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Autora
Remedios Zafra
Corrección
Sonia Berger
Diseño de la colección
Maite Zabaleta
Maquetación
Zuriñe de Langarika
Ilustración de la autora haz click para ver imagen
Josunene (Josune Urrutia Asua)
Edición
consonni
C/ Conde Mirasol 13-LJ1D
48003 Bilbao
ISBN: 978-84-16205-36-3
Primera edición enero de 2015, Bilbao
Segunda edición junio de 2018, Bilbao
Edición en formato digital: junio de 2018
Esta obra está sujeta a la licencia Reconocimiento-NoComercial- CompartirIgual 4.0 Internacional de Creative Commons (CC BY-NC-SA 4.0). Los textos y traducciones pertenecen a sus autoras/es. La reproducción de imágenes de la obra se realiza a modo de cita, justificada por el fin de investigación de la obra.
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consonni es una productora de arte contemporáneo sin ánimo de lucro y una editorial especializada localizada en Bilbao. Desde 1996, consonni invita a artis- tas a desarrollar proyectos que generalmente no adoptan un aspecto de objeto de arte expuesto en un espacio. consonni investiga fórmulas para expandir conceptos como el comisariado, la producción, la programación y la edición desde las prácticas artísticas contemporáneas. consonni propone registrar las diversas maneras de hacer crítica en la actualidad y de crear esfera pública, con los feminismos como hoja de ruta. La editorial cuenta con tres colecciones: Proyectos, Paper y Beste.
OJOS Y CAPITAL
[...] actualmente, a medida que tantos luchamos con la manera de definirnos en el mundo moderno, existe una amenaza mayor que la pérdida de privacidad: la pérdida de visibilidad. En nuestra sociedad hiperconectada, muchos de nosotros solo queremos que nos vean.
Umberto Eco
Nosotros, los conectados, desde siempre sabemos que el ojo es el órgano. ¿Qué sería de Internet sin un ojo que lee o mira o que evita ser mirado o que quiere ser mirado? El ojo necesita saber de otros ojos, aunque ya no los mire de frente. El ojo necesita ejercitarse como unos genitales erectos, un ojo está erecto la mayor parte del día, apenas descansa.
Laura Bey
No me mires. NO me mires. NO ME MIRES.
Jan Ekato
PREFACIO. "MIRANDO EL VER"
Esta que escribe tiene cuerpo con ojos. Sueña (esta que escribe) con ojos biónicos capaces de ser reparados con facilidad. No me importaría graduarlos con botones, como cuando manejo el minúsculo telescopio que me han recomendado para ver los nombres de las calles y los horarios de vuelos y trenes en esos no lugares que habitan. No pocas veces la lente que permite enfocar “da existencia”. Es la diferencia entre ser o difuminarse. De eso trata este libro.
En algún momento reciente soñó este ensayo con una segunda edición narrada y con voz, subversiva con los tiempos y útil para los que derivan a un mundo más borroso u oscuro por una visión mermada, o simplemente se toman un respiro del “ver sin descanso”. Pero también por la íntima poética del contraste, que es como la poética del azar y de la suerte y que, inesperadamente, hace convivir en la misma frase al que abraza y al que se quedó sin brazos, un hablar de ojos cuando la visión se oscurece.
Ver poco es como percibir de otra manera. Más lento, más interior, como un replegarse a veces, o quedarse mirando (desde dentro) la lente que es el ojo. Cuando Juan (Martín Prada) lo descubre me dice que “miro el ver”. Juan sabe, porque es compañero de finísima mirada, tan cercano a mí y a lo que escribo, que no pocas metáforas e ideas que aquí se hilan le pertenecen o se detienen a ser descritas porque en algún momento él las miraba. Con seguridad y gratitud son las que más brillan.
Pero les decía que para esta segunda edición había imaginado acompañar estas páginas con un libro que no precisara ser visto, sino ser escuchado, sobre el que no cabría ya la hojeada, un libro-voz capaz de resistir la lectura como vistazo de nuestras derivas online. Imaginen una voz trémula con sus titubeos roncos y aire contenido que les lee este ensayo, a ratos una voz máquina. Ni consonni ni yo perdemos la esperanza de hacerlo algún día.
Por ahora, este ensayo sobre ojos y capital que ustedes comienzan es un libro para ser visto y leído, una obra que busca describir en algunas de sus formas el tiempo que vivimos. Un libro que también podría haberse titulado “Cultura-red”. Sin embargo, son la mirada y las lentes políticas y económicas que configuran esta cultura mediada por pantallas las que funcionan como punto de entrada e hilo conductor. Y lo hacen proponiendo que los ojos y el capital son monedas cada vez más igualadas, que ambos nos hablan de nuevos sistemas de valor, poder e identidad en un mundo excedentario en lo visual y siempre conectado.
Porque, ¿cuánto vale ser visto por unos ojos, cuánto por un millón? ¿Qué poderes generan valor en lo que es objetivado porque ha sido visto y cuantificado? ¿Por qué existir en el mundo es equiparado por muchos a ser visto en Internet? ¿Qué damos a cambio cuando vemos y cuando somos vistos en la red? ¿Qué estamos dispuestos a dar y a perder por lograrlo? ¿Cómo resistirse a que el mundo venga ya interpretado en sus formas de verdad ante el exceso de yoes luminosos movidos por datos y capital? ¿En qué nos interpela, acaricia o inquieta la mirada del otro como vínculo entre iguales (su política, su ética, su amor)?
Estas preguntas se entrelazan en este ensayo, para el que cabe tener presente aquella clave maussiana que sugería “la obligación de dar, recibir y devolver” como principio latente e incrustado en las formas cotidianas de relación y creación de valor de distintas culturas y tiempos. Hoy la lógica inmaterial de intercambio simbólico de esta cultura se sustenta fuertemente en la imagen; el sujeto, intensamente en los ojos. Ambos protagonizan lo que damos, recibimos y devolvemos en Internet inscribiendo diferentes obligaciones, en su mayoría camufladas de elección y reiteradas por las empresas que se disfrazan de espacio público online.
Por último, también vendrá bien a quienes lean este libro saber que fue escrito al mismo tiempo que Los que miran, novela en un principio titulada Lamer la imagen. De manera inevitable se entrecruzan como caras A y B de asuntos que aparecen como ondas cuando hablo de multitud, miedo, ética, trabajo y pantallas. Los nodos de intersección no son casuales pues confluyen; porque solo la ficción (allí y aquí) permite narrar, en unos casos, la especulación sobre las nuevas formas de colectividad que los tiempos favorecen. Y en otros, la necesaria imaginación de los sujetos atrapados en su dolor, en sus tiempos, imágenes y trabajos, cuando la única compañía garantizada es hoy la tecnología. Varios hilos salen de Ojos y capital hacia Los que miran, y algunos otros hacen de raíz de mi libro más reciente (El entusiasmo), porque los libros se acotan solo artificialmente pero en esencia son como líquidos y fluyen.