Yossi Sheffi

Clústeres Logísticos


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m2 (12 hectáreas) – el equivalente de 16 campos de fútbol–, bajo un solo techo. La estructura tiene 20.8 metros de altura, es decir, unos siete pisos.

       Pedidos en orden: una coreografía de ropa

      El centro de distribución de Zara tipifica el tipo de actividades que se llevan a cabo en las instalaciones modernas de distribución. Dos veces por semana, Zara reabastece sus tiendas para mantener en inventario las últimas modas y enviar nuevos diseños a sus tiendas. Los gerentes de las tiendas revisan la lista de los artículos disponibles, suministrada por la oficina central y envían sus pedidos antes de las siete de la mañana todos los lunes, después del activo período de ventas del fin de semana. El departamento comercial de Zara asigna luego el inventario a las tiendas, un proceso que incluye el reto de asignar las prendas que están en alta demanda para las cuales los pedidos de la tienda exceden el suministro disponible. Posteriormente, el sistema de gestión de almacén de Zara, convierte las asignaciones en millones de comandos dirigidos a los robots que obtienen los artículos de vestir asignados de su lugar de almacenamiento, los colocan en cintas transportadoras y los envían al equipo de ordenamiento automatizado que dirige todas las vestimentas hacia el área de empaque adecuado. Una vez empacada, cada caja de artículos es cargada y enviada a una de más de 1,500 tiendas de Zara en todo el mundo.6

      El gerente de automatización de los sistemas de Zara, Jorge Savirón, es un hombre con una misión. “El trabajo que tenemos que hacer aquí en el centro de distribución es servir a las tiendas con los productos que necesitan, bajo pedido y a tiempo”, me explicaba mientras caminábamos a través del inmenso edificio. Para mantener una alta utilización de los equipos, este almacén automatizado separa las dos operaciones semanales de recolección y empaque en cuatro lotes de medio día: uno en el ciclo de trabajo de lunes/martes y el otro en el de jueves/viernes. Cada uno de estos días, la organización empieza a las cinco de la tarde para cumplir con la hora de carga de los camiones de salida y de los envíos por flete aéreo desde el cercano aeropuerto de Zaragoza.

      Aunque el centro de distribución de Zara en Zaragoza cuenta con unos 800 empleados, el gran tamaño de las instalaciones, la extensiva automatización y los múltiples turnos de trabajo le otorgan al edificio un aspecto de vacío inquietante. Alguna que otra persona aparece aquí o allá, destacándose entre el brillo de los equipos mecánicos de alta tecnología alojados en el enorme complejo. Los robots reemplazan a los trabajadores en las labores manuales, las cintas transportadoras reemplazan a los conductores de los montacargas, los lectores y los códigos de barras reemplazan a los ojos humanos, y las computadoras reemplazan a los archivos y los portapapeles. Los trabajadores supervisan las máquinas, monitorean el progreso de cada ciclo de recolección, empaque y carga, y se aseguran de que las vestimentas correctas se dirijan hacia la tienda correcta en el camión correcto. Una multitud de terminales de computadoras y escáneres manuales hacen que sea posible que un pequeño grupo de personas maneje millones de artículos por semana bajo horarios estrictos, con un alto grado de exactitud.

       Camiones de salida, de entrada y por doquier

      En un ala del centro de distribución, los trabajadores cargan las vestimentas en docenas de camiones para enviarlos a las tiendas de Zara en toda Europa. Teniendo en cuenta que ninguna tienda de Zara necesita un camión lleno de ropa dos veces por semana, Zara consolida pedidos para múltiples tiendas en cada camión. Los trabajadores cargan cada uno de los camiones en el orden inverso de las entregas: la última caja en ser cargada será la primera en salir en la primera parada. En algunos casos, un camión de Zaragoza deja su carga en un pequeño centro de distribución en el país o ciudad de destino, y camiones más pequeños realizan una distribución capilar hacia las tiendas individuales. La ropa dirigida a las tiendas en ultramar es transportada por avión.

