La apariencia está influenciada por el estado del corazón
Q es doctora en medicina. Hizo sus estudios en el extranjero. La primera vez que vi su fotografía no tenía idea de cuáles eran sus problemas de salud, pero por la expresión de su cara y la forma en que se arreglaba el pelo, sentí que podía tener problemas emocionales. Unos días después de ver su foto me reuní con ella. Apenas la vi, sentí dolor en su corazón, y mi percepción se confirmó después de charlar con ella. Q es una persona muy seria, y cuanto más seria es, más profundo siente su dolor y la imposibilidad de superarlo. Para ayudarla, regulé su estado mental con mi mente, de acuerdo a lo que sentía en su interior. Algunos días más tarde, la sentí otra vez y me encontré con que la sensación de sus «dolores de corazón» había desaparecido. Entonces, su familia me contó que su rostro se veía mucho mejor que antes. Esto me enseñó que «la apariencia está influenciada por el estado del corazón».
La resolución de mi prima
Un amigo tiene una prima a la que yo también trato de prima. Antes de conocerla, mi amigo me contó que se había enamorado y liado con un hombre que estaba casado desde hace tres años. El hombre le dejó bastante claro que no podía divorciarse de su mujer y casarse con ella, pero para ella él era el mejor hombre del mundo y esperaba que un día se pudiera divorciar. Llevó su affaire en secreto, ocultándoselo a sus padres. Cuando la conocí, le dije: «Es verdad que amas a este hombre profundamente, pero no desde lo más profundo de tu corazón». Ella preguntó: «¿De verdad?», y yo le dije: «Sí, puedo verlo». En ese momento, mi prima sintió como si una luz le iluminara el corazón y empezó a comprenderse a sí misma. Después de eso, rompió con aquél hombre.
De este caso, descubrí que muchas personas están tan acostumbradas a ser hipócritas ya que no saben ni siquiera qué es, en su corazón, lo verdadero.
Un chico con el corazón perforado
Fui con un amigo a Sri Lanka en el año 2006. Visitamos dos universidades. Un profesor de una de ellas me preguntó por qué siendo él tan alto, su hijo había dejado de crecer a una edad muy temprana, y si yo podía hacer algo para remediarlo. Lo pensé un poco y le dije: «Tráeme al chico, le echaré un vistazo». Lo hizo. El muchacho tenía dieciséis años y era realmente muy bajo. Lo sentí y percibí algo que lo presionaba hacia abajo desde el fondo de su corazón. Recordé un viejo refrán chino «Quien tiene el corazón perforado, no puede crecer muy alto»2.
Entonces analicé las condiciones del chico: su padre había sido siempre muy estricto con él, desde niño todo su tiempo debía dedicarlo al estudio. Esto hizo que el chico, teniendo que ocultar sus deseos de salir a jugar y pasarla bien, guardara rencor y pensamientos maliciosos en su interior. Como resultado, algo parecía estar presionando su corazón desde adentro, y su actitud era la típica de alguien con el «corazón perforado». Este caso es una prueba de que los refranes de nuestros antepasados no están exentos de base, sino que provienen de hechos «vistos» por los antiguos sabios.
El corazón es la casa del Shen
El siguiente caso es el de un hombre de la provincia de Shandong, casado y mayor de treinta años. Su madre supo que yo podía ayudar a personas con problemas mentales, por eso me habló de su hijo. Él tenía el problema de sentir que su mente se le salía y vagaba fuera de su cuerpo. Ni él ni su madre tenían la menor idea de si esta anomalía sería una forma de «súper-inteligencia» o una enfermedad.
Cuando conocí a su hijo, comencé a comprender el significado de la expresión «El corazón es la casa del Shen». Lo exploré interiormente y sentí que el espacio dentro de su corazón donde se almacenaba su Shen era una cavidad muy pequeña. El Shen no lograba entrar a lo profundo de su corazón, por eso siempre sentía que su mente estaba vagando fuera de lugar.
