usar esta extraña propiedad para diseñar las leyes de un nuevo mundo: abstraer nuestro espacio platónico de sus fundamentos básicos de satélites, cables submarinos y quienes los controlan. Fortalecer nuestro espacio detrás de un velo criptográfico. Crear nuevos territorios a los que no puedan acceder aquellos que controlan la realidad física, porque seguirnos en dichos espacios requeriría de recursos infinitos.
Y de esta manera, declarar nuestra independencia.
Los científicos del Proyecto Manhattan descubrieron que el universo posibilitaba la construcción de una bomba nuclear. Esta no era una conclusión obvia. Quizá las armas nucleares no estuviesen dentro de las leyes de la física. No obstante, las bombas atómicas y los reactores nucleares son parte del universo. Son fenómenos que el universo bendice, como la sal, el mar o las estrellas.
De manera similar, el universo, nuestro universo físico, cuenta con la propiedad que le permite a un individuo, o un grupo de individuos, de manera confiable, automática e incluso sin saberlo, cifrar algo de modo tal que ni todos los recursos ni toda la voluntad política de la mayor superpotencia sobre la Tierra puedan descifrarlo. Y los senderos de la codificación entre las personas pueden entramarse para crear regiones libres de la fuerza coercitiva del Estado exterior, libres de la interceptación en masa, libres del control estatal.
De esta manera, las personas pueden enfrentar su voluntad a la de una superpotencia totalmente movilizada y ganar. La criptografía es la materialización de las leyes de la física, y no sabe de las bravuconerías de los Estados, ni de las distopías de la vigilancia transnacional.
No es obvio que el mundo tuviera que transitar este camino. Pero el universo de algún modo consagra la codificación.
La criptografía es la forma más acabada de acción directa no violenta.
Si bien los Estados con armas de destrucción masiva pueden ejercer una violencia ilimitada sobre millones de individuos, una sólida criptografía hace que ningún Estado, por más que ejerza una violencia ilimitada, pueda violar el propósito de mantener secretos a resguardo.
Una criptografía sólida puede resistir la aplicación de violencia ilimitada. No hay cantidad de fuerza coercitiva que pueda resolver un problema matemático.
Pero, ¿podríamos tomar este extraño dato sobre el mundo y desarrollarlo para que constituya un pilar emancipador básico de la humanidad en el espacio platónico de internet? Y a medida que las sociedades se fusionan con internet, ¿se podría proyectar esa libertad en la realidad física para promover una redefinición del Estado?
Recordemos que los Estados son los sistemas que determinan dónde y cómo se aplica consistentemente la fuerza coercitiva.
La pregunta de cuánta fuerza coercitiva puede filtrarse al espacio platónico de internet desde el mundo físico queda respondida por los ideales de la criptografía y los criptopunks.
A medida que los Estados se fusionan con internet y el futuro de nuestra civilización deviene en el futuro de internet, estamos obligados a redefinir las relaciones de fuerza.
Si no lo hacemos, la universalidad de internet convertirá a la humanidad en una enorme red de vigilancia y control en masa.
Debemos dar la voz de alarma. Este libro es como un grito del centinela en la noche.
El 20 de marzo de 2012, estando bajo arresto domiciliario en el Reino Unido a la espera de ser extraditado, me reuní con tres amigos y compañeros de equipo con la idea de que quizás nuestras voces al unísono pudieran despertar la aldea. Debemos comunicar lo que hemos aprendido mientras todavía haya una posibilidad para que usted, el lector, entienda y actúe a partir de lo que está ocurriendo.
Es hora de tomar las armas de nuestro nuevo mundo, de luchar por nosotros y por nuestros seres queridos.
Nuestro deber es resguardar la autodeterminación donde podamos, contener la inminente distopía donde no podemos, y, si todo el resto fracasa, acelerar su autodestrucción.