      Cuando los trabajadores cargan el último artículo en un camión, un gran tractor plateado Mercedes lo engancha y lo transporta hacia las amplias autopistas españolas para realizar su entrega.7 Al otro lado del almacén, otros tractores plateados Mercedes llegan a las plataformas de carga del centro de distribución para reabastecer al almacén. En 2011, Zara estaba en capacidad de enviar productos listos para la venta a sus tiendas europeas en menos de 24 horas y al resto del mundo en menos de 48 horas.

       Se busca: más espacio y velocidad

      A medida que Zara pasaba de ser una sola tienda, inaugurada en 1975 en una calle del centro en La Coruña, España, a ser una cadena de más de 1500 tiendas por todo el mundo en 2011,8 así también crecía su centro de distribución en Zaragoza. Unos años después de haber inaugurado estas instalaciones en Zaragoza, Zara las aumentó en un 50% para un total de 180,000 m2 (casi 2 millones de pies cuadrados). Agregar más espacio físico fue solo una de las soluciones de Zara a su crecimiento. La innovación, en forma de nuevos procesos y software actualizados, duplicó la capacidad de piezas claves en el equipo. Mientras el área del centro de distribución de Zara aumentó en un 50%, su capacidad de producción aumentó en más de 100%. Zara anticipa aún más crecimiento en los próximos años. Para 2014, espera poder clasificar 1 millón de piezas de vestir diariamente y tener sistemas de almacenamiento automatizados que manejen unos 34 millones de artículos de vestir. Inditex ha invertido más de 220 millones de euros en el centro de distribución de Zara en Zaragoza, generando 800 empleos directos y un estimado de 1,600 a 2,000 empleos indirectos.

       Peces voladores

      A cuarenta y cinco millas náuticas de la costa de Namibia, el Nora va capturando la última pesca del día. Al igual que otros barcos pesqueros que surcan estas aguas, el Nora llega a este lugar para aprovechar un raro fenómeno natural. En las costas del suroeste de África, aguas oscuras y frías surgen desde las profundidades del Atlántico, trayendo nutrientes y un ecosistema de plancton y otras criaturas marinas, que generan grandes cantidades de peces. La merluza de carne blanca y la sabrosa caballa, favoritas de los españoles, abundan en estas aguas. Solo unos cuantos lugares en el mundo producen estas multitudes marinas; uno de ellos es este, haciendo que la poco poblada costa de Namibia, de 1,500 km de largo, sea un ambiente fértil para la pesca.

      Para traer esta abundancia al mercado, barcos como el Nora parten de la Bahía de Walvis en Namibia y otros puertos africanos. Utilizando redes o largas líneas de anzuelos, las flotas de pescadores lanzan su suerte a Neptuno y esperan una buena carga de pescado para Caladero, el procesador y distribuidor más grande de pescado fresco en España. Capturar el pescado es la primera parte de una larga cadena de eventos que lleva el pescado desde Namibia a lugares tales como los supermercados de Madrid.

      Bajo cubierta, la tripulación del Nora rápidamente almacena la pesca en instalaciones refrigeradas de almacenamiento de alto rendimiento. El Nora mantiene el pescado en condiciones ideales: muy frío, pero nunca congelado. Desde el momento en que el Nora saca el pescado del mar, el reloj de frescura de Caladero empieza su inexorable conteo. Teniendo en cuenta que los españoles son los segundos consumidores más grandes de pescado per cápita, solo superados por los japoneses, Caladero sabe que debe complacer a una clientela muy exigente. Aún con la mejor tecnología de refrigeración, Caladero debe conseguir el pescado y llevarlo a las cocinas de los consumidores en unos cuantos días para asegurar el más fresco “sabor del mar”.

       ¿Cuál es la pesca del día?

      Al igual que la de todos los demás barcos pesqueros, la pesca del Nora varía según el día. Esto presenta un verdadero reto para Caladero, debido a que obtener el mejor precio en la venta significa vender el pescado fresco, no congelado, lo que a su vez requiere vender todo lo que se pesca en vez de lo que cada minorista de alimentos pudiese haber pedido. Caladero no quiere sorpresas en cuanto a pescados sin vender o clientes descontentos.

      Afortunadamente, la información viaja más rápido que el pescado. Cuando el barco se dirige de regreso a casa, el capitán del Nora llama a Caladero usando