tisulares (ver pág. 32), encontrará las secuencias de tratamiento basadas y comprobadas en la práctica diaria y los diferentes pasos progresivos que hay que seguir.
Tratamiento del tejido conjuntivo
Cuando se tratan las posibles tensiones del tejido conjuntivo, se debe aplicar la fuerza de estiramiento mínima posible sobre el tejido afectado y mantenerla durante un tiempo prolongado. El tejido conjuntivo necesita este tiempo para completar la denominada reacción plástica que le permitirá relajarse. Por lo tanto, se necesita una fuerza de tracción muy reducida –la mínima posible pero al mismo tiempo la mínima necesaria– y tiempo y paciencia, a veces mucha paciencia.
Para aplicar esta fuerza de tracción al tejido conjuntivo se puede ejercer tanto presión como tracción sobre el tejido –en ambos casos se creará una fuerza de tracción. Este fenómeno queda bien ilustrado con la imagen del globo: cuando sujeta un globo con las dos manos y ejerce presión sobre el mismo, el globo se deforma. Aunque está ejerciendo una fuerza de compresión, el globo se estira, es decir, se produce una fuerza de tracción.
Trabajar con la fuerza de compresión
El objetivo de este método es conseguir una deformación armónica y regular del tejido conjuntivo mediante la aplicación de una suave presión sin que tengan lugar movimientos de desviación. Retomamos de nuevo el ejemplo del globo: si no hay “materiales extraños” que influyan en su deformación, como podría ser, por ejemplo, la presencia de cintas adhesivas pegadas al globo, al ejercer presión, sus manos provocarán un movimiento regular en el globo; si en cambio pega amplias cintas sobre el balón, sus manos ya no se moverán en línea recta y de forma armónica, sino que el movimiento se desvía: sus manos se giran, o se desvían hacia un lado al intentar hacer presión. Si aplicamos este fenómeno al cuerpo, podemos comparar estas bandas que impiden una deformación regular del tejido con la presencia de tensiones, de endurecimientos o de adherencias tisulares. Las técnicas de compresión de este tipo son las que se utilizan, por ejemplo, para el tratamiento del tejido conjuntivo transversal.
Trabajar con fuerza de tracción
En este método se pretende conseguir un movimiento de deslizamiento harmónico, libre y regular del tejido conjuntivo mediante la aplicación de una ligera tracción, sin que se produzcan movimientos de desviación. Esta maniobra puede ser representada, por ejemplo, a través de la imagen de un mantel colocado encima de la mesa. Si no hay objetos encima del mantel ni éste ha sido fijado de alguna forma, cuando tiramos de él, vendrá hacia nosotros produciéndose un movimiento regular de todo el mantel. Si en cambio hay objetos encima de la mesa y del mantel o bien éste ha sido fijado a la mesa de alguna forma, dicho mantel no podrá moverse libremente, y por lo tanto, el movimiento del mismo no será regular, se producirán desviaciones en el movimiento. En relación connuestro cuerpo, esto significa que mediante la aplicación de fuerzas de tracción también podemos darnos cuenta de si existe alguna cosa que impida un movimiento de deslizamiento regular. Al realizar este movimiento tendrá la sensación de que el tejido del que está tirando está fijado o sujeto en algún punto con tiras de goma. Esto muestra las tensiones o las adherencias presentes en el tejido. La fuerza de tracción es utilizada para “levantar” los huesos del cráneo en el tratamiento de las suturas craneales y de las meninges.
“Pensar” la fuerza de compresión
A partir del momento en que se haya fusionado con la parte del cuerpo que quiere tratar y haya formulado su intención, concéntrese en sus manos. Imagine que alguien ejerce una presión que aumenta progresivamente sobre el dorso de sus manos. Esta imaginación hará que sus manos empiecen efectivamente a ejercer esta presión: 1 gramo, 2 gramos, 3 gramos, 4 gramos… Ahora solamente necesita concentrarse en la reacción del tejido; la fuerza será ejercida sobre sus manos desde el exterior.