Le pregunté si cuando era niño se portaba mal y su padre le zurraba. Contestó que sí. Esto confirmó mi suposición: los golpes y los gritos de su padre cuando era pequeño habían hecho que su corazón gradualmente se ‘encogiera’. Cuando llegó a este estado, el espacio en su corazón donde habita el Shen se redujo a una grieta. Aunque creció y se hizo mayor, el estado de contracción de su corazón continuó siempre igual.
De acuerdo a mi exploración, le ofrecí un tratamiento. Días después, volvió a visitarme para decirme que en los últimos días su mente no había vuelto a vagar fuera de su cuerpo.
El Qi del corazón y el estado de ánimo
Cuando estaba en Malasia, una mujer me dijo que su hijo de treinta y un años de edad tenía pensamientos negativos continuamente desde los dieciséis. Sin indagar por los motivos, le dije que me trajera a su hijo.
Cuando vi al hombre, percibí que su «qi del corazón»3 estaba muy bajo. Era un hombre apuesto, de estatura mediana y con cara cuadrada de grandes orejas. Vi su corazón, parecía estar cubierto por una cacerola y su qi goteaba hacia abajo. El corazón pertenece al elemento fuego, se supone que su llama se extiende hacia arriba, pero la situación de este hombre era justamente la contraria. Esa era la razón de sus constantes pensamientos negativos. Con mi mente, me concentré en atravesar esa cacerola y reparar el fondo de su corazón. Cuando volvió el día siguiente lo encontré diferente y le pregunté: «¿Cómo te has sentido ayer y hoy?» Respondió: «Siento que estoy bastante diferente». El tercer día le pregunté cómo estaba y me dijo que se sentía bien.
Descubrí otra característica suya. Era una persona muy amable, capaz de dar todo lo que tenía a aquél o aquella que le cayera en gracia. En lugar de decirle que no diera demasiado su Shen a los otros porque el reto es conservarse en el justo centro, le dije: «Recuerda que ser amable con los otros es ser amable con uno mismo». Haciendo esto, su Shen podría liberarse y replegarse a la vez que mantenía el equilibrio.
El caso del mal carácter de una chica obstinada
Hace algún tiempo, un amigo me presentó a una chica con problemas de carácter, sufría de ser muy irritable. No me dijo mucho sobre ella, pero la impresión que tuve de la chica fue que era muy obstinada. Fuera lo que fuera lo que otros decían, ella siempre respondía. Como era bastante inteligente, se le hacía difícil a los demás replicarle. Vino a mí buscando una solución para sus problemas pero no cooperaba en nada. Dijo: «He estado con muchos grandes psicólogos y monjes. Si ninguno de ellos ha resuelto mi problema, ¿cómo serías tú capaz?». Estoy acostumbrado a este tipo de dificultades cuando hago sesiones de curación, por eso hablé pacientemente con ella intentando encontrar una oportunidad para volver a sus asuntos.
La siguiente vez que la vi, intenté percibir el origen de sus problemas y detecté que comenzó a volverse ‘rígida’ a los quince años. A los doce años, todavía era muy activa y positiva. Entonces le dije que su problema había comenzado a los doce y se había cronificado a los quince. Pensó en ello durante un momento y dijo que muchos chicos la perseguían durante aquellos años. Le mandaban mensajes de amor y regalos. Ella estaba harta de ellos y le molestaba ser tan observada. Además de aquello, ella era infeliz por la forma en que la educaban sus padres. Estuvo así de molesta durante años. Este fastidio que experimentaba le provocó un temperamento irritable que permaneció en ella incluso después de crecer y vivir en pareja. Hasta en el trabajo, trataba a sus clientes y a sus colegas con esa actitud.
Reajusté su mente de acuerdo a mis exploraciones. Se sintió mucho mejor y admitió sentirse más en paz. Le dije que replegara su Shen. Lo que vale la pena decir aquí es que, cuando lo hizo, sintió literalmente su Shen replegándose en su corazón. Esto prueba también el viejo dictado chino «El corazón es la casa del Shen».
La marca psicológica de un señor de edad madura
Cuando estuve en España en agosto de 2014, un hombre de unos cincuenta años vino a verme. Me dijo que practicaba meditación y qi gong y que era capaz de entrar en un estado