el Global Social Business Summit que se llevó a cabo en 2014. En esta cumbre, Muhammad Yunus dijo: “En México todavía no hay negocios sociales. Hay algunos que se aproximan a un negocio social, pero no lo son exactamente, porque son caritativos o tienen ánimo de lucro —alguien está ganando dinero con ellos—. Los negocios sociales son compañías sin dividendos que resuelven problemas; están específicamente diseñados para resolver problemas, sin intención alguna de ganar dividendos para sí mismos” (Evia 2014).
Teasdale (2012) distingue el término empresa social y negocio social, sin embargo, en este punto de la discusión somos agnósticos en cuanto a qué término utilizar; en cambio, nos enfocamos en cómo la organización se diferencia de otras que proveen soluciones a desafíos sociales (como fundaciones, sin ánimo de lucro, organizaciones no gubernamentales, organismos gubernamentales) y de aquellas cuyo principal objetivo es el ingreso económico (empresas comerciales). En México, el Instituto Nacional de la Economía Social (INAES) aborda la dificultad de encontrar una definición única de empresa social en el reporte de 2013, escrito junto con la Universidad Iberoamericana Puebla, en el cual establecen que: “En la práctica, es muy complejo encontrar una definición de empresa social que sea aceptada globalmente; esto se debe, en gran medida, al hecho de que el marco legal varía de un país a otro y, por distintas razones, [estas formas legales] no se refieren a las formas históricas, como es el caso de las cooperativas” (INAES, 2013). El libro profundiza en las diferencias en las formas de organización social y en los factores que las influyen en México, por ejemplo: capítulo 3: Marco legal para el ES; capítulo 6: Ecosistema del ES, y capítulo 7: Modelos organizacionales para el ES.
Emprendimiento social: el proceso
La tabla 1.2, basada en el trabajo de Dees (1998), Santos (2012) y Lumpkin, et al. (2013), compara las diferentes organizaciones que aportan valor en cuatro características predominantes: el papel en la economía, el enfoque predominante de las actividades, el objetivo dominante y la lógica dominante. A partir de esto, vemos cómo las empresas sociales son distintas de aquellas que se enfocan en objetivos privados y financieros (empresas comerciales) y de las que operan indirectamente (activismo social). Aún más, vemos la diferencia de los objetivos y la lógica de varias organizaciones, que nos llevan a entender cómo las empresas sociales hacen una contribución única a diferencia de otras organizaciones/actores sociales. Portales y Pérez (2015), en su reflexión sobre el ES, ofrecen una distinción similar al compararlo con la responsabilidad social corporativa (RSC), los negocios inclusivos, el valor compartido y la base de los modelos de negocios piramidales en cuanto a la diferencia en su naturaleza, la implementación de estrategia y el impacto esperado. El capítulo 10 explora estos conceptos a profundidad.
Tabla 1.2. Diferencia entre empresas sociales y otras organizaciones sociales
Gobierno | Fundaciones (organizaciones no lucrativas, ONL) | Activismo social | Empresa comercial | Empresa social | |
Papel en la economía | Medios centralizados para la creación y reforzamiento de la infraestructura económica y legal, y el bien público. | Método descentralizado para incrementar la distribución equitativa de recursos. | Enfoque descentralizado para llamar la atención y cambiar los comportamientos con factores externos negativos. | Mecanismo descentralizado para asignar recursos hacia actividades de mayor valor. | Esfuerzo descentralizado para absorber los efectos negativos de los sistemas económicos; cambiar al statu quo. |
Enfoque predominante de actividades | Acción directa para controlar recursos y comportamientos para preservar la seguridad y el orden. | Acción directa para proveer servicio social para otros. | Acción indirecta para influir el cambio de opinión y la acción pública. | Acción directa para crear valor económico para los propietarios; beneficios privados. | Acción indirecta para la creación de valor social para otros. |
Objetivo dominante | Defender el interés público. | Apoyar a los desfavorecidos. | Cambiar el sistema social. | Lograr ventajas competitivas. | Dar soluciones sustentables. |
Lógica dominante | Regulación. | Buena voluntad. | Acción política. | Control de recursos privados y ventaja competitiva sostenible relacionada. | Empoderamiento. |
Fuente: Elaboración propia, adaptada de Santos, 2012 y Lumpkin, et al., 2013.