Relajar o liberar los tejidos
Si quiere relajar o liberar el tejido, trabaje siempre siguiendo unos principios básicos. Todos los ejercicios propuestos para mejorar la movilidad de músculos, articulaciones y tejido conjuntivo descritos en los capítulos siguientes utilizan estos principios con el fin de conseguir un resultado óptimo. Tómese tiempo para familiarizarse con ellos.
Un tacto lo más suave posible. El contacto establecido debería ser lo más suave posible. Solamente así podrá garantizar que los tejidos corporales permanezcan abiertos o se abran en lugar de cerrarse.
Fusión. El contacto suave combinado con una relajación de la mano de contacto y la atención puesta en lo que está haciendo harán que su mano forme una unidad con el tejido que está tocando o palpando en ese momento. El estado alcanzado en el momento en que ya no está clara la frontera existente entre el tejido palpado y la mano es denominado estado de “fusión”. En este estado, la mano posee la capacidad de percibir muchos procesos que se están produciendo en el interior del cuerpo y de seguir su evolución.
Formular la intención. Con tal de ejercitar su mano y agudizar su atención, debería formular una intención antes de cada tratamiento. Ésta puede ser breve, contiene un deseo y normalmente no es pronunciada en voz alta. Puede formular la intención del modo siguiente: “Quiero que mi diafragma se relaje al aplicar esta técnica.” La intención debería ser repetida durante todo el tratamiento.
Ejercer presión o tracción. Tras haber formulado la intención, ejerza una presión o una tracción progresiva sobre el tejido, teniendo en cuenta que la fuerza aplicada debe ser extremadamente suave y generalmente no debe ser superior a 50 gramos. Muchas veces esta fuerza es tan sólo “pensada” (ver cuadro a la izquierda). Al realizar esta fuerza, percibirá cómo sus manos penetran en el tejido y como éste se “derrite” entre sus manos, como si se tratara de un trozo de mantequilla que pusiera entre sus manos y fuera derritiéndose debido al calor. Siga el movimiento de sus manos hacia el interior, hacia el centro del cuerpo. A medida que adquiera práctica, el tejido reaccionará más rápidamente.
Permitir los movimientos de desviación. Este camino descrito de su mano hacia el centro del cuerpo no siempre es rectilíneo. Bien al contrario, a veces parece como si el tejido únicamente quisiera girarse, rotarse o desplazarse, en lugar de ceder en profundidad. Esto nos muestra que en este punto hay tensiones. Preste atención a estos puntos. Perciba los movimientos y permítalos sin estimularlos ni seguirlos. Concéntrese en su objetivo y en su intención. El movimiento hacia el centro del cuerpo regresará cuando se termine el movimiento de desviación.
Esperar la liberación o relajación. Con este tipo de tratamiento usted ofrece al músculo, a la articulación o al tejido conjuntivo la posibilidad de liberar la tensión existente. Este fenómeno será denominado relajación o liberación. Normalmente podrá percibir fácilmente la liberación: el tejido tocado se volverá más blando y más amplio, se abrirá lentamente y se ensanchará. También podemos percibir algunos signos que nos indican que se producirá la liberación: lo más frecuente es que se puedan percibir calor y una pulsación energética. Esta última es percibida como una especie de latido cardíaco, aunque es claramente más rápido. Entre las consecuencias positivas de la liberación encontramos el aumento de fluidos. Bajo su mano sentirá cómo el líquido y la energía fluyen más fácilmente allí donde se ha relajado el tejido. Desde el momento en que sienta esto, puede pasar al siguiente ejercicio o terminar los ejercicios. Si practica regularmente, será capaz de percibir la mejora de los fluidos de forma automática tras un tiempo.
El Dr. Upledger reconoció la importancia de realizar los tratamientos con el mínimo de fuerza posible. Las manos se adaptan al tejido y forman una unidad con el cuerpo.
Qué hacer cuando aparece resistencia
De vez en cuando ocurre que el tejido no quiere liberarse (todavía no). En este caso tiene diferentes posibilidades: