inapropiado, ella sería una encantadora esposa. Pero con su forma de ser- bueno el se compadecía del hombre que se atara a la muy bruja.
Graham miró a Blackmore. “¿Como están las cosas con Hannah? ¿Algún progreso en su búsqueda de pareja? Tan pronto como el hubo preguntado deseó apartarse de la cuestión. ¿Qué diantres le importaba a el si a ella le estaban cortejando o no?
Blackmore dejó escapar un suspiro. “Ningún progreso en absoluto, y está más necesitada que nunca. Narissa dice que me preocupo demasiado, pero la verdad es que Hannah, esta al borde de la ruina.”
Graham no pudo evitar si no pensar que Blackmore no sabía ni la mitad. La culpabilidad le embargaba de nuevo. El tenía que se honesto con su amigo. Graham se arriesgo a mirar otra vez en la dirección de Lady Hannah mientras abría la boca para confesar. Ella le dedicó una amplia sonrisa, y las palabras murieron en su lengua. El iba a ir al infierno.
“Anoche volvió a desaparecer y justo cuando estaba a punto de abandonar la búsqueda apareció de nuevo misteriosamente en su habitación.”
“¡No me digas!” Graham se alisó la corbata, “y, ¿Cuál fue su explicación?”
“No me dio ninguna. Solo dijo que me preocupo demasiado.” Blackmore se paso la mano por el pelo. “No tengo ni idea de como ella consigue siempre escaparse.” Tengo a unos sirvientes apostados ante su puerta y patrullando el rellano y aun así ella siempre consigue escabullirse.”
“Quizás debas hacer como te sugerí y presentarle a unos cuantos buenos caballeros entre los que escoger. Graham le recordó su antigua sugerencia.”
“Sabes que no puedo hacer eso. Le prometí a mi madre que nunca la obligaría a casarse.”
“Si, ya me lo has dicho.” Graham posó su atención sobre el árbol en el que había visto a esa diablesa escalar hasta su habitación la noche anterior. El señaló con la cabeza hacia este y dijo, “Puedes talar ese árbol ahora.”
Blackmore siguió la mirada de Graham, con los ojos entrecerrados. “¿Qué es lo que tiene que ver ese viejo árbol con nada de esto??”
“El árbol esta demasiado cerca de su balcón.” Graham podría añadir mucho más sobre el asunto, pero, aun así, ya había dicho demasiado. Quizás el podría lamentar el pacto que había hecho con Hannah, pero su palabra era su honor. Y el no traicionaría su confianza.
Blackmore cambió la dirección de sus pasos y empezó a caminar hacia el viejo árbol torcido. Graham moró a través del césped con los ojos entrecerrados, buscando a las señoras, pero ahora no podía verlas. Una vez determinó que no había moros en la costa, el siguió a Blackmore y pararon al lado de la base del árbol.
Blackmore estiró la mano y cogió una de las ramas inferiores del árbol. “¿Supones que usa este árbol para escapar?”
Graham sabía demasiado bien que así era. Pero en lugar de admitirlo el sacudió la cabeza. “No tengo la más mínima idea, pero no hará ningún mal si talas este árbol.”
“Ciertamente no.” Blackmore se subió a la rama. “No se rompe. Seguro que también puede aguantar a Hannah. Haré que la corten inmediatamente.”
Graham miró de nuevo hacia donde había visto a Lady Hannah. Ella se iba a poner furiosa. Después de sentirse culpable rápidamente se sintió aliviado. Una pequeña sonrisa se extendió en sus labios. Deja que se irrite. No es menos de lo que merece por haberse puesto en peligro a sí misma. Además, ahora que el se había involucrado, el le debía a Blackmore el proteger a la diablesa tan bien como podía. Y cortar el árbol sería un buen paso en esa dirección.
“¿A dónde fuiste anoche?” Preguntó Narissa,
Hannah sonrió y subió la barbilla, permitiendo que los rayos del sol se filtraran bajo sus sombrero.
“Fui a ver jugar a la garra,”
“¡No!, ¿lo hiciste?” Me prometiste que no harías algo tan estúpido otra vez.”
