Guido Pagliarino

Sindone: La Misteriosa Sábana Santa De Turín


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mis creencias nunca han dejado de basarse en el testimonio del Nuevo testamento, no en la Sábana Santa, y es con ese mismo espíritu con el que publico ahora esta nueva edición de mi ensayo divulgativo sobre ella, realizado considerando nuevos datos y corrigiendo un par de inexactitudes del libro escrito hace años y del texto correspondiente que difundí por la web en el 2000 como modesto corolario de la Ostensión de ese Año Santo. He organizado el ensayo de forma que vuelvo varias veces sobre ciertos argumentos, desde perspectivas diversas, de forma que el lector no pueda considerar tales reiteraciones como pleonásticas y mucho menos involuntarias: la obra comprende una parte de presentación general (en algunos puntos, por considerarlo útil, empezando a profundizar, como en el caso de las conclusiones médicas del anatomopatólogo Pierluigi Baima Bollone) y una sección, dividida en capítulos, con un tratamiento específico de argumentos particulares ya tocados en la primera parte, como por ejemplo las fotografías sindónicas, y una cronología.

      La Sábana Santa de Turínantes de las restauraciones del verano 2002 (ver Cronología, año 2002)

      La Sábana Santa de Turín después de las restauraciones realizadas entre el 20 de junio y el 22 de julio de 2002

      - Foto distribuida a la prensa por la Arquidiócesis de Turín -

      La Sábana de Turín en positivo y en negativo

      La Sindone (Sábana Santa en el entorno católico) es una sábana (sindòn = sábana, tela) de lino de un grosor de apenas 0,34 milímetros, tejido en forma de «espina de pescado» con una técnica ya conocida hace dos mil años en Egipto (se conservan restos egipcios de hace cincuenta mil años), en Palestina y en otras zonas del Medio Oriente. El hilado es de «torsión en sentido Z» (en sentido de las agujas del reloj), en lugar de «en S» (contrario a las agujas del reloj) como se haría en épocas posteriores.7 Se trata de técnicas de hilado y tejido de las cuales ya se había perdido el recuerdo muy al principio del Medioevo. Esta Tela mide, después de las restauraciones de conservación realizadas en 2002 (v. Cronología, año 2002), 4,41 metros de largo y 1,13 metros de ancho.8 Su Custodio oficial es el arzobispo pro tempore de Turín (es decir, quien ocupa el puesto). La Sábana Santa está en Turín desde 1578, con algunas interrupciones ocasionales, normalmente debido a guerras, como durante el asedio francés a la ciudad de 1706 y, la última vez, a lo largo de la Segunda Guerra Mundial, tras cuyo estallido en 1939 (en previsión de que también Italia, como acabó sucediendo, entrara en guerra) se trasladó, para protegerla de los bombardeos, al Santuario de Montevergine, cerca de Avellino. Volvió a la capital piamontesa en 1946.

      La Sábana Santa de Turín, aunque en casi todo el mundo se la conoce sencillamente como la «Sindone», es una tela todavía en parte misteriosa.

      Como se puede observar en las fotos anteriores, presenta diversas manchas, cuya naturaleza y causa solo se conocen parcialmente. Como veremos, en algunas partes de estas manchas la Sábana Santa se comporta como un negativo fotográfico. En otras partes, no.

      Sobre esta tela hay remiendos y señales de abrasión.

      Se sabe, a la vista de las muestras y los análisis de los expertos, que en ella hay restos de pólenes de plantas del Medio Oriente y de flora de los Alpes. Además, en la tela hay restos de aloe y de mirra, además de aragonito (composición de carbonato de calcio, hierro y estroncio), una tierra presente en Jerusalén y, en particular, en una tumba estudiada por Riccardo Levy-Setti, un investigador de la Universidad de Chicago, que, comparándola con el aragonito de la Sábana Santa, ha concluido que los dos minerales son exactamente iguales.

      También es seguro que sobre la tela hay manchas de sangre coagulada del grupo AB con restos de ADN, después de análisis efectuados por diversos anatomopatólogos de prestigio internacional, entre ellos el profesor Luigi Baima Bollone, antes catedrático titular y ahora profesor emérito de medicina forense en la Universidad de Turín.

      Por cierto: Es cuando menos curioso saber que sangre de idéntico tipo AB mancha el llamado Sudario de Oviedo (España), una tela de 83x52 centímetros. Estas manchas hemáticas tienen formas simétricas y, por lo que se dice, corresponderían en su conjunto a un rostro humano.9 Además, resulta interesante el hecho de que los restos (reliquias) del milagro que cuenta la tradición que ocurrió en el siglo VIII en Lanciano, en la provincia de Chieti (un sacerdote dudaba de la presencia de Cristo en la Eucaristía mientras estaba consagrando y el pan y el vino se transformaron en carne y sangre), son: sangre del grupo AB, como la de la Sábana Santa; carnes humana del tejido miocárdico (análisis de 1970 del profesor Odoardo Linoli, anatomopatólogo).10

      A continuación, fotografía del Sudario de Oviedo y del Ostensorio, con la carne y la ampolla, con la sangre coagulada, en el Santuario de Lanciano:

      Algunas manchas de la Sábana Santa están acompañadas de suero sanguíneo (lo que significa sangre de cadáver) y otras no, lo que significa que son de una persona aún viva.

      También es verdad que la Tela ha sufrido abrasiones en el pasado lejano. Quedan restos muy evidentes: en particular los del incendio documentado el 4 de diciembre de 1532, desatado en la capilla de Chambery, en Saboya, donde se custodiaba la Sábana (v. Cronología, año 1532): dos tiras carbonizadas a todo lo largo de la Tela y agujeros, cubiertos después por encargo a las hermanas clarisas de un convento vecino. Además, las religiosas cosieron, para reforzar la sábana, un forro en su reverso, una tela de Holanda, a lo largo de toda su extensión. Los parches y la tela de Holanda fueron retirados por expertos con ocasión de la restauración de la Sábana Santa de 2002.

      Esquema de las abrasiones

      línea de abrasión ___ agujero O

      Es además absolutamente evidente que sobre la sábana está impresa la imagen de un cuerpo humano de frente y de espaldas. Esta imagen humana sobre la Sábana Santa es sustancialmente un negativo fotográfico. Así, una vez impresa fotográficamente sobre el carrete, o más antiguamente en la placa negativa, aparece como positiva. Es algo así como si el Hombre se hubiera reflejado y en este espejo que es la Sábana Santa hubiera quedado fotografiado en negativo su imagen: como en todos los negativos y como en una imagen en un espejo, es decir que lo que está a la derecha aparece a la izquierda y viceversa.

      Para ver claramente lo anterior, comparemos una foto positiva y otra negativa de una obra de arte bizantina (un icono pintado) e, inmediatamente debajo, una foto positiva y otra negativa del Rostro del Hombre de la Sábana Santa:

      Las rayas que atraviesan el pelo y la barba del Rostro de la Sábana Santa son dos pliegues de esta debidos a quién sabe qué causas pasadas, tal vez por el forro cosido en el reverso por las clarisas de Chambery después de incendio de 1532. Lo mismo pasa con las manchas de sangre, por ejemplo, la muy evidente sobre la frente que tiene la forma respectivamente de «ℇ»,