deben tomarse muy en serio. Aquellos que las realizan merecen ser escuchados. El que es acusado también merece que se le escuche. El proceso legal debido es uno de los cimientos del Estado de derecho estadounidense”.134 Y terminaba: “No estoy poniendo en tela de juicio que la doctora Ford pueda haber sido agredida sexualmente por alguien en algún lugar en algún momento. Pero yo nunca le he hecho eso a ella ni a nadie. Soy inocente de lo que se me acusa”.
Durante la mañana de la audiencia, la CNN informó de que Trump había llamado a Kavanaugh la noche antes y le había instado a ser contundente en sus desmentidos.135 “¿Le funcionará a Kavanaugh hoy el estilo beligerante que Trump ha empleado para refutar acusaciones semejantes?”, se preguntaban.
Kavanaugh empezó a gritar tan pronto como subió al estrado.136 Gritó que había escrito él mismo su declaración. Gritó que nadie había visto su declaración. Gritó: “Mi familia y mi nombre han sido completamente destruidos por acusaciones adicionales perversas y falsas”. Gritó: “Este proceso de confirmación se ha convertido en una vergüenza nacional… Han remplazado el ‘asesorar y consentir’ por el ‘buscar y destruir’”. Gritó que la izquierda era capaz de hacer cualquier cosa con tal de hacer descarrilar su nominación, y calificó las acusaciones en su contra de “venganza de los Clinton”.
La audiencia de Kavanaugh fue la primera en el Congreso en la que habitantes de las dos realidades independientes estadounidenses –la autocracia y la democracia representativa– se dirigían a dos públicos distintos en una misma sala. Blasey Ford se dirigía al Comité Judicial del Senado y a un público más general. Kavanaugh, que usó el tono favorito de Trump, ofendido y agresivo, y uno de sus temas preferidos, el de la conspiración clintoniana, se dirigía a Trump. El presidente disfrutó mucho del espectáculo.137 “El juez Kavanaugh le ha demostrado a Estados Unidos la razón por la que lo nominé –tuiteó–. Su testimonio fue potente, sincero y fascinante. La estrategia de búsqueda y destrucción de los demócratas es vergonzosa y este proceso ha sido una farsa y un intento de postergar, obstaculizar y resistir”.
Mientras Blasey Ford se dirigía al comité, los miembros republicanos de este se negaron a interactuar con ella. En vez de eso, prefirieron invitar a una fiscal de Arizona, Rachel Mitchell –una “asistente femenina” en palabras del líder de la mayoría, Mitch McConnell– para que la interrogara.138 Kavanaugh mantuvo un tono intimidatorio en respuesta a las preguntas de Mitchell y de los senadores, demócratas y republicanos. Les dijo a todos ellos una y otra vez que le gustaba la cerveza. En aquella sala todo el mundo actuaba para Trump excepto los demócratas y Blasey Ford. El espectáculo requería pisotear la dignidad de la política –tanto la de representación, que se vio sustituida por gritos y comentarios sobre la cerveza, como la de participación que se le negaba a Blasey Ford, que intervino frente a un público que mayoritariamente se oponía a escucharla–.
Durante el proceso de confirmación se presentaron ochenta y tres quejas contra Kavanaugh en el Décimo Circuito, alegando que su testimonio era falso y que su comportamiento durante la audiencia había sido irrespetuoso para con el sistema judicial.139 En agosto de 2019, todas esas quejas fueron desestimadas por un comité nacional de jueces federales porque Kavanaugh, como juez del Tribunal Supremo, ya no estaba bajo su jurisdicción.140 Al igual que Trump, que no está sujeto a las reglas sobre conflictos de interés por ser el presidente, Kavanaugh había llegado allá donde las reglas que solían dirigir la política estadounidense no podían alcanzarle.
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