España, México, 1944.
[37] Sergio Bagú, ob. cit.
[38] André Gunder Frank, Capitalism and Underdevelopment in Latin America, Nueva York, 1967.
[39] Álvaro Alonso-Barba, Arte de los metales, Potosí, 1967.
[40] Gustavo Adolfo Otero, ob. cit.
[41] Fernando Carmona, prólogo a Diego López Rosado, Historia y pensamiento económico de México, México, 1968.
[42] D. Joseph Ribera Bernárdez, Conde Santiago de la Laguna, Descripción breve de la muy noble y leal ciudad de Zacatecas, en Gabriel Salinas de la Torre, Testimonios de Zacatecas, México, 1946. Además de esta obra y del ensayo de Humboldt, el autor ha consultado: Luis Chávez Orozco, Revolución industrial - Revolución política, Biblioteca del Obrero y Campesino, México, s.f.; Lucio Marmolejo, Efemérides guanajuatenses, o datos para formar la historia de la ciudad de Guanajuato, Guanajuato, 1883; José María Luis Mora, México y sus revoluciones, México, 1965; y para los datos de la actualidad, La economía del estado de Zacatecas y La economía del estado de Guanajuato, de la serie de investigaciones del Sistema Bancos de Comercio, México, 1968.
[43] John Collier, The Indians of America, Nueva York, 1947.
[44] Según Darcy Ribeiro, ob. cit., con datos de Henry F. Dobyns, Paul Thompson y otros.
[45] Emilio Romero, Historia económica del Perú, Buenos Aires, 1949.
[46] Enrique Finot, Nueva historia de Bolivia, Buenos Aires, 1946.
[47] Obras citadas.
[48] Antonello Gerbi, La disputa del Nuevo Mundo, México, 1960, y Daniel Vidart, ob. cit.
[49] Lewis Hanke, Estudios sobre fray Bartolomé de Las Casas y sobre la lucha por la justicia en la conquista española de América, Caracas, 1968.
[50] J. M. Ots Capdequí, ob. cit.
[51] Un miembro del Servicio Norteamericano de Conservación de Suelos, según John Collier, ob. cit.
[52] Daniel Valcárcel, La rebelión de Túpac Amaru, México, 1947.
[53] Alexander von Humboldt, Ansichten der Natur, t. II, cit. en Adolf Meyer-Abich y otros, Alejandro de Humboldt (1769-1969), Bad Godesberg, 1969.
[54] Tulio Halperin Donghi, Historia contemporánea de América Latina, Madrid, 1969.
[55] Ernest Gruening, Mexico and its Heritage, Nueva York, 1928.
[56] Alonso Aguilar Monteverde, Dialéctica de la economía mexicana, México, 1968.
[57] Los últimos charrúas, que hacia 1832 sobrevivían saqueando novillos en las campiñas salvajes del norte de Uruguay, sufrieron la traición del presidente Fructuoso Rivera. Alejados de la espesura que les daba protección, desmontados y desarmados por las falsas promesas de amistad, fueron abatidos en un paraje llamado la Boca del Tigre: «Los clarines tocaron a degüello –cuenta el escritor Eduardo Acevedo Díaz (diario La Época, 19 de agosto de 1890)–. La horda se revolvió desesperada, cayendo uno tras otro sus mocetones bravíos, como toros heridos en la nuca». Varios caciques murieron. Los pocos indios que pudieron romper el cerco de fuego se vengaron poco después. Perseguidos por el hermano de Rivera, le tendieron una emboscada y lo acribillaron a lanzazos junto con sus soldados. El cacique Sepe «hizo cubrir con algunos nervios del cadáver el extremo de la moharra de su lanza». En la Patagonia argentina, a fines de siglo, los soldados cobraban contra la presentación de cada par de testículos. La novela de David Viñas Los dueños de la tierra (Buenos Aires, 1959) se abre con la cacería de los indios: «Porque matar era como violar a alguien. Algo bueno. Y hasta gustaba: había que correr, se podía gritar, se sudaba y después se sentía hambre… Los disparos se habían ido espaciando. Seguramente había quedado algún cuerpo enhorquetado en uno de esos nidos. Un cuerpo de indio echado hacia atrás, con una mancha negruzca entre los muslos…».
[58] John Kenneth Turner, México bárbaro, México, 1967.
[59] Arturo Bonilla Sánchez, «Un problema que se agrava: la subocupación rural», en Rodolfo Stavenhagen, Fernando Paz Sánchez, Cuauhtémoc Cárdenas y Arturo Bonilla Sánchez, Neolatifundismo y explotación. De Emiliano Zapata a Anderson Clayton & Co., México, 1968.
[60] René Dumont, Tierras vivas. Problemas de la reforma agraria en el mundo, México, 1963.
[61] Eduardo Galeano, Guatemala, país ocupado, México, 1967.
[62] La descomposición religiosa de los mayas-quichés empezó con la colonia. La religión católica solo asimiló algunos aspectos mágicos y totémicos de la religión maya, en la tentativa vana de someter la fe indígena a la ideología de los conquistadores. El aplastamiento de la cultura original abrió paso al sincretismo, y así se recogen, por ejemplo, en la actualidad, testimonios de la involución con respecto a aquella evolución alcanzada: «Don Volcán necesita carne humana bien tostadita». Carlos Guzmán Böckler y Jean-Loup Herbert, Guatemala: una interpretación histórico-social, México, 1970.
[63] Las bandeiras paulistas eran bandas errantes de organización paramilitar y de fuerza variable. Sus expediciones selva adentro desempeñaron un papel importante en la colonización interior de Brasil.
[64] Celso Furtado, ob. cit.
[65] Celso Furtado, Formación económica del Brasil, México, 1959.
[66] C. R. Boxer, The Golden Age of Brazil (1695-1750), California, 1969.
[67] Augusto de Lima Júnior, Vila Rica do Ouro Preto. Sintese histórica e descritiva, Belo Horizonte, 1957.