Кен Уилбер

Meditación integral


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modo, uno despierta de los incesantes, caóticos e incoherentes pensamientos y formas de enmarcar la realidad que gobiernan gran parte de la actividad humana y que tanto sufrimiento generan y se abre a una conciencia pura, transparente, abierta, vacía, clara y despojada de pensamientos y marcos de referencia incoherentes y fragmentarios.

      Este despertar es algo que también suele describirse como descubrir nuestro Yo más elevado, nuestro Yo Verdadero y nuestra Condición Real y se asemeja mucho más a una psicología que a una religión. Si esto es lo que entendemos por «espiritual», entonces el mindfulness es –y fue, desde sus mismos inicios– una práctica espiritual. Pero lo cierto es que también tiene muchos efectos inferiores –aunque no, por ello, menos interesantes–, que van desde los beneficios para la salud hasta el bienestar psicológico y la mejora de la relaciones. Son muchos, sin embargo, los practicantes occidentales de meditación que, temerosos de ser confundidos con las bobadas mítico-literales características de la versión narrativa prevalente en la mayoría de las religiones, se avergüenzan de mencionar siquiera el aspecto espiritual del mindfulness… porque, si eso es lo que se entiende por espiritual, conviene decir desde ahora que mindfulness no tiene absolutamente nada de espiritual.

      Convendrá ser, pues, muy cuidadosos con el modo de utilizar estos términos. Si por «espiritual» nos referimos a uno de los estadios más tempranos del desarrollo de la línea espiritual (especialmente de algo propio del estadio «mítico-literal»), mindfulness no es, en modo alguno, espiritual. Pero si, por el contrario, nos referimos a los estados más elevados de la conciencia o al despertar –es decir, a la «Conciencia de unidad» pura o a la «Identidad Suprema»–, mindfulness empezó y sigue siendo una práctica profundamente espiritual.

      El desarrollo personal

      ¿Cómo podría aplicar mindfulness a mi desarrollo personal?

      Este es un buen ejemplo del modo de emplear la teoría integral. Es probable que esté usted de acuerdo con la idea general de que, en el momento del nacimiento, el ser humano no está, en modo alguno, plenamente desarrollado, sino que tiene multitud de capacidades que van desplegándose, creciendo y desarrollándose a lo largo del tiempo hasta alcanzar la madurez. De manera parecida a las bellotas que acaban convirtiéndose en robles y a los huevos que acaban transformándose en gallinas, el ser humano atraviesa un largo recorrido desde la fase de embrión hasta el organismo maduro. Y hay decenas de modelos de esta secuencia global del desarrollo, modelos de los diferentes estadios por los que, en su proceso de crecimiento y desarrollo, pasan nuestras capacidades, es decir, diferentes modelos del desarrollo.

      Casi todos esos modelos, como ya hemos señalado, subrayan la presencia de entre 6 a 8 grandes niveles del desarrollo que, dondequiera que aparezcan, son los mismos. En el «Apéndice» de un libro que titulé Una visión integral de la psicología, hay mapas de cerca de cien modelos diferentes del desarrollo procedentes de todo el mundo cuyos niveles resultan sorprendentemente parecidos. Los hay más condensados (que se centran en 5 niveles aproximadamente) y otros más detallados (que despliegan hasta 16 niveles o más), pero, en términos generales, los mismos 6 a 8 niveles básicos aparecen una y otra y otra vez.

      Estos niveles son los mapas básicos que los seres humanos utilizan para dar sentido a su mundo. Son lo que hemos llamado «estructuras», es decir, la gramática interna, los mapas ocultos que gobiernan el modo en que vemos, interpretamos y experimentamos el mundo desde cada uno de los 8 grandes niveles aproximados de desarrollo. Las personas suelen creer que lo que ven «ahí fuera» está realmente ahí y que es accesible a todo aquel que esté dispuesto a mirarlo. Pero los estudios del desarrollo demuestran inequívocamente que, desde cada uno de los niveles del desarrollo, vemos, interpretamos y experimentamos el mundo de formas radicalmente distintas. Cada estadio del desarrollo tiene su propia gramática, su propia estructura y su propio mapa del territorio al que estamos expuestos. Y esto cambia extraordinariamente, hasta el punto de que algunos psicólogos del desarrollo sostienen que cada uno de esos estadios constituye un mundo realmente diferente. Pero, por más diferentes que sean, cuando empezamos a reconocerlos, los vemos por doquier. Vamos a verlos, pues, en la medida en que apliquemos la meditación integral a nuestro desarrollo personal porque formará parte de aquello hacia lo que dirijamos nuestra atención plena y nos permitirá ver, quizás por vez primera, el mapa, la gramática o el marco de referencia oculto que, sin que nos demos cuenta de ello, está determinando casi todas las facetas de nuestra vida.

      Y esto significa que empezaremos oficialmente nuestra práctica de la meditación integral o del mindfulness integral contemplando algunos de los descubrimientos más nuevos y recientes, es decir, los 6 a 8 «mapas ocultos» o gramáticas ocultas que gobiernan el modo en que vemos y experimentamos el mundo. Esos mapas ocultos solo se han puesto de relieve en los últimos cien de los millones de años que el ser humano lleva en este planeta. Y lo subrayamos porque se trata, en realidad, de uno de los descubrimientos más fundamentales de la humanidad.

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