Siglo XXI / Ciencias sociales
Paolo Mossetti
Mil máscaras
La deriva del nacionalpopulismo italiano
Traducción: Juan González-Castelao
En 2018 Italia se convierte en el primer país que, siendo uno de los fundadores de la Unión Europea, es gobernado por una coalición nacionalpopulista formada por un partido fundado por un cómico y otro que abandonaba sus raíces secesionistas por un nacionalismo oportunista. Para llegar al gobierno, fomentaron la crispación social y explotaron la erosión de las instituciones. ¿Cómo debemos interpretar esta deriva nacionalpopulista que se está expandiendo al resto de Occidente?
Paolo Mossetti, ensayista y analista político, en este magnífico relato de los últimos cuarenta años de la historia de Italia hasta la pandemia de la covid-19, nos muestra cómo la política italiana se ha transformado en un aberrante carnaval. Los discursos y debates, así como los problemas a los que se enfrenta la sociedad, son mil máscaras que escamotean la realidad, que disfrazan la profunda crisis que amenaza con arrasar los cimientos de la democracia liberal.
«Un gobierno nacionalpopulista como síntoma de una enfermedad: la descomposición de la democracia europea. Populismo zigzagueante, con el que las elites italianas acuerdan, que alimenta el resentimiento general y que mueve a la izquierda a repensarse y quizá enmascararse. Todas las buenas trampas, y el neopopulismo lo es, tienen parte de verdad.»
JUAN CARLOS MONEDERO
«Paolo Mossetti es uno de los mejores y más agudos comentaristas políticos en Italia. Este libro confirma su reputación, ofreciendo una magnífica historia de las tendencias políticas del presente y una advertencia de hacia dónde pueden llevarnos en el futuro. El debate intelectual español acaba de adquirir una nueva y fundamental voz.»
FEDERICO CAMPAGNA
Paolo Mossetti, experto en historia italiana del siglo xx y analista especializado en política, es un periodista y ensayista que ha trabajado en el sector editorial en Nápoles, Londres y Nueva York. Colaborador habitual en medios como N + 1, Le Grand Continent o las ediciones italianas de Esquire, Forbes y Wired, escribe sobre cuestiones económicas y conflictos políticos.
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RAG
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© Paolo Mossetti, 2021
© Siglo XXI de España Editores, S. A., 2021
Sector Foresta, 1
28760 Tres Cantos
Madrid - España
Tel.: 918 061 996
Fax: 918 044 028
ISBN: 978-84-323-2017-0
A mi madre, a mi hermana y a mi padre, que nos sigue con su mirada.
Parla dell’amore che bisogna spezzare e mangiare.
Comanda che tempo non c’è, che per sempre
tutto se non si vince ritornerà.
Di’ come ci hanno uccisi e i nomi dei nemici.
Tenta di persuadere. Pretendi. Interroga.
Habla del amor que hace falta despedazar y tragar.
Exige que tiempo no hay, que para siempre
todo si no se supera volverá.
Di cómo nos han matado y los nombres de los enemigos.
Intenta persuadir. Exige. Interroga[1].
Franco Fortini
[1] Traducción propia [N. del T.].
PRÓLOGO Y AGRADECIMIENTOS
Italia es el primer país de Europa occidental en ser gobernado por partidos que se declararon abiertamente «antisistema». A este récord se ha añadido luego otro: después de 14 meses, uno de esos dos partidos ha sido enviado de vuelta a la oposición, mientras que el otro se ha convertido en garante perfecto del mismo sistema que quería echar abajo, aliándose con los enemigos de siempre.
Esta sucesión de acontecimientos, inimaginable hasta hace pocos años, ofrece oportunidades sin precedentes a los politólogos, historiadores y simples apasionados de las cosas de este mundo: por un lado, estudiar de cerca una alteración de equilibrios políticos consolidados resuelto, aparentemente, con una contención; por otro lado, observar la crisis italiana como manifestación más confusa de una crisis general de las democracias liberales de Occidente. No obstante, la singularidad del caos italiano radica también en sus proporciones: un país de 61.000.000 de habitantes, en una posición geopolítica prominente, que plantea un riesgo objetivo para la estabilidad de toda la Eurozona.
Sin embargo, no se reflexiona lo suficiente sobre estos acontecimientos y lo que se escribe sobre ellos, especialmente en Italia, casi siempre está viciado por prejuicios, por el interés de los autores en posicionarse estratégicamente en la división existente, o por una perspectiva demasiado limitada a los aspectos más extremos del fenómeno populista, como el estilo y la propaganda que emplea o sus financiadores.
No es este el método que voy a seguir. Mi idea de fondo es que el nacionalpopulismo italiano es un síntoma de heridas profundas y no va a desparecer con facilidad, sean cuales sean los partidos y las alianzas políticas que lo representen en el Parlamento. Para comprender realmente este fenómeno trataré de explicar no solo su método, sino también las personas que atrae, sus aspiraciones, las tendencias a largo plazo que les mueven, sin que ello agote el tema en sí.
Quien escribe proviene de una educación humanista y económica, lo cual en sí puede parecer una contradicción, y está convencido al modo keynesiano de que un economista discreto debe ser a un tiempo y en cierta medida matemático, historiador, político y filósofo, capaz de «descifrar símbolos y usar palabras; debe poder remontarse de lo particular a lo general y poder pasar de lo abstracto a lo concreto en el proceso mental mismo; debe poder estudiar el presente a la luz del pasado, para los objetivos del futuro»[1].
En el último año y medio este libro ha tomado cuerpo principalmente gracias a las amplias discusiones sobre populismo con personas muy valiosas. Enumerarlos a todos sería imposible, pero siento que tengo que expresar mi agradecimiento en particular a Viola Carofalo, Lorenzo Castellani, Thomas Fazi, Alex Foti, Andrea Genovese, Paolo Gerbaudo, Gilles Gressani, Alessio Koulionis, Samuele Mazzolini, Christian Raimo, Raffaele Alberto Ventura y Alessandro Volpi. Por haber reanimado mi pasión por la escritura en años difíciles tengo que culpar a Elisa Cuter, Matteo De Giuli, Dario De Marco, Giulia Blasi, Mark Krotov, Alessandra Lanza, Valerio Mattioli, Francesco Pacifico, Davide Piacenza, Stefano Piri, Richard Seymour, Timothy Small y los demás redactores que han requerido mi trabajo estos años.
Por último, me gustaría dar las gracias aquí a mi editor, Tomás Rodríguez, que fue quien tuvo la idea del libro; a mi amigo fraterno Federico Campagna, por devolverme el estusiasmo