El lector podrá notar que no se trata de si una empresa social toma un estatus de lucro o no lucro, en cambio, vemos la designación del estatus legal como una decisión estratégica que el emprendedor debe tomar (ver capítulo 3) y damos ejemplos de éxito y retos encontrados en cada forma (capítulos 8 y 9). Aunque por las diversas razones ya mencionadas dar una definición exacta es ilusorio, el proceso que efectúan las empresas sociales puede resumirse como tratar “problemas sociales desatendidos y desafiar la sabiduría convencional (statu quo) a través de modelos de negocio innovadores que empoderan a las personas para dar soluciones sustentables con escalabilidad y/o replicabilidad y lograr un impacto multiplicador en la vida de las personas” (Santos, 2012: 340). Estos conceptos se muestran de forma gráfica en la figura 1.1, en donde el compromiso social es la fuerza impulsora de la actividad emprendedora (Martin y Osberg, 2007).
Figura 1.1. Compromiso social
Fuente: Martin y Osberg, 2007.
Hasta ahora, la reflexión nos lleva a coincidir con Smith y Stevens (2010: 577) en que “el emprendimiento social puede tener muchas formas, determinadas por la intención de los fundadores, el alcance del problema y los recursos requeridos o disponibles para resolverlo”. Dicho de otra manera, la ubicación geográfica y las relaciones (el contexto) importan al gobernar, investigar y practicar el ES (Bacq y Janssen, 2012; Peattie y Morley, 2008; Wolk, 2007 y Wolk y Ebinger, 2010). Kerlin (2013) ofrece un diagrama interesante de cómo los procesos de gran escala interactúan para crear modelos de empresas sociales (figura 1.2). La conclusión general de su investigación es que los esfuerzos del ES se desarrollan de tal manera que se adapten a las necesidades particulares y a las estructuras institucionales o carencias de un país. Por tanto, la transferencia y replicación de ideas y enfoques de ES deben estar basadas en un estudio profundo de los contextos desde y hacia el cual pueda ocurrir la transferencia. Este marco impulsa en gran medida la primera sección de este libro (capítulos 2 y 3) y sienta las bases para las secciones posteriores.
Figura 1.2. Procesos macroinstitucionales y vías causales que llevan a diferentes modelos de empresas sociales
Fuente: Kerlin, 2013.
Configurando el contexto del ES en México
Al analizar cómo las variables de contextos específicos influyen en las actividades del ES, el caso de México se torna muy relevante ya que combina su estatus como país emergente (debido a sus indicadores macroeconómicos, definido así por organizaciones internacionales como el Fondo Monetario Internacional) con condiciones políticas y sociales complejas, como se revisa en el capítulo 2. Estas condiciones del entorno deben discutirse con miras a que los esfuerzos del ES se adapten a la realidad local (Alvi, 2012). Esto es válido no solo para México, sino también para otros países emergentes y en desarrollo (Peredo y Chrisman 2006; Alvi, 2012). México tiene una única combinación de regulaciones estatales (ver capítulo 3), costumbres industriales, organizaciones civiles y comunitarias (ver capítulo 6), que dan como resultado diferentes formas de hacer sentido y opciones estratégicas, como se analiza en los capítulos 8 y 9 (Yin y Zhang, 2017: 302).
Además, aunque en México se han practicado los conceptos de ES durante generaciones, y está lleno de ejemplos actuales de actividades emprendedoras sociales (ver los casos que acompañan el libro), se han publicado relativamente pocos artículos en revistas académicas y los que se han publicado fueron escritos en los últimos cinco años (por ejemplo, Auvinet y Lloret, 2015; Conde Bonfil, 2015/2016; Félix González, et al., 2017; Huberts, 2015; Maguirre, Ruelas, y De la Torre, 2016; Portales y Pérez, 2015; Vázquez-Maguirre y Portales, 2016). Esta limitada cobertura sugiere que en México la discusión profunda del ES está muy atrasada.
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