carrera del Jesús terrenal llega a un clímax cuando se le arresta en Jerusalén, en lo que el Nuevo Testamento presenta como cargos inventados. Él quiere preparar a sus discípulos para este trauma al exponer conocimiento previo de lo que ocurrirá, prediciendo exactamente lo va a pasar y llevando a cabo una comida final con sus seguidores, llena de últimas palabras y consejos para ellos, a fin de que los sigan en los días venideros. Su muerte se presenta en el Nuevo Testamento como resultado del mal colectivo: los oponentes judíos de alto rango lo quieren fuera del camino y manipulan a un gobernador (Poncio Pilato) que, como era de esperar, era injusto, para que ordene la tortura y ejecución de un hombre que él sabe que es inocente. Hasta los propios discípulos de Jesús contribuyen a su muerte vergonzosa, ya que uno de ellos lo traiciona, todos lo abandonan y el hombre que era su mano derecha (Pedro) niega saber quién es Jesús. Clavado en una cruz, Jesús sufre y muere; su cuerpo es colocado en una tumba donada por un compasivo miembro de la élite judía. Entonces, así como lo predijo, resucita de los muertos y se les aparece a varios de sus seguidores.
Figura 4.2. El Jesús universal. A lo largo de la historia, la gente de distintas culturas frecuentemente ha concebido a Jesús (y a veces a la Virgen María) desde el punto de vista apropiado a su contexto particular. No han tratado de representar a María y a Jesús como «realmente eran» en la Palestina del siglo I, sino como pueden parecerles a los devotos a través de los ojos de la fe. Cp. fig. 4.3. (izquierda, Rose Walton; derecha, Bridgeman Images)
El Jesús terrenal como lo entienden los autores individuales del Nuevo Testamento
El esbozo anterior del Jesús terrenal se parece a lo que frecuentemente se enseña y se cree de Jesús en las iglesias cristianas y en las clases de escuela dominical. Sin embargo, el estudio académico del Nuevo Testamento le da un enfoque un poco distinto al tema: la meta principal de semejante estudio no es entender lo que los cristianos creen de Jesús, sino entender los escritos del Nuevo Testamento en sí. Este no es un tema totalmente distinto; obviamente hay mucho traslapo entre «los escritos del Nuevo Testamento» y «lo que los cristianos creen de Jesús», ya que las creencias cristianas se basan en esos escritos. Aun así, los temas no son exactamente los mismos, y vamos a ver algunas de las formas más importantes en las que típicamente difieren.
Las creencias cristianas acerca de Jesús generalmente buscan abarcar todo lo que el Nuevo Testamento enseña en cuanto a él, todo lo que se afirma en los distintos libros combinados. Sin embargo, para entender cualquier escrito particular del Nuevo Testamento, es necesario enfocarse en lo que un libro o autor dice, al margen de la consideración de lo que se dice en otros libros. De esa manera, en los estudios del Nuevo Testamento es usual hablar del «Jesús de Mateo» o del «Jesús mateano», del «Jesús de Juan» o del «Jesús juanino», del «Jesús de Pablo» o del «Jesús paulino», y así sucesivamente. Eso puede ser un poco confuso o impresionante para un estudiante principiante, por lo que unos cuantos ejemplos ilustrarán el asunto.
En el Evangelio de Mateo, Jesús no pide información de sus discípulos ni de otra gente. En el Evangelio de Marcos, Jesús les hace preguntas a sus discípulos como: «¿Cuántas hogazas tienen ustedes?» (6:38) y «¿Qué están discutiendo con ellos?» (9:16). Las historias en las que aparecen estas preguntas se encuentran también en el Evangelio de Mateo, pero en Mateo las historias se cuentan de una manera que no se hacen preguntas (véase 14:16-18; 17:14-16). Hay varios ejemplos más de esto. ¿Qué debemos hacer con semejante fenómeno? Definitivamente, Jesús sí le pidió información a la gente, el Nuevo Testamento aclara eso. Pero el Jesús de Mateo no le pide información a la gente. Reconocer este hecho quizá no nos ayude a saber algo de Jesús (una meta de la teología y fe cristiana), pero sí nos ayuda a entender el Evangelio de Mateo (una meta del estudio del Nuevo Testamento). Para obtener una comprensión firme del Evangelio de Mateo debemos preguntar: «¿Por qué este libro no presenta a Jesús pidiendo información? ¿Es simplemente una coincidencia que no lo haga? ¿O el autor está tratando de demostrar algo?».
