con éxito a la dinámica industrial del capitalismo mundial los cuerpos debían adquirir una nueva velocidad. Habría que producir un nuevo tipo de sujeto desligado de su tradicional fijación a códigos y hábitos mentales y esto conlleva la necesidad de implementar una serie de dispositivos que permitieran la rápida circulación de personas y mercancías.70
Dentro de estos dispositivos se encuentran efectivamente los educativos y se puede apreciar, para la época, la fundación del Gimnasio Moderno y la introducción de los nuevos vientos pedagógicos centrados en el sujeto y su actividad, que plantean la posibilidad de formar los nuevos sujetos para responder a los sueños de industrialización que demandaba el modelo capitalista.
69 Santiago Castro-Gómez, Tejidos Oníricos. Movilidad, capitalismo y biopolítica en Bogotá
(1910-1930). Bogotá: Editorial Pontificia Universidad Javeriana, 2009.
70 Ibídem.
En el caso concreto de la universidad con su modelo tradicional, parece no responder a las nuevas exigencias de las transformaciones de comienzo de siglo. Y el espíritu de lucha por una reforma que permitiera nuevos rumbos en los estudios superiores se generó en la década de los años veinte, con la influencia especial del movimiento de Córdoba en que se plantea un modelo más democrático de universidad, donde van a tener injerencia los estudiantes y los docentes.
La universidad inicialmente no era tenida en cuenta como protagonista de primer orden en la dinámica modernizadora del Estado pero ya en la década del treinta del siglo XX comienza a tener la importancia para el aparato productivo, en especial en el manejo técnico de empresas y negocios propios. Las continuas demandas de cono- cimiento técnico aplicado y de formación de mano de obra calificada para asumir los retos de la revolución en marcha71 hacen que en la década del treinta se reforme la educación superior y se adopte el proyecto moderno de universidad en Colombia con la Universidad Nacional.
LA UNIVERSIDAD PARA EL DESARROLLO
Se puede afirmar que las décadas de los años veinte y en especial la de los años treinta del siglo XX, se presenta, en palabras de Antonio García, algo que
[…] nunca antes, en la historia de la sociedad colombiana, se habían producido, en tan corto tiempo, cambios tan acelerados, complejos y profundos como efecto de la plena inserción en la economía capitalista, de la estructuración del mercado interno y dentro de los nuevos patrones monetarios institucionales y de iniciación de un proceso de modernización capitalista que ha de extenderse por varias décadas y ha de comprender las diversas dimensiones, fases y componente de la sociedad colombiana.72
71 Con este nombre se conoció la propuesta de gobierno de Alfonso López Pumarejo (1934-1938) que pretendía renovar y modernizar el país a partir de ideas liberales con el ingreso con fuerza del capitalismo industrial. En éste es clave anotar la importancia que se le da a la educación, en especial la universitaria, con la modernización de la Universidad Nacional.
Estas aseveraciones permiten observar que los procesos de modernización de la sociedad colombiana van ligados directamente a una estrategia neocolonial de imposición cultural a través, no sólo de los procesos económicos sino, con mayor énfasis, en la formación de subjetividades y formas de educación de los mismos, en los cuales la escuela básica y media, y la universidad, van a tener protagonismo y responsabilidades específicas.
Colombia se vincula al mercado mundial capitalista con la estrategia de mercado estadounidense, sus sistemas de ayuda internacional, los empréstitos y los grupos de expertos que a través de misiones realizan diversos diagnósticos que van a constituir las reformas y las transformaciones en el orden del gobierno de las poblaciones;
[…] se inaugura así el ciclo en el que las Misiones Norteamericanas toman parte directa en la proyección teórica, ideológica y técnica, de las grandes reformas (bancarias, financieras, fiscales, comerciales, laborales, educacionales o administrativas), a través de las cuales se promueve y realiza la modernización capitalista, desde los años veinte hasta los años sesenta, cuando Colombia es declarada país piloto de la Alianza para el Progreso.73
A mediados de la década de los años treinta del siglo XX se logra la reforma legislativa en la universidad colombiana, que se venía incubando con la llegada al poder del gobierno liberal en 1930, denominada Segunda República Liberal. Con respecto a la reforma universitaria se pudo apreciar unificación de las facultades de Educación, fundación de la Escuela Normal Superior, ingreso de la mujer a los estudios universitarios, profesionalización del docente universitario, concursos docentes, autonomía y libertad de cátedra. Es de destacar que esta reforma también privilegia las relaciones de la universidad con la sociedad en términos de la formación de recursos humanos, para el nuevo modelo de industrialización que el país requería. Más tarde se privilegiará la creación de universidades departamentales para fortalecer el desarrollo regional y concentrar ciertos estudios de acuerdo con los productos de la región.
72 Antonio García, La crisis…, op. cit., 65.
73 Ibídem, 68.
Es importante mencionar que la Universidad Nacional se convirtió en el eje académico y político que orientaba el sistema de educación superior, que debían seguir las demás universidades.
Se pretendía agrupar las facultades dispersas, escuelas profesionales e institutos de investigación, en un todo que les diera organicidad y que permitiera racionalizar recursos. La unificación de estas entidades, debía ser facilitada por la construcción de una ciudad universitaria que le diera viabilidad a la propuesta.74
Las décadas de los años cuarenta y cincuenta se ven impregnadas de lo que algunos llamaron la contrarreforma a los gobiernos y las políticas liberales; sin embargo, en la universidad no se define un nuevo modelo, se retoman algunas prácticas confesionales y principios del catolicismo en términos de la formación del sujeto, relacionados con la moral y las buenas costumbres; pero en la práctica lo que se crea es un híbrido que sienta las bases de la universidad del desarrollo.
Es muy diciente que en el marco de los gobiernos conservadores
(Laureano Gómez, 1950-1951; Roberto Urdaneta Arbeláez, 1951-
1953; y militar de Gustavo Rojas Pinilla, 1953-1957), que intervinieron en la universidad e intentaron centralizarla y controlarla, vinieron las misiones extranjeras que hicieron el diagnóstico del sistema educativo y recomendaron las reformas que debería adoptar el gobierno en relación con la universidad. Estas recomendaciones fueron la base de las reformas que adoptaron los gobiernos durante la segunda mitad del siglo XX y comienzos del XXI, cuando se vislumbra una universidad expandida, centrada en las demandas del modelo capitalista industrial y financiero, que deben generar desarrollo a partir de la formación de capital humano o del desarrollo de competencias.
74 Martha Cecilia Herrera, “Historia de la educación en Colombia, la República Liberal y la modernización de la educación: 1930-1946, Revista Colombiana de Educación, n.o 26,
1993, 97-124.
Otra de las características importantes para el momento comentado tiene que ver con la transformación de la enseñanza de las ciencias sociales, de un modelo liberal, consideradas subversivas, a un modelo tecnocrático, centrado en las relaciones con el mundo de la empresa, la industria y el desarrollo. Es importante observar, para el interés del presente trabajo, que la universidad así cambie en apariencia su intencionalidad, los fundamentos sobre el progreso y desarrollo están materializados en la experimentación y en la profesionalización. Estos han sido espacios propicios para el ingreso del modelo estadounidense de universidad en las décadas de los cincuenta y sesenta del siglo XX, y que sigue vigente en nuestros tiempos. La matriz del modelo de formación tiene una preocupación centrada en la productividad, la experimentación y la transformación de materias primas, con las cuales se pretende encontrar un cambio sustancial en el proyecto