tipo hizo un gesto hacia ella mientras mantenía contacto visual con Alanna. "Creo que ya ha conocido a la agente especial de la FCCU, Sheila McBride".
Le lanzó una mirada rápida a la agente, que ella ignoró. "Lamento que hayamos comenzado sin ti".
La mujer se recostó contra la pared enfurruñada con ambas manos en los bolsillos de la chaqueta. Todo en ella delataba a una fanática del control. Alanna podía decirlo por la forma en que esta agente McBride ladraba órdenes en el momento de su arresto. También estaba bien familiarizada con la penetrante mirada que la agente le dirigía de vez en cuando. Toda su vida había crecido alrededor de gente que la tildaba de delincuente. Ella respondió con una amplia sonrisa burlona.
El agente del Servicio Secreto movió su mano para llamar su atención. "Entonces, ¿quiere decirnos qué estaba haciendo en ese edificio de apartamentos? ¿O por qué se escapó de los agentes de la FCCU que se le acercaron?
Ella apretó las yemas de sus dedos, mientras apoyaba sus hombros contra el respaldo de la silla.
“¿Le importaría decirnos cómo llegó allí? Hallamos su auto en su apartamento".
Ella apretó la mandíbula. Si no sabían de Brayden, estaba malditamente segura que no les diría nada. La agente McBride se acercó a la mesa. Definitivamente todavía estaba adolorida por el empujón que recibiera fuera del apartamento de Javier. Había hostilidad entre ambas. Alanna tenía poca simpatía por las personas que la enfrentaban. Especialmente las chicas con actitudes de superioridad. Ella lo atribuía a los años de ira acumulada por vivir con una figura materna disfuncional. Suficiente para durarle toda la vida.
La agente McBride se inclinó amenazadoramente. "¿Adivina qué descubrieron en tu computadora portátil después de una búsqueda ordenada por un tribunal en tu apartamento?"
Los datos de sus ataques por medio del phishing, la mayor fuente de dinero de todas sus estafas. Ella enviaba cadenas de correos electrónicos que parecían venir de Instagram, Facebook o cualquier otra fuente ampliamente aceptada. Algunas personas sin sospechar nada abrían los mensajes y enviaban su información personal a las páginas web falsas que ella había creado.
Ella bajó la barbilla antes de responder. "¿Minecraft?" Refiriéndose al conocido juego de computación.
Los ojos azules de la agente McBride se entrecerraron. "Obtención de información sobre personas. Robo de identidad. Resistir el arresto. Allanamiento. Estás a punto de hacer muy feliz a un afortunado fiscal federal".
El pulso de Alanna se aceleró. La mayoría de los datos en su servidor privado estaban encriptados. Excepto los correos electrónicos que había enviado en la mañana. Podía haber sido más cuidadosa, pero no contaba con una emboscada de los federales al comienzo de la tarde. Si no era un engaño, estaba jodida. Pero no iba a traicionarse a sí misma con ninguna señal de pánico. El juego de la Agente McBride era hurgar en su mente. Alanna había soportado tantas veces que fuesen contra ella que ya no se asustaba.
Ella volteó su atención hacia el Agente Palmer, debía tener unos cuarenta años. Las arrugas comenzaban a aparecer en su rostro. "Quiero un abogado".
“¿Tiene un abogado al que pueda llamar? Si no, tendrá que esperar horas antes de que el tribunal le asigne uno".
Ella frunció el ceño ante su pequeño intento de intimidación. "Esperaré. No obtendrá nada de mí hasta entonces".
El agente Palmer cortó a la Agente McBride antes de que ella pudiera replicar. "Bien, no hable ¿Escuchará primero lo que tenemos que decir?
"Muy bien, dispare".
Abrió la carpeta y luego golpeó una hoja de papel bajo de su rostro. "¿Está familiarizada con este grupo?"
Ella reconoció la captura de pantalla enseguida. En la parte superior había una bandera de anarquistas roja y negra con una estrella en el centro. Debajo había una imagen en blanco y negro del Che Guevara, como las que veía en las camisetas. Javier no estaba muy emocionado al ver ese rostro cuando Brayden alardeó sobre el sitio web pirateado. Su familia había huido de Cuba por lo que no era precisamente un fanático de todo lo que al Che se refería.
