Néstor Berlanda

Ayahuasca


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psicológicas numinosas de contenidos cósmicos, genealógicos, colectivos o ajenos.

      Nuestro encuentro con la ayahuasca

      Con el fin de promover, respetar, valorar y proteger el saber ancestral de la medicina tradicional como elemento de transformación, evolución y cambio, este libro surge de los trabajos realizados por la Fundación Mesa Verde (fmv), proyecto grupal comprometido con la investigación científica, el estudio y la difusión de las relaciones entre sociedad, cultura, realidad y conciencia, en el marco de los lineamientos sociales, culturales y de salud de los distintos pueblos indios de nuestra América Latina. Integrada por profesionales de ciencias sociales y de salud, desde sus inicios la Fundación ha llevado a cabo actividades de análisis y difusión mediante tres programas de investigación: “Aleph”, basado en estudios sobre mitos contemporáneos y fenómenos culturales del nuevo milenio en relación con el folclore ancestral y su posible proyección futura; “Abya-Yala”, dedicado a conocimientos que arrojan luz sobre los actuales problemas ecológicos y de destrucción acelerada de la biodiversidad, y “Archaic”, el programa más directamente relacionado con la ayahuasca y esta obra, por cuanto se propone abarcar un terreno limítrofe entre lo establecido y lo por establecer, una zona con muchos grises que poco a poco empieza a ser clarificada, cuyos temas centrales son la etnobotánica, los enteógenos, el chamanismo y las técnicas arcaicas del éxtasis, así como la antigua sabiduría aborigen y su relación con los estados no ordinarios de conciencia, su potencial reestructurador del psiquismo y la salud humanas, entre otras técnicas de espiritualidad, ampliación de conciencia y psicología autóctonas heredadas por milenios.

      Este último programa, surgido tras haber establecido contacto en 1996 con la desaparecida entidad ametra-Ucayali (aplicación de medicina tradicional) de la comunidad shipibo-konibo (hoy devenida Centro Shipibo-Konibo) con sede en Yarinacocha (región amazónica del Perú), nos permitió tomar contacto con distintas etnias indígenas interesadas en difundir su cultura y conocimientos en un marco de acuerdos de intercambio y cooperación, fundamentalmente en cuanto a sus técnicas medicinales, abordajes psicológicos y aun su cosmogonía. En esta experiencia trabajamos para un reconocimiento del estudio científico de las propiedades terapéuticas de la medicina tradicional amazónica, en especial el uso tradicional de la bebida ritual ayahuasca y sus posibilidades psicoterapéuticas en la cultura occidental.

      Una investigación de tan amplios alcances, si bien vinculada al terreno de las emociones y los arquetipos, la psicología y sus ramas analítica y transpersonal, no podía omitir la asistencia de los métodos etnográficos y socioantropológicos, dado que según evidencias de la arqueología la sustancia medicinal elegida como objeto de estudio ha sido usada por más de setenta pueblos y etnias de la Amazonia desde hace por lo menos cuatro milenios. Concretamente, la documentación arqueológica más antigua asociada a la ayahuasca data del año 3000 a.C., en la cultura Valdivia de Ecuador (3500-1800 a.C.). Como para la preparación de esta bebida es necesaria una cocción de larga duración, se ha evaluado el límite inferior del origen de su uso al inicio de la producción cerámico-alfarera, una conquista americana típica del período Protoneolítico con Cerámica y especialmente el Formativo (Schobinger, 1988: 15-24). De las manufacturas de esta cultura se han encontrado numerosas figuras antropomorfas bicéfalas, una característica distintiva del efecto de plantas enteógenas que inducen el fenómeno psíquico del dialogismo, fase en la cual el individuo desdobla su personalidad, generándose en él una doble conciencia dialógica (según postula Josep María Fericgla, 1994b, 1997). La evidencia arqueológica señala asimismo una asociación entre el uso de la ayahuasca y el erotismo, como en los vasos de terracota plasmados a modo de figuras humanas que beben o tienen en una mano un recipiente con ayahuasca y con la otra mano se masturban (Samorini, 2001; Andritzky, 1989; Naranjo, 1986, 1995). Fuera de las difíciles pruebas arqueológicas en un medio ambiente como la selva, a través de los diversos mitos orales de origen del yagé o ayahuasca –que se entrelazan con los remotos orígenes paleoindios de estos pueblos amazónicos– se supone también un profundo empleo y consumo prehistórico de la sustancia, aunque los autores difieran y nadie pueda definir una cronología certera. En tal sentido nos basta saber que existe un milenario uso de esta sustancia en el chamanismo y la medicina tradicional de casi todas las culturas que tuvieron su desarrollo desde el noroeste de Colombia hasta la tierra baja del sur de Bolivia, al este hasta la zona del Orinoco y el interior del Amazonas brasileño, como los tukanos del Vaupés, los kofanes, ingas y sionas del Putumayo (Amazonia colombiana), los kashinahuas, amahuacas, asháninkas y shipibos-konibos del Ucayali (Amazonia peruana), los shuars (Amazonia ecuatoriana), los wakuenai (frontera amazónica Venezuela-Brasil), etcétera.

