David Suárez Rodríguez

La manifestación de la velocidad de desplazamiento en el tenis


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      ■Exigencias tipo activación del sistema neuromuscular: ciclo estiramiento-acortamiento, acciones excéntricas, activación de fibras rápidas, sincronización; trabajo de los músculos determinantes y de la forma demandada en el tenis. Una característica clave en la especificidad del rendimiento es la capacidad de explosividad en las acciones, pero no solo en las concéntricas o de ciclo estiramiento-acortamiento, sino en las excéntricas. En ocasiones, se presta atención a las tensiones excéntricas, pero en regímenes de trabajo poco significativos para el rendimiento en el tenis.

      ■Los procesos cognitivos, la atención, la percepción del propio estado emocional, del feedback recibido por los procesos durante el juego, la autoevaluación de las propias posibilidades, se producen de forma relacionada con el propio juego (Zhelyazkov, 2001). Estos factores psicológicos se desarrollan con unas dinámicas específicas del tenis.

      A la hora de escoger los ejercicios con mayor o menor especificidad, no se debería olvidar el tipo de tensión que se produce durante el juego. Así, las acciones deberán ser predominantemente heterotónicas, con combinaciones de concéntricas y excéntricas y una abundante incidencia en el ciclo de estiramiento-acortamiento. Las acciones excéntricas tienen una gran importancia y unas características mecánicas y nerviosas diferenciales respecto a las isométricas y concéntricas (Gandevia, 1998; Gardiner, 2001), por lo que deberán tener su momento de trabajo, o bien de forma aislada o en situación de frenada y posterior acortamiento dentro de una acción de juego, el llamado ciclo estiramiento-acortamiento. Las tensiones isométricas no tienen mayor relevancia en el tenis, salvo en situaciones de fijación de la postura por parte del tronco, y más concretamente de los músculos paravertebrales, cuadrado lumbar y abdominales.

      La estructura biomecánica de los gestos y la disposición espacial de las estructuras óseas y articulares determinarán también una mayor o menor especificidad. Esta estructura biomecánica se manifestará durante el juego, junto con los procesos coordinativos, a través de la técnica, que será un factor fundamental en la velocidad. Junto a las características del movimiento en su forma, estará como elemento fundamental la relación fuerza-velocidad. En la curva fuerza-velocidad estará una de las claves principales para acercarnos a la especificidad y optimización del rendimiento a través del entrenamiento de la fuerza, la técnica, etc. Según esté en una u otra zona, más hacia la velocidad o hacia la fuerza, se estará estimulando más una u otra, pero también la fuerza ante cargas más o menos pesadas, y nos acercaremos en mayor o menor grado a la especificidad del deporte.

      Gradualidad-progresividad-heterocronía

      Podríamos diferenciarlos como tres principios pero por su gran relación prefiero exponerlos como un solo. Se trataría, por un lado, del carácter heterocrónico de la respuesta al entrenamiento por parte de los sistemas funcionales, siendo a ritmos diferentes según el elemento objeto a trabajar, pero también según el estado de forma del deportista, el entrenamiento previo o simultáneo, o situaciones hormonales en las jugadoras, por lo que el preparador debe hacer un racional uso de los diversos sistemas y cargas, así como de la combinación de objetivos y métodos en lo que llamaríamos programación y planificación sistemática y flexible del entrenamiento.

      Tampoco se debe olvidar que para lograr adaptaciones se tendrá que conseguir una propuesta que estimule el organismo, por lo que a la hora de programar las cargas de orientación para mejorar la fuerza, la flexibilidad, la resistencia, la técnica y la táctica, se debe tener en cuenta que tengan un carácter progresivo más o menos marcado dentro de esta racionalidad y planificación de la preparación del tenista. Si pretendemos desarrollar toda la potencialidad del jugador deberemos incrementar los estímulos. Para desarrollar todo el potencial de fuerza y su manifestación específica en la velocidad durante el juego, se deberán aplicar intensidades cada vez mayores. Sin embargo, esta progresividad no significa un escalonamiento constante, debiendo darse una gradualidad que se adapte a las dinámicas complejas de trabajo, de forma que no se trate tanto de ir añadiendo cargas como de ir graduando las intensidades y las diversas propuestas.

