que eso conllevaría. Se ha bromeado con que el amor romántico debe ser incluido en la lista de «desórdenes mentales», pues tiene todos los componentes de un estado obsesivo que causa estrés e interfiere con el funcionamiento social y laboral de una persona.
El psicólogo Bjarne M. Holmes estudió si, realmente, las comedias románticas eran malas para nuestra salud.9 Descubrió que las personas a quienes les gustan las comedias románticas sin duda tienen expectativas menos realistas en las relaciones: creen en un amor predestinado y esperan que sus parejas les lean la mente.10 Otra investigación ha relacionado este tipo de creencias con la insatisfacción y el sufrimiento en las relaciones, así como con estrategias menos útiles para gestionar los problemas que surgen.11 Irónicamente, el tipo de amor que nos animan a buscar es precisamente el que es más probable que nos conduzca a su propio final.
Las comedias románticas suelen defender conductas que serían consideradas no consensuadas o simple maltrato en el mundo real, y se presentan como el acto romántico por excelencia. Grandiosos gestos dramáticos como cruzar el continente para declararle amor eterno a alguien, conseguir volver a encontrar a un antiguo amor, perseguir tenazmente a alguien que ha dicho que no tiene interés, dedicarse a su actividad de ocio preferida para demostrarle interés y ganarle por agotamiento con la dulzura son todos ejemplos de acoso en la vida real que resultan extremadamente angustiosos para quienes los sufren.12 Julia R. Lippman ha comprobado que la exposición a películas y series de televisión que presentan esas conductas como románticas hacen que los espectadores tiendan a creer en mitos más relacionados con el acoso y la culpabilización de la víctima.13
Quiero dejar claro que el objetivo de todo esto y, sin duda, el objetivo de este libro, no es ser anti-amor. Que te quieran y querer a otras personas es algo realmente maravilloso. Algunos de los mejores momentos de nuestras vidas pueden ser esos en que descubrimos nuestra conexión con una persona nueva, cuando nos sentamos a charlar hasta muy tarde, cuando disfrutamos mutuamente de nuestros cuerpos, o cuando disfrutamos de un fin de semana relajado junto a alguien con quien nos resulta fácil crear intimidad. El amor puede ser una fuerza motivadora detrás de lo mejor de lo que es capaz el ser humano: un momento de gran altruismo o creatividad. Pero eso no requiere necesariamente el tipo de amor romántico concreto del que estamos hablando aquí. De hecho, tal y como muestran los estudios que he citado anteriormente, ese tipo de amor suele ser un obstáculo.
Lo que estoy cuestionando es la idea de que solo hay una forma de amar, y el peso que eso pone sobre nuestros hombros y nuestras relaciones.
Haz la prueba¿Es el amor romántico lo máximo? |
Antes de continuar, hagamos un ejercicio rápido para bajar al amor romántico de su altar como la experiencia máxima en la vida. Anota cosas de tu vida que te hicieron sentir tan bien como enamorarte, o al menos algo similar. He propuesto algunos ejemplos de participantes en talleres durante años. Puedes añadir los tuyos y tachar los que no sean relevantes para ti.
Fig. 3.3. Experiencias de la vida similares a enamorarse.
Sin duda resulta fácil percibir que el ideal de amor romántico tiene algunos problemas: la vida no suele parecerse a un cuento de hadas. Incluso en la clásica serie de televisión Sexo en Nueva York, los personajes principales eran bastante cínicos. En un episodio, Carrie pregunta si las almas gemelas son «reales o un instrumento de tortura». Miranda señala la tragedia de vivir sintiendo que nunca eres suficiente. Samantha dice que la Media Naranja es un ideal inalcanzable que lleva a la gente a fracasar. Solo una ingenua Charlotte se aferra al mito diciendo: «Creo que hay una persona perfecta en el mundo que te completa». A pesar de su escepticismo, por supuesto, todas las mujeres de Sexo en Nueva York se comprometen con su Hombre Ideal al final de la serie, lo cual implica, quizá, que Charlotte era la más sensata.