Tomemos otro ejemplo. En el Evangelio de Juan, Jesús no realiza ningún exorcismo y no cuenta ninguna parábola. Por los demás Evangelios, sabemos que Jesús sí hizo exorcismos y contó parábolas. Por lo que el Jesús de los Evangelios sinópticos hace esas cosas, pero el Jesús juanino no. De nuevo, saber esto probablemente no enriquezca nuestra comprensión de la vida y misión del Jesús terrenal, pero puede contribuir significativamente a nuestra comprensión de un libro en particular del Nuevo Testamento: los eruditos que estudian el Evangelio de Juan quieren saber por qué este libro no incluye exorcismos ni parábolas.
Los estudiantes del Nuevo Testamento tienen que acostumbrarse a escuchar declaraciones como las siguientes:
•El Jesús mateano insiste en que todos los mandamientos de la ley permanecerán válidos hasta el fin de los tiempos (Mt. 5:18).
•El Jesús marcano es incapaz de hacer milagros para los que carecen de fe (Mr. 6:5; cf. Mt. 13:58).
•El Jesús lucano promete que Dios dará el Espíritu Santo a quienes lo pidan (Lc. 11:13; cf. Mt. 7:11).
•El Jesús juanino frecuentemente usa metáforas para describirse a sí mismo (Juan 6:35; 8:12; 10:7, 11; 11:25; 14:6; 15:1).
Para algunos estudiantes, particularmente los que están más empapados en la fe y tradición cristiana, son más preocupantes las declaraciones que parece que indican que un libro contradice las creencias o valores del cristianismo. Por ejemplo, los eruditos del Nuevo Testamento dirán: «El Jesús marcano no nació de una virgen». Para los principiantes, eso podría sonar como una negación de la doctrina cristiana del nacimiento virginal, pero los eruditos simplemente declaran un hecho: no hay referencias del nacimiento virginal de Jesús en el Evangelio de Marcos. El autor del Evangelio de Marcos no sabía la historia del nacimiento virginal, o deliberadamente decidió omitirla. De cualquier manera, si queremos entender lo que el autor del Evangelio de Marcos quería comunicar a través del libro que escribió, debemos enfocarnos o interpretar ese libro como fue escrito, en lugar de suplementarlo con información de otras fuentes. A un nivel introductorio, la meta de los estudios del Nuevo Testamento siempre es entender cada libro de acuerdo a sus propios términos; la integración posterior de temas e ideas de todos los escritos del Nuevo Testamento generalmente se asocia con un campo avanzado de estudio llamado «Teología del Nuevo Testamento».
Figura 4.3. ¿El Jesús histórico? Esta «cabeza de Cristo reconstruida» fue producida por Richard Neave, un científico forense y artista médico en la Universidad de Manchester. El doctor Neave trabajó con tres cráneos de hombres galileos semitas del siglo I e. c. para componer un facsímil razonable de cómo era realmente Jesús. Además, Neave sugiere que Jesús habría medido alrededor de 1.6 m y habría pesado alrededor de 50 kilos. Probablemente, tendría barba porque era común entre los maestros, y habría tenido cabello rizado, más o menos hasta la nuca, porque en los hombres el cabello largo hasta los hombros se consideraba deshonroso (1 Co. 11:14). (Foto de la Biblioteca de la BBC)
El Jesús terrenal como lo entienden los historiadores modernos
Los historiadores también están interesados en estudiar al Jesús terrenal que se presenta en el Nuevo Testamento, y usan los escritos del Nuevo Testamento de la misma manera en que usan otros escritos de la antigüedad. Consideran estos escritos como fuentes principales para analizar, con el fin de extraer información pertinente para una reconstrucción creíble de quién fue Jesús y qué ocurrió en el mundo debido a él. Al usar el Nuevo Testamento con este propósito, debemos observar que los historiadores no lo usan de la misma manera que los teólogos cuando buscan explicar lo que los cristianos deben creer acerca de Jesús ni lo usan de la misma manera que los eruditos, cuya meta