      Puestos a explorar este milenario uso, naturalmente acompañado de un profundo conocimiento asociado, un know how cuya herencia ancestral va pasando oralmente de generación en generación entre los chamanes amazónicos, un primer viaje de uno de los miembros de la institución a las zonas de Pucallpa, Yarinacocha y San Francisco, en el Perú oriental, permitió aquel contacto con la Asociación ametra-Ucayali, entidad sin fines de lucro en su momento financiada por el gobierno sueco, cuyo principal objetivo era el rescate, a través de los chamanes existentes en la zona, del conocimiento referido y su puesta en servicio para la atención primaria de la salud en poblaciones alejadas del río Ucayali, donde no se tenía acceso o bien se tenía un acceso deficiente a la medicina y farmacopea occidental.

      Conocimos por intermedio de esta asociación a don Antonio Muñoz Díaz (figuras 16 y 17), de pura etnia shipibo-konibo (familia etnolingüística pano), bilingüe, discípulo de un tío abuelo perteneciente a la clase de chamanes superiores llamada müeraia, quien accedió gustosamente al empleo de las técnicas etnográficas. Las mismas se realizaron en ocho viajes sucesivos (1999, 2000, 2003, 2005, 2007, 2008 2010 y 2011). Luego de una exhaustiva revisión de material teórico en torno al amplísimo tema del chamanismo, a través de sus más ilustres especialistas (Mircea Eliade, Herbert Baldus, Piers Vitebsky, Michel Perrin, Mario Califano, Anatilde Idoyaga Molina, Juan Schobinger −quien fue desde 2000 hasta su muerte miembro honorario de fmv−, Alfred Métraux, Jeremy Narby, Mihály Hoppál, Peter T. Furst, Holger Kalweit, Robert Gordon Wasson, Stanley Krippner, entre otros), recogimos todos los antecedentes clásicos disponibles de trabajos de campo efectuados en diferentes poblaciones ayahuasqueras: William Torres C. (sikuamis), Pedro Fernandes Leite da Luz (hupda-makús), Julio César Melatti (marubos), Gerhard Baer (matsigenkas), Jean-Pierre Chaumeil (yaguas), Kenneth Kensinger y Elsje María Lagrou (kashinahuas), Gerald Weiss y Jeremy Narby (asháninkas), Janet Siskind (amahuacas), Carlos Junquera (harakmbet), Peter Gow (piros), Graham Townsley (yaminahuas), Michael Harner, Elke Mader y Josep Fericgla (shuars), Marlene Dobkin de Ríos (mestizos de Iquitos), Gerardo Reichel-Dolmatoff (tukanos y desanas), Stephen Hugh-Jones (barasanas), Irving Goldman (kubeos), Mario Califano (kofanes), Michael Taussig (ingas), William Vickers y Jean Langdon (sionas), Miguel de la Quadra-Salcedo (waikanas o yurutís), Horacio Guerrero (kamsás), María Susana Cipoletti (secoyas), Fernando Pagés Larraya (ese’ejja), incluso los afamados clásicos de Manuel Villavicencio, Richard Spruce y Richard Evans Schultes (záparos, tukanos y demás grupos étnicos), entre otros. Asimismo, consultamos antecedentes de trabajos de campo específicos sobre el chamanismo de la cultura shipibo-konibo, como los de Luis Eduardo Luna, Angelika Gebhart-Sayer, Clara Cárdenas Timoteo y Guillermo Arévalo, entre otros.

      En la misma dirección, trabamos amistad en Perú con Jacques Tournon, físicoquímico y antropólogo francés −investigador del Centro Nacional de Investigaciones Científicas (cnrs) de la Universidad de París− desde hace más de veinticinco años estudioso de la cultura shipibo-konibo, quien nos brindó acceso a sus valiosos trabajos, así como con Anders Hansson, etnobotánico sueco con más de treinta años de residencia en la zona de Yarinacocha, Perú. Además, pudimos efectuar una recolección de importantes datos mediante diálogos con el chamán mestizo (vegetalista) Pablo Amaringo (1943-2009), famoso por reflejar en sus pinturas artísticas sus propias experiencias visionarias y coautor junto a Luis Eduardo Luna de la obra Ayahuasca visions.

      Por lo demás, nos enriqueció en 2009 la participación como ponentes del Primer Encuentro sobre Medicinas Tradicionales, Interculturalidad y Salud Mental en Tarapoto, Perú, donde conocimos in situ el trabajo del médico francés Jacques Mabit en la clínica de recuperación de adictos Takiwasi con el uso de ayahuasca, plantas purgantes, desintoxicantes,