“Mis acciones no fueron estúpidas, fui precavida.” Alegó Hannah. “Además tu compartías mi deseo por ir.” ¿Cómo puedes condenarme por algo que tu misma pensaste hacer?
La verdad es que ella le había prometido a Narissa que se abstendría de hacer nada escandaloso o peligroso después de su ultima arriesgada escapada, y para la manera de pensar de Hannah, ella había cumplido su promesa. Pero a juzgar por la cara de horror de su cuñada, Narissa no estaba de acuerdo.
“No puedes comparar mi deseo de ir con el hecho de que tu has ido.” Narissa sacudió la cabeza y continuó, “¿Cómo puede una ser cuidadosa estando en Seven Dial? ¿Y además sola? Narissa arqueó la ceja mientras observaba a Hannah.
“Me vestí con mis pantalones y me llevé la pistola.” Hannah dio unos golpecitos en su cadera, donde había estado la pistola.” No pasó nada, pero si algo malo hubiera pasado, habría estado preparada.”
Narissa tomó una gran bocanada de aire y lo dejó expulsar lentamente. “Hannah, eres mi amiga. Es difícil enfadarme contigo porque comprendo tu necesidad por tener aventuras, pero Seth es mi marido, mi deber hacia el está por encima de todo.”
Hannah asintió, pensando que ella se sentiría culpable por poner a Narissa en esa tesitura, pero no se sentía culpable. Su cuñada se divirtió al máximo antes de casarse con Seth. Más aún, ella era su amiga y enemiga de Seth. Hannah no veía ningún motivo por el que debiera cambiar su amistad solo porque ella se había casado con Seth.
“No puedo seguir guardando tus secretos cuando estos le causan a Seth tanto estrés.”
“¿Qué?” Dijo Hannah incrédula. Estaba claro que Hannah estaba equivocada sobre su relación” “¿Quieres decir que me vas a delatar.?”
“Quiero protegerte de ti misma.”, dijo Narissa.
Hannah cerró los ojos y sacudió la cabeza. Las cintas de su sombrero le hacían cosquillas en el pecho con el movimiento. “No necesito protección.”
Hannah empezaba a estar harta de que todo el mundo deseara protegerla- excepto ella. Ella sabía lo que hacía y los riesgos que corría. Eran riesgos que ella quería correr. Ella tenía un fuerte deseo de vivir u vida según sus términos y no podía entender por que todo el mundo quería entrometerse. Todo sería diferente si ellos fueran unos retrógrados lores y ladis, pero cada uno de ellos tenían su lado salvaje-
Seth fue un pícaro de renombre antes de sentar la cabeza con Narissa. Hananh conoció a Narissa cuando ella la invitó aun juego femenino infernal. Por no mencionar el hecho de que Narissa participaba en carreras de caballos masculinas. Además, ella la entrenó. Todo eso no era adecuado para una duquesa. Y Ramsbury… Hannah apretó los labios. Se iba a enterar de lo que vale un peine.
Narissa descanso una mano en el hombro de Hannah. “Eres joven y enérgica. No eres capaz de ver el peligro.”
“Siempre sopeso los riesgos antes de hacer algo.” Contratacó Hannah.
Narissa sonrió. “¿Nunca has deseado casarte?”
“No de manera inminente.” Dijo Hannah, entonces añadió rápidamente. “Y no a menos que me enamore.”
Chica lista su cuñada al cambiara de tema sin abandonarlo totalmente. Sin embargo, lo que Hannah opinaba sobre el asunto no había cambiado en absoluto.
“Reducirás enormemente tus posibilidades si por el camino te arruinas.” Narissa le dio unos golpecitos en el hombro a Hannah. “Solo quiero lo que es mejor para ti. Quizás en el futuro, deberías llevarte a Brooke o Katherine cuando te aventures por ahí. Así al menos no estarás sola.”
Hannah estaba quieta, su mirad estaba puesta en el árbol cerca de su balcón. Ella no podía creer lo que estaba viendo. “¿Qué demonios estaba pasando?” Ella tocó a Narissa con el codo. “Mira.”
Narissa miró al árbol y entonces de nuevo a Hannah. “Yo no…– “
“Por supuesto que no. Ha sido Ramsbury.” Hannah