      Este principio se refleja de la siguiente forma:

      ■Aumento gradual del número de sesiones por microciclo.

      ■Tendencia a incrementar el volumen e intensidad.

      ■Evolución hacia una predominancia de ejercicios con mayor especificidad.

      ■Añadir ejercicios más intensos y de mayor impacto.

      ■Mayor brusquedad en la elevación de la intensidad y en menor medida volumen.

      ■Mayor complejidad en los sistemas.

      ■Mayor complejidad de los ejercicios.

      Globalidad-complejidad

      El carácter global y complejo del deporte es algo que resulta claro, más aún en especialidades como el tenis, con una complejidad propia que se une al carácter hipercomplejo del ser humano. Esta globalidad en el entrenamiento debe ser tanto de visión del tenis a la hora de estudiar y evaluar alguna situación, como del enfoque de la preparación. La visión y el enfoque de trabajo deben estar en sintonía para alcanzar la preparación más óptima. Esta globalidad se refleja en los movimientos que tendrán que respetar, en su mayoría, la acción de las cadenas musculares, y no buscar las acciones analíticas que provoquen el efecto sobre un músculo o gesto aislado. La prioridad será mejorar la capacidad de ejecutar acciones de juego, y para ello se debe potenciar la capacidad de ejercer fuerza rápida en movimientos, aprovechando las sinergias y facilitando las eficaces combinaciones motrices. Ahí es donde aparece el concepto de complejidad que se deberá ver reflejado en la relación entre estos movimientos globales motores de fuerza y velocidad con otras cualidades, como la flexibilidad dinámica y la elasticidad, pero también con la coordinación, técnica y táctica, o los procesos cognitivos.

■Posibles sobrecargas■Posible menor control de la carga■Posible interés en realizar una variación de tipos de trabajo

      Ahora bien, no debemos olvidar que habrá que ajustar las cargas a la intensidad adecuada para las adaptaciones pretendidas; así, cuando queramos llevar a cabo un trabajo regenerativo, la intensidad deberá ser media o baja, pudiendo resultar interesante un trabajo más general. Si buscamos producir una hiperemia importante para regenerar o mejorar la vascularización, se deberá evitar intensidades de máxima potencia, si bien seguirán siendo interesantes los ejercicios específicos que supongan la irrigación de las zonas más solicitadas durante un partido.

      En otros casos, como cuando se quiere proporcionar cargas de fuerza con el fin de desarrollar una hipertrofia muscular o fuerza máxima, los ejercicios no podrán ser del todo específicos, pero en todo momento debe haber una combinación de medios y que los ejercicios generales tengan una orientación hacia el tenis, resultando un estímulo por su acción sobre movimientos globales orientados, relación de carga y velocidad adecuada y, en correspondencia con otros factores, para poder proporcionar adaptaciones significativas para el rendimiento final (tabla 3-5).

      Habitualmente, se considera que la velocidad, así como los procesos neuromotores, coordinación y técnica, deben entrenarse en ausencia de fatiga; sin embargo, cuando el objetivo es la estabilización de las habilidades motoras, así como las acciones técnico-tácticas y la elevación del rendimiento en situación de fatiga, se deberá entrenar junto al resto de cualidades. También parece relevante el orden de presentación de los diversos objetivos que se planteen, por ejemplo colocando los trabajos de fuerza y velocidad antes de la resistencia. Sin embargo, la presentación de estímulos diferentes de forma aislada o compleja provocarán, en todo momento, un efecto acumulativo que puede ser potenciador o, por el contrario, actuar de forma negativa sobre el rendimiento (Verkhoshansky, 2002), por lo que deben predominar las cargas concentradas o que creen sinergias positivas.

Grupo AEjemplos de posible ordenación para objetivos