Marina Sánchez de Prager

Aportes de la biología del suelo a la agroecología


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a partir del quehacer campesino cotidiano.

      Como se puede observar, la mayoría de las acciones a ejecutar están centradas en el manejo de los bienes naturales biodiversos (Altieri, 2009, p. 7). Sin mucha reserva, decimos que los campesinos, indígenas, afrodescendientes, pescadores y artesanos, dado su arraigado pensamiento ambientalista, han sido agroecólogos por naturaleza. Sin embargo, muchos de ellos han sido permeados por la ilusión de la revolución verde y actualmente la practican con altos costos sociales, económicos, políticos y ambientales (Indian Institute of Management Ahmedabad, 2006, p. 7; Pandya-Wagh, 2015).

      Lineamientos para tener en cuenta en el diseño e implementación de agroecosistemas sostenibles

Objetivos por lograr Procesos por impactar a través de acciones planificadas y ejecutadas
Balance de los sistemas regulatorios Ciclos de nutrientes, balance de agua, flujos de materia y energía, regulación de poblaciones, entre otros.
Optimización de la función metabólica Descomposición de materia orgánica biodiversa, acciones que regulen (ralenticen y/o aceleren) el ciclaje de nutrientes, acciones que generen complementariedades y sinergias.
Aumentar la conservación y regeneración de los bienes de suelo, agua, la biodiversidad y el ambiente Siembra de biodiversidad reconocida por sus aportes a la conservación y regeneración, corredores agroecológicos, por ejemplo.
Fortalecer la inmunidad del sistema Especies vegetales y animales complementarias que fortalezcan el funcionamiento apropiado del sistema natural de manejo y control de plagas.
Disminuir la toxicidad a través de la eliminación de agroquímicos Eliminar el uso de agroquímicos en los agroecosistemas: herbicidas, fungicidas, insecticidas, promotores de crecimiento, como hormonas, y fertilizantes de síntesis petroquímica. Agroecosistemas que contemplen plantas amigas y enemigas naturales.
Aumento y sostenimiento de la productividad en el largo plazo. Mejoramiento y conservación del suelo vivo Planificación y ejecución de rotaciones aprovechando variaciones climáticas, el ciclaje de los restos vegetales que se generan, los ciclos de los cultivos, siembra de diferentes variedades de las mismas especies, entre otros. Integralidad en técnicas y tecnologías que aporten a este objetivo.

      Fuente: Adaptado por la autora a partir de Altieri y Toledo (2010, p. 171).

      Sánchez de Prager, Barrera et al. (2017, p. 259) sostienen:

      Desde la ciencia occidental, la agroecología al plantearse interrogantes sobre los saberes ancestrales encuentra que, en su mayoría, las actividades agroecológicas se basan en principios empíricos, las cuales fueron aprendidas, aprehendidas y seleccionadas por los agricultores a partir del ensayo-error —una forma de acercamiento al saber científico—, combinadas o no con sus mitos y creencias espirituales. La aplicación del método científico como instrumento de búsqueda, encuentra que esos saberes tienen fundamentos científicos (Delgado y Rits, 2014, p. 36) que pueden ser comprendidos, corroborados y ampliados, con la coinvestigación academia-agricultor.

      La comprensión de la vida desde la ciencia, como proceso resultante de múltiples interacciones que se expresan en lenguaje molecular, lleva a plantear las acciones prácticas en un paisaje más complejo, sin que estas pierdan valor, todo lo contrario, encuentran respaldo en el conocimiento científico que le confiere un significado agregado al concepto de manejo sostenible de los agroecosistemas (figura 1.8), en términos de principios y lineamientos, antes que de acciones o prácticas individuales.

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      Principios para lograr agroecosistemas sostenibles desde la dimensión biológica.

      Fuente: Altieri y Toledo (2010, p. 29). Elaborado por Sánchez de Prager y Perea-Morera (2017).

      Cada uno de estos componentes involucran principios teóricos y prácticas que explican la sustentabilidad de los agroecosistemas ecológicos desde la complejidad del sistema biológico, sus interacciones, complementariedades y sinergias. Conducen al concepto de equilibrio fluyente, es decir dinámico, cambiante, que fortalece la inmunidad de los agroecosistemas no solo a partir de los mecanismos disponibles a través del ADN circulante logrado con la biodiversidad reinante, sino también lo que esta suma en términos de complementariedades y sinergias, temas de obligada referencia en las siguientes secciones del libro. Las redes neuronales que surgen de la integración de estos componentes apuntalan a los sistemas regulatorios que fortalecen la inmunidad de los agroecosistemas (figura 1.8).

      1.2.6. La agroecología, entonces, supera el estudio de los agroecosistemas y se introduce en territorio y sociedad

      En ningún momento de la historia del planeta, como en la actualidad, hay tanta ciencia acumulada —desde diferentes vertientes: natural, social, económica, política, ambiental, entre otras— que permita explicar la vida en la Tierra y los riesgos de la revolución verde como instrumento tecnológico de un modelo dominante, cuya preocupación mayor es cómo obtener las máximas ganancias del planeta dentro de una economía de mercado extractivista que arrasa la vida en todas sus manifestaciones (Benenson, Rosow y Dailly, 2012). La revolución verde basa su productividad agraria en el uso de insumos de síntesis petroquímica que encarecen los costos de producción, contaminan el suelo, el ambiente, afectan la salud humana, animal y ecosistémica. En las últimas décadas, han incrementado «la contaminación de la naturaleza con la liberación de organismos genéticamente modificados — OMG—» (Mejía, 1998, p. 65).

      La agroecología trasciende los linderos de la práctica y de las ciencias biológicas al convertirse en corriente transdisciplinaria, incursiona en la sociedad, en los conceptos de democracia, equidad, justicia, ambientalismo, entre otros. Algunos autores llaman a esta corriente de pensamiento ciencia posnormal, propuesta por Funtowicz y Ravetz (1993, p. 739) y adoptada por autores como Delgado y Rits (2014, p. 40). Al asumir la dimensión de movimiento social, la agroecología se suma a la deuda histórica del mundo occidental con los pequeños agricultores en cuanto a propiedad de la tierra. En la figura 1.9 se pretende integrar los ejes fundamentadores de esta ciencia, desde lo biológico, social, económico, político y ambiental, en busca de lograr la sostenibilidad que supera los agroecosistemas y se proyecta a la tierra viva como bien natural finito y colectivo.

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      Fundamentos sistémicos de la agroecología.

      Fuente: Altieri, (2009, p. 102-111); Sánchez de Prager, Vélez et al. (2014, p. 7-9). Elaborado por Sánchez de Prager.

      A través de la historia, la Tierra pasó de ser un espacio de libre ocupación por las comunidades que habitan el territorio, a ser propiedad feudal. Posteriormente, con las guerras y en la era industrial, pasó a ser propiedad privada de grandes extensiones en manos de pocos, que se facilita por el desarrollo de fertilizantes y de maquinaria agrícola, eventos que avanzan de la mano con las guerras mundiales. En la Primera Guerra Mundial, con la industria de los explosivos, se derivan algunos fertilizantes nitrogenados, insecticidas clorados, entre otros. En la Segunda Guerra Mundial, el DDT y los herbicidas hormonales fueron elementos belicosos en Vietnam y, posteriormente, pasaron a ser matamalezas en la agricultura (Mejía, 1998, p. 11).

      Así, el campesino