Diana Hamilton

Amigos muy íntimos


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      Editado por Harlequin Ibérica.

      Una división de HarperCollins Ibérica, S.A.

      Núñez de Balboa, 56

      28001 Madrid

      © 2000 Carol Hamilton Dyke

      © 2021 Harlequin Ibérica, una división de HarperCollins Ibérica, S.A.

      Amigos muy íntimos, n.º 1191- enero 2021

      Título original: The Christmas Child

      Publicada originalmente por Harlequin Enterprises, Ltd.

      Todos los derechos están reservados incluidos los de reproducción, total o parcial.

      Esta edición ha sido publicada con autorización de Harlequin Books S.A.

      Esta es una obra de ficción. Nombres, caracteres, lugares, y situaciones son producto de la imaginación del autor o son utilizados ficticiamente, y cualquier parecido con personas, vivas o muertas, establecimientos de negocios (comerciales), hechos o situaciones son pura coincidencia.

      ® Harlequin, Julia y logotipo Harlequin son marcas registradas por Harlequin Enterprises Limited.

      ® y ™ son marcas registradas por Harlequin Enterprises Limited y sus filiales, utilizadas con licencia.

      Las marcas que lleven ® están registradas en la Oficina Española de Patentes y Marcas y en otros países.

      Imagen de cubierta utilizada con permiso de Harlequin Enterprises Limited.

      Todos los derechos están reservados.

      I.S.B.N.: 978-84-1375-124-5

      Conversión ebook: MT Color & Diseño, S.L.

      Índice

       Créditos

       Capítulo 1

       Capítulo 2

       Capítulo 3

       Capítulo 4

       Capítulo 5

       Capítulo 6

       Capítulo 7

       Capítulo 8

       Capítulo 9

       Capítulo 10

       Capítulo 11

       Capítulo 12

       Capítulo 13

       Si te ha gustado este libro…

      Capítulo 1

      ASÍ QUE estas van a ser tus habituales navidades tranquilas —dijo Dawn desde las profundidades del sillón de orejas donde estaba sentada—. ¡Pobrecilla! Realmente deberías aprender a divertirte, Matts. Nunca se sabe, es posible que hasta te guste.

      Su suave y bonita boca hizo un mohín de disgusto mientras agitaba su atractivo cuerpo con una excitación apenas contenida. Mattie miró a su mejor amiga y se preguntó si su madre no la habría querido si fuera más como Dawn, bonita y atractiva, animada y alegre en vez de…

      Apartó ese pensamiento. Eso ya era pasado. Su madre había muerto hacía nueve años, cuando Mattie tenía solo dieciséis años y no servía de nada seguir dándole vueltas al pasado, nada lo traería de nuevo ni lo modificaría.

      —Tu casa debe estar ya llena —dijo sonriendo.

      Se daba cuenta de la excitación de su amiga y la entendía. Se puso sus gafas y miró su libro de cocina. Sobre todo en Navidad, la Vieja Rectoría, al otro lado del pueblo de Sussex, que siempre parecía una postal, era como un imán para la gran y poco complicada familia que los padres de Dawn habían creado. La gran casa se llenaría de niños, risas y amor.

      Y eso en contraste con la austera grandiosidad de la casa donde estaban, el hogar que compartía con su padre viudo.

      —Estará todo el mundo —dijo Dawn.

      Luego levantó la mano izquierda y miró la brillante esmeralda que llevaba en el dedo anular.

      —Además de Frank y sus padres —añadió—. Llegarán mañana, la víspera de Navidad, así que estás invitada a almorzar el día de Navidad. Tráete a tu padre, como la señora Flax no está, así no tendrás que cocinar. Y no aceptaré un no por respuesta. No puedo esperar a presentarle mi novio a mi mejor amiga.

      —Lo siento. Pero James va a pasar las fiestas aquí, ha llamado esta mañana para decirlo.

      El corazón se le retorció dolorosamente. James debía estar sintiéndose fatal. Sus planes para la Navidad debían haber sido mucho más glamorosos, más románticos que pasar unos días tranquilos allí.

      —Ya sé que me vas a decir que lo lleve también, pero no creo que esté de humor para fiestas, no, teniendo en cuenta las circunstancias.

      Sabía que su amiga insistiría, así que siguió con la receta que estaba haciendo.

      Pero lejos de insistir, Dawn dijo:

      —¡Vaya! ¿Se aproxima una temporada de lágrimas?

      —No creo que James Carter sepa llorar.

      En todos los años que lo conocía, primero como hijo del socio de su padre y luego como sucesor del mismo cuando este murió hacía once años, ocupando ese puesto con solo veinticinco años, nunca lo había visto mostrar ninguna emoción fuerte. Siempre se mostraba muy seguro de sí mismo, completamente controlado. Parecía vivir en un mundo en el que nada lo podía tocar.

      Pero en ese momento debía estar dolido. Ser públicamente rechazado por la mujer con la que había pretendido casarse debía ser una experiencia dolorosa. Sin embargo, conociéndolo tan bien como lo conocía, estaba segura de que no lo demostraría.

      —Bueno, él no mostrará sus sentimientos en público —admitió Dawn—. Pero como sus padres están muertos, tu padre y tú sois lo más cercano a una familia que tiene, así que os puede llorar en el hombro. Y supongo que su ego debe estar bastante afectado. Quiero decir que, hace un par de meses, leíamos todos esos cotilleos acerca de la boda del año, la suya con Fiona Campbell-Blair, la buena pareja que parecían hacer y lo embelesados que parecían estar el uno con el otro, para que luego, hace menos de una semana,