Abuelo: ¿Cuántos años tienes? Me miraba con cariño y colocando las manos con los dedos separados, yo iba sumando de diez en diez hasta llegar a 65
Apenas le vi dos veranos y aun le recuerdo trillar en la era.
De él se, lo que mi madre y mi abuela me contaban, pero fue lo suficiente para saber; que en la vida existe gente noble y trabajadora; que se puede elegir a pesar del sacrificio que conlleve el ser honrado.
Esto me llevó a poner su nombre como seudónimo a mis poemas.
MARIO
Ingenuo del mundo,
seguro en los brazos del padre
Sereno con la voz;
de quien en su seno le albergase.
Murmullos en la pradera,
miradas de familiares,
va cambiando cada día
es el mirar en la calle.
Es la máxima alegría
de quien decidió crearle.
Es el reloj de unos padres,
verán sus manecillas alargarse.
Oirán el tic tac
de su corazón al acostarle.
Mis mejores deseos, a esos padres
que lo vean crecer, que nunca pare,
de marcarles la horas; mañana y tarde
y en las noches serenas: salga a cantarles.
LO NUNCA ESCRITO
Quiero escribir lo nunca escrito
alfombrar de versos ese camino,
ser hombre y a la vez niño,
hombre en tus tempestades y darte alivio.
Niño en tus brazos y ser querido
ser salvado y salvador
playa en tus noches de verano
luna en tus sueños.
Ola que rompa en tu cuerpo
y acaricie tu corazón con mis anhelos.
Quiero en tus pupilas, ser el reflejo
como lo es en el agua; gacela y ciervo,
ver tus mejillas rosas, cuando me acerco
y latir tu corazón, con estos versos.
HOMBRE CON V DE VERDUGO
¿Por qué la gritabas tan fuerte?
así, no te entendía nada.
¿Por qué la insultabas y herías?
si te dio; todo su alma.
¿Por qué, dudaste de ella?
cuando siempre te esperaba.
Si en bata; que era una bruja
si en vestido; una fulana.
Cobarde que en el trabajo
para todo te callabas,
y a ella que era más débil
humillabas e insultabas,
la veías de rodillas
aún más la pisabas.
Ahora que ya no esta
porque ya se levantará,
al oír que alguien le dijo,
no estés más de rodillas;
no naciste arrodillada.
Ahora, que no escucha tus gritos
si no hermosas palabras,
sigues llamándola a gritos
para no oír en tu alma,
los sonidos que en voz baja;
tu conciencia despertaba
Quien te parió fue mujer,
quien te pego de tu casta,
¿Por qué repites ahora
lo que entonces, tanto odiabas?
Si no cuidas lo que tienes
y al final ves que se escapa,
déjala ir no lo mates;
que alguien cure sus llagas.
Reconoce como hombre,
lo que por ti ella lloraba.
Nunca fue tu propiedad
ella no quería cerrojos
ni brazos que la aplastaran.
Los quería de refugio;
y tú le hiciste una jaula.
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