Junto a la imagen había una cita: "Ahora es el momento de deshacerse del yugo, forzar la renegociación de las deudas externas opresivas y forzar a los imperialistas a abandonar sus bases de agresión".
Ella giró su cabeza sobre su hombro izquierdo. "Sí, sé de Anti América, están en las noticias todos los días".
No es que estuviese interesada en hacerles un seguimiento, pero había recibido resúmenes y comentarios que no había pedido sobre el tema gracias a Brayden. Por mucho tiempo él había sido un hacker activista y un partidario decidido que apoyaba causas sociales a través de Internet y hacía comentarios anticapitalistas. Cuando empezaba a hablar de cómo "el sistema estaba diseñado para que los ricos explotaran a las masas", nadie podía callarlo.
El agente Palmer tomó la página con la captura de pantalla y la agitó mientras su compañera de equipo caminaba por la esquina del salón. "Esta era la página de ´Nexus Bank después del primer ataque de Anti América el 1 de mayo – el día internacional del trabajador – para conmemorar el período de Red Scare (miedo a un potencial surgimiento comunista) de 1919 hace un siglo, seguido de ataques contra el Dominion y el First Regency. Los tres bancos más grandes del país pirateados en los últimos dos meses".
Los agentes actuaban como si su discurso de alguna manera le importara. "¿Esta es la razón por la que ustedes dos están hablando conmigo?"
El agente Palmer asintió. "La agente McBride y yo somos parte de un grupo de trabajo inter agencias asignado para investigarlos".
"Bien por ustedes."
"¿Cuál es su opinión de Anti América?"
Los oídos de Alanna se llenaron con el sonido de la agente McBride masticando su chicle en la esquina. "No tengo ninguna y no podría importarme menos. ¿Cuál es la de ustedes?"
"No son hackers activistas que luchan por causas como LulzSec o NullCrew. Son anarquistas. Su juego final es poner a este país de rodillas. Y cuantos más seguidores atraigan, más peligrosos se volverán".
Desde que Anti América publicó un manifiesto en línea después del primer ataque, habían estado reuniendo a todos los anarquistas ocultos en el closet por medio de foros, salas de chat y Twitter. Ella no tenía ni idea de cuántos eran. Pero cada vez que encendía la televisión, abundaban las noticias sobre nuevas protestas en las principales ciudades del mundo.
"Bueno, apartando el melodrama, ¿qué tiene esto que ver conmigo?
Se inclinó hacia atrás y luego juntó las manos. "¿Conoce a un hacker llamado Paul Haynes?"
Alanna apoyó el cuello contra el respaldo de la silla. El hecho de que los federales mencionaran el nombre de Paul significaba que estaban conscientes de que era un hacker malintencionado (un hacker de sombrero negro). Era mejor que anduviese con cuidado. Sin saber qué pruebas tenían para vincularla con Paul, no podía ser demasiado obvia y negar cualquier conexión con él.
Inclinó la cabeza. “Puede responder con un simple sí o no. ¿Lo conoce o no?
El silencio solo la haría verse más culpable en sus mentes. Tal vez si respondiera, él finalmente llegaría al punto. "Lo conozco. Pero no muy bien. Hemos hablado un par de veces".
"¿Cuánto tiempo ha pasado desde que le habló por última vez?"
"Unos pocos meses. ¿Por qué? Mejor que ella lo hiciera pasar por un conocido. Ya estaba en suficientes problemas con sus propios delitos sin necesidad de que la asociaran con él.
"Su compañero de cuarto fue encontrado asesinado".
El estómago de Alanna se revolvió mientras se retorcía en su asiento. Los dos agentes estaban estudiando su reacción con interés, tenía que controlar sus emociones. Pero no podía evitar sentir pena por Paul. No importaba lo que pensara de él, no podía soportar la idea de lo desgarradora que debía haber sido esa pérdida.
"Íbamos a traerlo hace