Julio Calleja González

Fisiología, entrenamiento y medicina del baloncesto (Bicolor)


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publicado en las que se valore la intensidad de carga a partir de concentración enzimática en sangre con jugadores de baloncesto y aún menos con deportistas en categorías de formación, ya que los jóvenes tienen una baja capacidad glucolítica como consecuencia de una baja actividad enzimática (Erikkson et al. 1972).

      En un trabajo no publicado realizado por nuestro grupo (Calleja et al. 2004) en el CPT de Fadura-Getxo se evaluó la respuesta de la CPK en un grupo de jugadores internacionales júnior en régimen de concentración permanente, durante dos ciclos clásicos de impacto y recuperación. Al finalizar el estudio no se observaron diferencias significativas en los valores medios de CPK entre ambos ciclos de trabajo.

      Otro experimento del mismo grupo en 2004 analizó las modificaciones de la CPK, en un grupo selectivo de jugadores internacionales júnior durante la propia competición. Antes de los partidos, inmediatamente finalizados y 48 después se realizó una toma de CPK, entre otras variables.

      Figura 2.3. Relación entre la media de CPK (U/l) y tendencia en ambos microciclos (I/R). NS: (Calleja, Lekue, Leibar, Terrados. Datos no publicados).

      Los datos obtenidos presentan diferencias significativas entre los valores antes e inmediatamente después de la competición (p<0,01) modificándose (813,05±313,07 frente a 1107.31±343.18), así como diferencias significativas entre los valores tras el partido (p<0,05) (1107,31±343,18) frente a 48 después (511,57±185,36). No hubo diferencias entre los valores posteriores al partido y los analizados 48 después del mismo.

      La CPK en sangre se relaciona con el daño y la destrucción muscular (Hellsten-Westing et al., 1991) además de ser un posible marcador de sobretrenamiento (Hakkinnen et al. 1988, Kuipers et al. 1994).

      Figura 2.4. CPK (U/L). Diferencias antes, después y 48 horas después partido. (Calleja, Lekue, Leibar, Terrados. Datos no publicados). N = 9; *P <0,05; ** P <0,01

      Ha sido una de las proteínas más analizadas, dada la alta correlación observada entre la lesión muscular (Bobbert et al. 1986) y la variación en el contenido plasmático (Rodeburg et al. 1993). En nuestra investigación pudimos observar diferencias significativas de los valores antes del partido a los obtenidos inmediatamente finalizado el mismo. En todos los puestos hemos encontrado diferencias altamente significativas en los valores de CPK plasmática. Por tanto, estos datos pueden ser un indicador de que el baloncesto por sus modelos de contracción muscular utilizados durante el juego, se acompaña de una liberación en sangre de forma significativa de los valores de CPK-Is3, especialmente en régimen excéntrico (Byrnes et al. 1986, Clarkson et al. 1992). Otras publicaciones (Pilis et al. 1988) comunicaron un ligero aumento significativo de las concentraciones plasmáticas de CPK en los primeros minutos de recuperación de un ejercicio de 15 s a la máxima intensidad. En nuestra investigación con jugadores jóvenes de baloncesto hemos podido constatar valores superiores a 1.107 U/l. A partir de las 300 U/l se ha de pensar en una permeabilidad celular no normal y, con ello, en cambios estructurales, debiendo reducir la carga de entrenamiento (Zintl, 1991), lo que podemos interpretar como el reflejo de liberación de proteínas contractiles musculares del músculo a la sangre (Hellsten-Westing et al., 1991). No hemos encontrado otros experimentos que evalúen las modificaciones de este parámetro durante la competición en jugadores con estas edades, aunque otros estudios como el presentado por (Hoffman et al., 1999b) con jugadores de la selección senior de Israel no observaron cambios significativos en las concentraciones de CPK, finalizadas 4 semanas de entrenamiento intensivo ni durante ese período.

      En una interesante investigación publicada, Stalnacke et al. (2003) evaluaron los cambios de NSE (enolasa) durante un partido de baloncesto en un grupo de 18 jugadores. Los autores concluyeron que no había diferencias significativas en los valores de NSE antes e inmediatamente después del partido.

      A pesar de ello, observaron una correlación significativa entre los valores de NSE y la acción del salto. Respecto a la LDH, como enzima biocatalizadora en el mecanismo de producción de lactato, algunos autores, como Linnossier et al. (1993), han descrito incrementos de concentración después de entrenamientos de corta duración e intensidad. En cualquier caso, Thorstensson et al. (1975) no describen tales cambios.

      En nuestro reciente estudio con la misma población de internacionales júnior observamos un incremento significativo de la LDH de los valores antes del partido respecto a los datos obtenidos inmediatamente finalizado el mismo (781,80±3.032,94 frente a 1.248,26±779,73 r = 0,460; p <0,05), con el mismo grupo de jugadores de baloncesto.

      No hubo diferencias significativas entre los datos del inicio y los obtenidos 48 después.

      Podemos concluir que en nuestro trabajo la LDH ha sido sensible a la actividad desarrollada durante el partido. Rotenberg et al. (1988) también encontraron diferencias significativas en las medias de valores de LDH antes de la competición con respecto a los valores después de los partidos en un grupo de jugadores de elite de collegue.

      Figura 2.5. LDH (U/L). Diferencias antes, después y 48 horas después del partido. (Calleja, Lekue, Leibar, Terrados. Datos no publicados). N = 9; * P <0,05.

      Figura 2.6. Recogida de micromuestra en el lóbulo de la oreja. Jugador del Siglo XXI-FEB, CPT-G Vasco.

       4. METABOLITOS

      La urea (U) (fórmula química: CH4N2O) es un producto final del metabolismo proteico. Se describe un incremento significativo de los niveles de U sanguínea finalizado el ejercicio a intensidad relativamente baja (Matsin et al., 1997). Por ello, la concentración de U en plasma sanguíneo se ha utilizado frecuentemente como un indicador para la monitorización del entrenamiento (Urhausen y Kindermann, 1992). Numerosos estudios han correlacionado los niveles de U sanguínea postejercicio y la carga externa de trabajo realizado (Haralambie et al., 1982, Urhausen y Kindermann, 1992).

      Hay un trabajo sobre baloncesto que analiza la respuesta de la (U) al modelo de ejercicio practicado. Hoffman et al., (1999b) no observaron cambios significativos en las concentraciones tras 4 semanas de entrenamiento intensivo, ni durante las mismas con la Selección Nacional Israelí absoluta.

      Nuestro grupo de investigación también analizó este metabolito del metabolismo proteico, con los deportistas anteriormente citados. Un incremento acelerado de este parámetro puede ser indicador de una situación catabólica (Lehmann et al., 1991). En nuestro análisis, los valores de U se incrementaron de forma significativa tras el partido con respecto a los valores antes del mismo (p<0,01)

      En el análisis por puestos sólo los bases presenta diferencias significativas (r = 0,907; p <0,01). En el puesto de alero y pívot no encontramos diferencias significativas. En contraste con otro trabajo presentado por Hoffman et al. (1999b), no observaron cambios significativos en las concentraciones de U tras 4 semanas de entrenamiento intensivo, ni durante las mismas.

       5. IONES

      Los iones son elementos cruciales en el proceso de las reacciones químicas producidas en el organismo. Una adecuada síntesis de Na (sodio) y K (potasio) es necesaria para mantener un correcto funcionamiento de la bomba sodio-potasio (Viru, 1995). Por otro lado, el Ca (calcio), además de ser el principal componente estructural del tejido óseo, desempeña un papel determinante en el proceso de contracción y relajación muscular esquelético. Déficits