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Editado por Harlequin Ibérica.
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28001 Madrid
© 2017 Sarah Morgan
© 2020 Harlequin Ibérica, una división de HarperCollins Ibérica, S.A.
Luz de luna en Manhattan, n.º 263 - abril 2020
Título original: Moonlight Over Manhattan
Publicada originalmente por HQN™ Books.
Traducido por Ángeles Aragón López
Todos los derechos están reservados incluidos los de reproducción, total o parcial. Esta edición ha sido publicada con autorización de Harlequin Books S.A.
Esta es una obra de ficción. Nombres, caracteres, lugares, y situaciones son producto de la imaginación del autor o son utilizados ficticiamente, y cualquier parecido con personas, vivas o muertas, establecimientos de negocios (comerciales), hechos o situaciones son pura coincidencia.
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I.S.B.N.: 978-84-1348-198-2
Conversión ebook: MT Color & Diseño, S.L.
Índice
Para Nora, Laura, Ruth, Mary, Kat y Janeen, por las risas, la amistad y los grandes recuerdos
Haz todos los días algo que te dé miedo
ELEANOR ROOSEVELT
Capítulo 1
Una cita no tenía que acabar así.
Si hubiera sabido que iba a tener que salir por la ventana del aseo de mujeres, no habría elegido esa noche para ponerse aquellos tacones tan altos. ¿Por qué no había practicado más tiempo equilibrio antes de salir de su apartamento?
Nunca había sido muy amiga de los tacones altos, razón por la que llevaba en ese momento unos de aguja altísimos. Para tachar un artículo más de la lista que había hecho de «Cosas que Harriet Knight no haría normalmente».
Era una lista vergonzosamente larga, recopilada una solitaria noche de octubre, al darse cuenta de que, si estaba sentada sola en su apartamento, hablando con sus animales adoptados, era porque llevaba una vida segura y no se permitía salir de su zona de confort. A ese paso, moriría sola, rodeada por cientos de perros y gatos.
«Aquí yace Harriet, quien conoció bien a animales peludos, pero muy poco a la especie humana».
Una vida de pecado sería más emocionante, pero había elegido al nacer el libro de reglas equivocado. De niña había aprendido a esconderse. A hacerse pequeñita, cuando no invisible. Desde entonces había seguido el camino más seguro, y lo había hecho con zapatos cómodos. Muchas personas, incluidos su hermano y su hermana gemela, dirían que tenía un buen motivo para hacer eso. Pero los motivos eran cosa del pasado, ella llevaba una vida recogida y era incómodamente consciente de que lo hacía por propia elección.
Había una palabra fea