Victoria E. González M

Movilización social en Colombia : marchas estudiantiles (2011) y marchas campesinas (2013)


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parte del proyecto PICT “Los movimientos sociales como agentes de producción de significación. Procesos de enmarcado y lucha simbólica en los campos de la educación y la comunicación” de la Universidad Nacional de Quilmes (Argentina).

      La primera parte del trabajo está conformada por dos capítulos titulados “Los movimientos sociales como agentes de producción. El caso de las marchas campesinas de 2013” y “Los movimientos sociales como agentes de producción. El caso de la Mesa Amplia Nacional Estudiantil (MANE) de 2011”. La segunda, a su turno, está constituida por dos capítulos denominados: “Cubrimiento de cinco medios online colombianos sobre el caso de las marchas campesinas de 2013” y “Cubrimiento de cinco medios online colombianos sobre el caso de la Mesa Amplia Nacional Estudiantil (MANE) de 2011”.

      Los capítulos de la primera parte se proponen responder a las preguntas: ¿de dónde viene la tradición de los movimientos estudiados?, ¿cuáles fueron las motivaciones que tuvieron los actores sociales para movilizarse?, ¿cómo se organizaron desde lo local y desde lo nacional?, ¿qué repertorios de acción utilizaron?, ¿con qué fin?

      Los capítulos de la segunda parte buscan establecer cuáles fueron los patrones de presentación de la información sobre las marchas campesinas de 2013 y sobre las marchas de la MANE de 2011 en cinco medios de comunicación online de Colombia.

      Las expectativas de este trabajo apuntan entonces a hacer un pequeño aporte al complejo campo de los movimientos sociales, por lo cual esperamos no defraudar a nuestros lectores.

      Para construir el sustento teórico de este trabajo tomamos en cuenta, fundamentalmente, dos ejes temáticos: el primero de ellos, la Teoría de los Marcos de Significación de la Acción Colectiva; el segundo, la Teoría del Framing o encuadre en comunicación.

      TEORÍA DE LOS MARCOS DE SIGNIFICACIÓN DE LA ACCIÓN COLECTIVA

      Sobre el primer eje estudiamos la Teoría de los Marcos de Significación de la Acción Colectiva propuesta por David Snow, Robert Benford, Sidney Tarrow y Jürgen Gerhards (Chihu Amparán, 2000). Este enfoque se aproxima a los movimientos sociales desde una dimensión cultural y está relacionado con el surgimiento de los llamados Nuevos Movimientos Sociales (NMS)1.

      Desde esta perspectiva, los movimientos sociales son entendidos como agencias que simbolizan la trasformación de la organización social preexistente en un asunto de debate y deliberación permanentes. De este modo, la primera particularidad de un movimiento social es su disposición a generar cambios sociales indispensables y la adquisición por parte de la acción colectiva de una dimensión política (Delgado, 2007). Para poder identificar un acontecimiento y darle sentido se necesita acudir a los marcos de interpretación. La acción colectiva determina nuevos marcos de significación sobre diversos problemas presentes en la sociedad. Los marcos deben permitir la comprensión de un entorno en el cual los problemas existentes deben actuar a partir de la negociación de significados y sentimientos instalados previamente en una población determinada. Chihu Amparán (2000), citando a Snow y Benford (1992), señala que gracias a los marcos de significación los actores pueden ver como injusto o inmoral algo que antes se veía como infortunado, pero llevadero. Gerhards (1993) habla de cinco fases que integran los marcos de significación: localización de un tema y su interpretación como un problema social; atribución causal del problema a actores o agentes; interpretación de las metas y las oportunidades de éxito de la movilización; ubicación de una instancia para la resolución del problema; justificación del propio actor colectivo en tanto actor legítimo. Los movimientos sociales suministran el marco que puede dar el significado e interpretar acontecimientos de importancia en una sociedad, con el propósito de incitar y movilizar a potenciales seguidores y obtener el apoyo de espectadores. Delgado (2007), citando a Gramson en Morris y Mueller (1992), asevera que “todo marco encierra un conjunto de valores, símbolos o conceptos existentes en la sociedad, los cuales son reelaborados por los líderes y organizaciones en sus interacciones con las y los participantes. Estos motivan y sostienen la movilización y dotan de sentido a la participación de las y los miembros de una organización social”.

      TEORÍA DEL FRAMING O ENCUADRE EN COMUNICACIÓN

      Sobre el segundo eje, partimos de la Teoría del Framing en comunicación, que tiene su origen en la sociología interpretativa. De acuerdo con Sábada (2001), esta perspectiva sociológica “estudia las significaciones de la realidad para cada individuo a través de un proceso interpretativo en el que cobra un papel fundamental la interacción y que tiene como objeto la definición de las situaciones de la vida cotidiana”. Dentro de la sociología interpretativa hay tres escuelas: el interaccionismo de la Escuela de Chicago, la etnometodología y la fenomenología, que fueron allanando el camino para el estudio del framing desde el campo de la comunicación.

      Gregory Bateson fue el primero, en 1955, en plantear el concepto de frame. Lo define como el contexto o marco en el cual un individuo toma unos aspectos de la realidad y desecha otros. Desde una perspectiva psicológica, asume que los marcos son las herramientas con las cuales se perciben las diferencias de las cosas. Desde una perspectiva comunicativa, considera necesaria la existencia de marcos para interpretar los mensajes (Bateson, 2006).

      Erving Goffman (1986), por su parte, propone que los frames, además de ser marcos, son esquemas; marcos que designan un contexto de la realidad y esquemas o estructuras mentales que incorporan los datos externos y objetivos. Del mismo modo, para Goffman los frames son formas transmitidas y compartidas por la sociedad a través de las cuales se mira la realidad. Doris Graber (1989), a su turno, amplía el radio de los frames no solo a los medios de comunicación sino a todas las instancias que se dan en el proceso de producción de un mensaje, es decir, el receptor y el entorno cultural. Y Robert Entman (1991), por su lado, entiende el framing como una selección de la realidad que hace el periodista y que implica su visión particular de un hecho. De lo dicho se infiere la presencia hegemónica de ciertas fuentes en detrimento de otras.

      De acuerdo con lo anterior, podría decirse entonces que las representaciones transmitidas por los medios de comunicación gracias a sus productos comunicativos se convierten en un factor importante para que un individuo acceda a realidades que no le son cercanas. Esto implica, en primer lugar, el reconocimiento de un grado de poder de esos medios para incidir en la percepción que tienen los individuos sobre la realidad. En segundo lugar, que los medios de comunicación no son objetivos, sino que interpretan la realidad de acuerdo con una serie de marcos, tales como los intereses económicos, políticos y sociales de la organización mediática, las rutinas periodísticas de la misma o las características personales del periodista. Finalmente, revela que los marcos no están presentes solo en los medios de comunicación sino también en los individuos y en la realidad social en la que están inmersos.

      En las últimas décadas la Teoría del Framing se ha convertido en una herramienta muy usada para el abordaje de investigaciones en el campo de la comunicación social. Sin embargo, no se puede hablar de la Teoría del Framing de una manera unívoca, dado que se puede abordar no solo desde distintas definiciones, tal como lo vimos anteriormente, sino desde distintos paradigmas. Al respecto, Sádaba