Julian Assange
Londres, octubre de 2012
Participantes de la discusión
Julian Assange es el editor en jefe de WikiLeaks9 y ha tenido el rol de visionario. Uno de los colaboradores originales de la lista de correos criptopunk,10 ahora es uno de los más destacados exponentes de la filosofía criptopunk. Su trabajo en WikiLeaks le ha dado vigencia política al tradicional lema criptopunk: «privacidad para los pobres, transparencia para los poderosos». Su trabajo más visible pasa por un enérgico ejercicio de la libertad de expresión para forzar la transparencia y la responsabilidad a instituciones poderosas. Julian es además un incisivo crítico de la intrusión del Estado y las corporaciones en la vida privada de las personas. Además, es autor de numerosos proyectos de software acordes con la filosofía criptopunk, como strobe.c, el primer port-scanner, el sistema de archivos Rubberhose de cifrado negable, y del código original para WikiLeaks.11 De adolescente, fue uno de los primeros investigadores en materia de seguridad informática y de redes, previo a que la ley definiera algunos tipos de piratería como actividades criminales. Tiempo más tarde, en los noventa, fue activista y proveedor de servicios de internet en Australia. Además, Julian fue coautor de la historia del movimiento hacker internacional junto a Sulette Dreyfus, titulada Underground, sobre la cual se basó libremente la película Underground: The Julian Assange Story.12
Jacob Appelbaum es programador de computación, fundador de Noisebridge en San Francisco y miembro del Chaos Computer Club de Berlín.13 Es un investigador y promotor del Proyecto Tor, un sistema de libre acceso en línea para mantener el anonimato para que todas las personas resistan la vigilancia y eludan la censura en internet.14 En la última década, se ha abocado a colaborar con activistas por el medio ambiente y los derechos humanos. Con este fin, ha publicado novedosas investigaciones sobre seguridad, privacidad y anonimato en una serie de campos que van desde la informática forense a la marihuana medicinal. Jacob cree que todo el mundo tiene el derecho a leer, sin restricción, y el derecho a expresarse libremente, sin excepción. En 2010, cuando Julian Assange no pudo dar una conferencia en Nueva York, Jacob dio la charla en su lugar. Desde entonces, él, sus amigos y su familia han sido hostigados por el Gobierno estadounidense, interrogados en aeropuertos, sometidos a cacheos abusivos mientras se los amenazaba de modo implícito con la inminencia de abusos por parte del personal penitenciario. Asimismo, sus equipos fueron confiscados y la Justicia estadounidense ordenó, de modo secreto, a Twitter, la entrega de toda la información relacionada a la cuenta de Jacob.
A Jacob no lo amedrentan estas medidas, él continúa librando batallas legales y sigue siendo un abierto defensor de la libertad de expresión y un manifiesto partidario de WikiLeaks.
Andy Müller-Maguhn pertenece hace mucho al Chaos Computer Club en Alemania; fue miembro de su comité y vocero de dicha asociación.15 Es uno de los cofundadores de European Digital Rights (Derechos Digitales Europeos) (EDRI), una ONG que vela por el cumplimiento de los derechos humanos en la era digital.16 De 2000 a 2003 fue elegido por los usuarios de internet como el director europeo de la Corporación de Internet para la Asignación de Nombres y Números (ICANN, por sus iniciales en inglés), que es responsable de las políticas mundiales de cómo deben funcionar los «nombres y los números» en internet.17 Es especialista en telecomunicaciones y vigilancia, trabajó como periodista en su proyecto buggedplanet.info18 sobre la industria de la vigilancia. Andy trabaja en comunicaciones criptográficas y creó junto a otros una compañía llamada Cryptophone, que vende dispositivos de comunicaciones seguras a clientes privados y ofrece consultoría estratégica en el contexto de la arquitectura de redes.19
Jérémie Zimmermann es cofundador y vocero del grupo de defensa ciudadana La Quadrature du Net, la más importante organización europea defensora de los derechos al anonimato en línea y generadora de conciencia sobre los ataques contra las libertades en línea a través de regulaciones legales.20 Jérémie trabaja desarrollando herramientas para que el público participe de un debate abierto sobre cómo generar el cambio. Está más que nada involucrado en las batallas relativas a los derechos de propiedad intelectual,21 el debate en torno a la neutralidad de la red y otros asuntos