A veces nos olvidamos de que las películas y series de televisión convencionales tienen una estructura narrativa que siguen estrictamente, con unos giros concretos de guion y ciertos recorridos vitales de sus personajes. Los libros sobre escritura de guiones dicen, casi segundo a segundo, cuándo debe comenzar y terminar cada acto de la película, cuándo debe haber un vuelco, el momento más dramático de la película y demás.14 Cuando disfrutamos de una película suele ser porque cumple con todos esos requisitos en el momento idóneo. El problema es que ver una película tras otra, aparte del placer que proporciona, puede contribuir a que imaginemos una vida que funciona también así. La complejidad y los líos de nuestras propias historias de amor pueden parecer erróneos cuando los comparamos con un relato que nos resulta tan familiar.
Pero la vida real no sigue un guion tan sencillo. Si no tenemos cuidado, terminamos persiguiendo un escurridizo final-feliz-para-toda-la-vida, ya sea en una relación, o de una relación a otra, en lugar de reconocer que todas las relaciones y todos los estados emocionales van a tener altibajos.
Pensamiento mágico
Pensemos en algunas razones más para cuestionar la versión idealizada del amor romántico. Quizá el problema más obvio de la idea de la Media Naranja sea el pensamiento mágico que supone creer que existe solo una persona en todo el mundo que será la correcta para ser nuestra pareja, y que en cierto sentido, nuestro destino es ser pareja. Tendríamos que creer en una poderosa fuerza del destino que nos pusiera en contacto con esa persona. Parece poco probable que nos criemos justo en el mismo barrio, asistamos al mismo colegio o terminemos en la misma app para ligar.
Obviamente, muchas personas encuentran más de una Media Naranja en su vida. Cuando las relaciones anteriores se han terminado, podemos pensar que la Media Naranja anterior no era la correcta, de manera que la Media Naranja actual sí lo es (ver capítulo 8). La forma en que los recuerdos se vuelven borrosos y difusos con los años nos ayuda a reescribir la historia de nuestro pasado. Pero es complicado negar que hay personas que aman una vez, pierden a su pareja en una ruptura, muerte o un traslado a otra ciudad, y entonces vuelven a amar de nuevo, estableciendo una relación tan intensa y apasionada con una segunda, tercera, e incluso cuarta persona. Se supone, entonces, que si hubieran tenido una vida diferente, habrían conocido a personas diferentes y formado esas relaciones con esas personas. Quienes están intentando vendernos su app para ligar o su libro de autoayuda quizá quieran que creamos en la escasez de parejas potenciales, pero podemos quitarnos la presión si nos damos cuenta de que hay muchas personas con quienes podríamos conectar. El amor es más abundante que escaso.
La psicología ha analizado miles de relaciones para descubrir qué es lo que hace que la gente se atraiga entre sí. Al parecer, detrás de la formación de la mayoría de las relaciones hay tres fuerzas no-demasiado-míticas: familiaridad, semejanza y atracción física.15 Compramos productos que nos resultan familiares y seguros, como el jabón lavaplatos que hemos usado en casa toda la vida, y tendemos a que nos gusten personas cuyas caras nos resultan familiares. Nos atraen personas que se nos parecen porque es fácil interactuar con ellas, porque sentimos la seguridad de que probablemente también les gustemos y porque nos ofrecen una sensación de validación de nuestros propios valores e intereses. Finalmente, como vimos en el capítulo 2, aprendemos del mundo que nos rodea qué se supone que debemos encontrar atractivo y tendemos a perseguirlo.
Familiaridad, semejanza y atracción física se alimentan entre sí: es más probable que interactuemos con personas que se nos parecen —con quienes trabajamos o que van a los mismos eventos— y es más probable que encontremos similitudes con las personas que vemos a menudo. Desgraciadamente, la mayoría también tendemos a encontrar a la gente más atractiva si se corresponde con el cuerpo ideal que tan a menudo hemos visto, y si no tiene un aspecto demasiado diferente al nuestro en cuanto a color de la piel, edad, tipo de cuerpo, supuesto nivel de atractivo, etc. Así que podríamos sustituir el concepto de Pareja Ideal por Pareja Conveniente, Pareja-un-poco-parecida-a-mí y Pareja-a-la-que-me-han-educado-para-encontrar-atractiva.
Diferentes formas de amor
Pasando de la psicología a la sociología, sabemos también que la gente tiene relaciones de muchas formas distintas. El concepto de amor romántico que tenemos hoy día es diferente de cómo se entendían las relaciones en el pasado, y de cómo se entienden en todo el mundo.