en clínica como en búsquedas internas la gestalt tiene una gran solidez que comporta un estilo y una filosofía de la vida.
El presente tiene una cualidad vibratoria: hara, que de alguna manera podría explicar la experiencia del minisatori de Perls.
Esa búsqueda de la experiencia de consciencia presente, para hacerla saltar de los labios del paciente, así como de sus gestos etc., señala la importancia vital de la vivencia, que necesita de una activación en el cuerpo, de la vibración de sus células y circuitos recónditos, vivencia que a veces es coartada por la palabra, medio que en muchas ocasiones hace casi imposible el poder experienciar.
La experiencia es zen, silencio fértil en el vértice del presente, el vacío de lo no instituido en plena intimidad entre el individuo y el cosmos. Ahí se despliega la “experiencia de la experiencia” que, cuando surge, no necesita normas para ser recorrida. Ahí entramos en el cuerpo como consciencia, en la necesidad de poder remontarse a ella, en la pura y compleja organización de su energía, en sus órganos y sus células. En ese momento el presente consciente es hara, el centro del mundo para el monje zen. Después la palabra integra. Sobre ello hablaremos.
4. OTRAS PSICOTERAPIAS DECISIVAS: LA BIOENERGÉTICA
La bioenergética
La bioenergética es un método terapéutico inspirado en la obra de Wilhelm Reich, aunque éste elaboró su propio método llamado la vegetoterapia caractero-analítica, ampliada por el movimiento postreichiano. Podemos decir que algunos presupuestos reichianos básicos son más conocidos por la bioenergética que por la propia vegetoterapia. La bioenergética integra el trabajo con el cuerpo y la mente, entrando en un concepto revolucionario de la perspectiva psicológica que se despega de un intelectualismo y un fisiologismo para encuadrarse en la vida como proceso energético. Es inevitable hablar de Wilhelm Reich, cuya vida trágica e inquietante resume la lucha de un hombre entre sus espacios interiores y exteriores, que al final se unieron en el vértice del infarto y las rejas, un dos de noviembre de 1957. Reich ha sido considerado como un vitalista que tendía hacia lo místico, se ha dicho que fue un paranoico, patológicamente celoso, etc. Hijo de madre suicida, desde la medicina entra en el mundo de Freud haciéndose asistente de éste en 1922, siendo admitido posteriormente como miembro de la prestigiososa sociedad psicoanálitica de Viena. Su investigación abarcó todo aquello donde la energía pudiera manifestarse, cuerpos humanos y elementos. Rechazando la división cartesiana, afirma que cuerpo-mente-emociones-músculos-huesos se unifican en un todo. La energía fluye a través del cuerpo en cuatro latidos: tensión-carga-descarga-relajación. Reich rompe el tabú del contacto físico en terapia para actuar sobre la armadura corporal a fin de que descargue las emociones retenidas en los espasmos musculares.
Tenemos, pues, a un discípulo de Freud que partió de los enunciados teóricos del psicoanálisis y que explica los síntomas psíquicos actuales en virtud de los procesos psicodinámicos acontecidos a lo largo de la infancia. Al plantear que las secuelas de éstos quedan registradas en el cuerpo además de en la psique, Reich se distancia de los presupuestos freudianos, aunque conecte con los de Ferenczi. Estas secuelas de los conflictos infantiles quedan registradas bajo la forma de tensiones musculares, de disfunciones en la motilidad y en la motricidad, de trastornos en el sistema nervioso central y vegetativo que al final acaban degenerando en enfermedades orgánicas. Siguiendo los planteamientos freudianos, Reich desarrolló la relación entre diferentes tipos de neurosis y la estructura del carácter, además de sus consecuencias específicas somáticas, tanto fisiológicas como esquelético-musculares. Su verdadero distanciamiento de Freud comienza en el proceso de tratamiento, de intervención terapéutica sobre el cuerpo del paciente, cuando el “tocar” era y es algo prohibido en la dinámica psicoanalítica freudiana. Reich pasó, pues, del plano puramente psíquico a las áreas esquelético-muscular, vegetativa y emocional de la persona. Así sentó las bases de la manipulación muscular y tisular, y de la respiración para elevar el nivel energético del organismo. Según W. Reich, los traumas originales y las sensaciones sexuales se mantienen reprimidos mediante complejos patrones de tensión muscular crónica, técnicamente conocidas como «armaduras del carácter». El aspecto de la economía sexual es decisivo ya que se trata del equilibrio entre la excitación sexual y su liberación, de tal manera que la neurosis aparece realmente cuando se suprimen las sensaciones sexuales y las actitudes caracterológicas que las acompañan. Su revolución sexual fue largamente aplaudida y denostada en occidente.
