Veamos los tres niveles: se pasa del victimismo a la responsabilidad, y de aquí al despertar:
1. En el primer nivel, el victimismo, hay overbooking: ahí tenemos a más del 80% de la población del planeta.
2. En el segundo, la responsabilidad, encontramos una avanzadilla (el 19% de las personas) con mayor o menor empoderamiento.
3. Y en el tercer nivel, el despertar, se encuentra menos del 1% de la población; personas que han tenido alguna percepción (no continuada) de despertar.
Con estos porcentajes, el panorama no es muy alentador. Posiblemente ahora entiendes por qué el mundo es un “valle de lágrimas”. Pero en realidad el mundo es neutro, no es bueno ni malo; solamente es el escenario donde se representa nuestro drama. No hay nada que arreglar ahí afuera, todo está ocurriendo dentro de ti, en la sala de proyección. No le eches la culpa al mundo de lo que te pueda ocurrir o serás una “víctima” (pero no del mundo, sino de ti mismo).
En el primer nivel, el del victimismo, gobierna la “Ley del talión”: ojo por ojo, diente por diente. No creo que nadie perteneciente a esta dimensión esté leyendo este libro, así que pasemos directamente al nivel número dos: quienes aplican la “Ley de la acción”: automejora, fijarse metas, empoderamiento... En suma, son individuos que se refuerzan y luchan por una vida mejor. En el nivel tres están las personas que se aplican la “Ley de la asunción”. Son aquellos que han mirado dentro de sí mismos y han reconocido su auténtica identidad: la Presencia de Yo Soy.
1. Ley del talión
2. Ley de la acción
3. Ley de la asunción
En todos estos niveles se experimenta un deseo innato de libertad, de liberarse de uno mismo (de tu estructura mental egótica). Aunque estas personas no lo viven de este modo, sino que tratan de liberarse de los efectos que ellas están creando. No buscan las causas y apenas luchan contra los efectos. En resumidas cuentas, si se lo preguntamos a todos, reconocerán tener objetivos en la vida, pero comparten un único metaobjetivo: liberarse. La liberación de las limitaciones es la felicidad.
Si me permites una analogía… En términos penitenciarios, los “presos victimistas” son esclavos de sus patrones cerebrales. Sus cadenas son mentales y, al ser invisibles, son muy difíciles de identificar y por tanto de romper. Como todo les ocurre sin que intervenga su responsabilidad, renuncian a mejorar su existencia.
En el nivel de los “presos responsables” están los reclusos cuyo “sueño” (dentro del sueño) es mejorar sus “condiciones carcelarias”: más tiempo en el patio, mejor comida, mejor celda, mejor camastro, mejor trato… y, si puede ser, algún vis a vis de vez en cuando. Estos cautivos han decidido prosperar en la cárcel, pero no despertar del sueño-pesadilla que les mantiene en ella. Se esfuerzan por reformar sus condiciones carcelarias, eso es todo. Salen más horas de la celda, pero lo más lejos que llegan es al patio de la prisión.
El espíritu usa el mundo como un espejo, el ego lo hace como una prisión.
En el nivel de “personas despiertas”, no basta con una mejora de las “condiciones carcelarias”. Solo vale salir de la cárcel. Despertar para liberarse de la esclavitud autoinfligida. Terminar con la pesadilla de una vez por todas. Estas personas son libres porque han acabado con las causas de su esclavitud. Su vida en el mundo no es mejor o peor, es real.
Lector, la libertad que estás buscando no admite negociaciones a la baja o de mínimos. Lo que persigues es de tal magnitud que solo será posible cuando abandones el inmenso malentendido de pensar que estás separado y cuando descubras tu identidad real. La persona que has creído ser nunca será libre, porque su naturaleza es la limitación. Solo trascendiendo el constructo mental del ego encontrarás pastos verdes.
Hay un paso previo al despertar: que tus sueños-pesadillas se conviertan en sueños felices. Resulta necesario, porque estos se encuentran más cerca de la luz que aquellos.
Recuerda la película "Matrix" (si no la has visto, hazte con ella). Al protagonista, Neo, se le plantean dos opciones: elegir la pastilla azul o elegir la pastilla roja.
Con la pastilla azul, Neo quedará hipnotizado en el mundo, proyectará allí lo que él decida creer y así creará su propia “realidad”. A medida que ascienda en su nivel de conciencia, depurará el sueño proyectado. Vivirá en un mundo de dualidad y separación, y no se dará cuenta de que su mente da forma a la materia.
Con la pastilla roja, Neo se reconocerá y saldrá del sueño. Ahí interrumpirá la proyección, que pasará a ser extensión de la consciencia. Despertará. Percibirá desde la unidad y la no dualidad. Estará en el mundo, pero sabrá que no es una creación suya. En el peor de los casos, vivirá un sueño lúcido del que podrá despertar a la realidad.
Lector, este libro es tu píldora roja: si sigues adelante, verás qué es lo que está ocurriendo y tendrás que tomar una decisión. Solo una. Tendrás dos opciones, ignorar lo que te revelaré y seguir creyendo lo que quieras creer; o bien despertar y descubrir de qué va todo esto.
El coach iluminado no se contenta con trabajar con otras personas en los asuntos de la columna del medio. Eso es material de trabajo para el coach convencional. Pero el coach consciente va más allá y se centra en la tercera columna, en el despertar de su cliente. Su apoyo no sirve para crear más sueños felices dentro del sueño, sino para despertar por fin. El coach iluminado solo contempla un objetivo: despertar.
Ahora consulta de nuevo el cuadro y lo entenderás con más matices:
La segunda columna (en azul) corresponde a la píldora azul, es un sueño feliz, mejorado, tuneado… pero un sueño, al fin y al cabo. La tercera columna (en rojo) corresponde a la píldora roja, al despertar, el fin del dualismo, de la ilusión; es la vuelta a la realidad.
La vía de la iluminación es elegante y sencilla: consiste en desmantelar la identidad fabricada. Desde ahí se revela el Ser.
3. Despertar es dejar de fantasear
Vivimos un estado mental onírico.
Y buscamos continuamente argumentos que refuerzan ese estado. El sueño se retroalimenta a sí mismo. Por otra parte, nuestra civilización trata de convencerse, mediante las religiones, de que estamos muy lejos de Dios. Pero a nadie se le escapa que este entramado no es más que la voluntad de retener a la humanidad en esa Matrix, empleando la herramienta invisible del miedo.
Por otra parte, en el “supermercado espiritual” hay mucha “comida espiritual chatarra”; vamos, “fast food” con mucha grasa y pocos nutrientes. Seguro que, como a mí, te han vendido un sinfín de métodos para conseguir la realización. Apuesto a que, en relación con el fenómeno del despertar y la iluminación, habrás oido decir que son como alcanzar el nirvana aquí en la Tierra, que levitarás.
Todo eso son solo tretas comerciales de “vendedor ambulante de felicidad” o de “charlatán espiritual”. A todos nos resulta familiar la gente que habla de oídas. Y que se atreve a ofrecerte los efectos que buscas sin activar las causas necesarias. En el fondo, esas personas te ofrecen métodos para soñar mejor y más profundo, para dormir más a gusto.
Es puro “trilerismo espiritual”: ¿en qué cubilete está la realización? Nunca lo sabrás. El juego del ego está basado en la trampa. Tu ego trilero te engaña. Tu ego, para evitar tu despertar, ha creado la imagen mental de que despertar es fruto del esfuerzo,