El proceso terapéutico reichiano se amplía desde un nivel mental a un nivel emocional, elaborando así los dos planos simultáneamente, ya que descubrió el hecho de que las experiencias y las actitudes emocionales causaban un desequilibrio en los ritmos naturales de contracción y expansión de la musculatura. Precisamente son estos bloqueos musculares, como hemos comentado, los que se tornan contenedores de nuestra historia personal trabándose en ciertas partes del cuerpo, en la estructura y en los tejidos, creándose esa armadurra protectora que posteriormente aprisiona la renovación del individuo. El trabajo reichiano pretende pues reestablecer la capacidad total del organismo mediante la pulsación de la bioenergía: la energía que fluye a través del cuerpo físico. Reich llegó a utilizar, además de la manipulación en ciertas partes del cuerpo, la hiperventilación, así como estableció la necesidad imperiosa de la entrega del individuo a los movimientos involuntarios y espontáneos del cuerpo a fin de que la bioenergía curadora fluya sin obstáculos. Para Reich, la influencia represiva de la sociedad era el factor significativo que daba pie al orgasmo sexual incompleto y a la congestión de la bioenergía. La liberación sexual encontró así uno de los más importantes paladines, su teoría del orgón, los acumuladores de bioenergía, la satisfacción sexual completa, etc., suponían aspectos de investigación dirigidos hacia el bienestar bioenergético. Sobre este procedimiento Reich creó en los años treinta la vegetoterapia y más tarde la organoterapia. Al seguir sus propias tendencias, Reich se hace impopular entre sus colegas, Freud se niega a psicoanalizarle, no presta atención a su teoría del orgasmo, y Reich rechaza la teoría del super-yo. Su atención está en la psicosis. Atraviesa su propia crisis con estancia incluida de varios meses en el sanatorio de Davos. Pasa por el comunismo, levantando todo aquello del marxismo y el psiconálisis, incluso tiene problemas con las autoridades por donde circula. Rechazado por los psicoanalistas, su último enfrentamiento fue con la administración de alimentos y drogas de los EE.UU., alarmada por sus experimentos con la energía orgónica, sus tratamientos contra el cáncer, etc. Todo le fue confiscado y él encarcelado, en una de las más trágicas acciones del poder macartista contra un investigador solitario. Hay quien lo considera como un loco o un atormentado visionario, o como un gigante que sobrepasó los límites de su época con todas las consecuencias que ello conllevaría.
Con Reich nos acercamos a muchos de los postulados orientales, por la importancia que en éstos se le da al cuerpo. El do-ín, la digitopuntura, el shiatshu, etc., forman parte de la manipulación corporal, el poder de las manos, la más antigua medicina del mundo: el yuki, el reiki, la imposición de manos en la tradición ayurvédica dan fe de ello. Por otra parte es uno de los pilares de las revoluciones modernas que fueron más allá del aburrido enfrentamiento izquierda-derecha de los movimientos tradicionales.
Alexander Lowen, discípulo de Reich, desarrollaría el análisis bioenergético. La teoría parte de que el organismo funciona como un todo y que cualquier disturbio afecta a toda la persona; así pues, no hay distinción entre enfermedad mental o física y la interrelación física y psíquica es un hecho. El trauma psíquico tiene su peculiar recorrido por el cuerpo, bloqueándolo allí donde no fluye la energía. En el cuerpo late la pulsación, que es la cualidad de sus células, la respiración; si la pulsación es fuerte, la vida es fuerte; si es plena y libre se experimenta la alegría y el placer.
Conocer el cuerpo es conocer a la persona;