los atenienses estaban agobiados por la idea de ceder a un amor.
22 De esto se deduce una visible contradicción en el sentido de que el valor de los actos no se conceptúa de modo constante.
23 Es bueno corresponder virtuosamente a un amante virtuoso. Pone su corazón en lo que es mudable, y por tanto, inconstante.
24 El amante que busca bellezas morales es constante toda la vida, porque se vuelve «uno» con lo que nunca se desvanece.
25 El objeto de las leyes de Atenas es colocarse entre los amantes que deben ser estimulados y los que deben ser castigados.
26 Deben aplicarse pruebas y criterios para distinguir entre las dos clases de amantes.
27 Por esto es inmoral, según nuestras leyes, rendirse demasiado pronto; el tiempo es la prueba más efectiva.
28 Ninguna ganancia material puede justificar el amor, porque no serían estos motivos correctos ni permanentes.
29 Solo hay un camino al amor que no ofende nuestra idea de decencia: la sumisión que se haga por motivo de virtud.
30 Entonces hay que hacer una doble serie de leyes: una que se refiera al amor de jóvenes, y otra que busque la sabiduría y la virtud.
31 La única ganancia legítima es la riqueza de sabiduría y virtud y el gusto por la educación.
32 No deben avergonzarse de perseguir estos objetos; cualquier otro objetivo sería indigno.
33 El amante puede actuar a favor de la virtud y esta es la Afrodita celeste.
El médico Erixímaco toma la palabra con intención de completar el discurso de Pausanias, que se quedó en una mera introducción. Su discurso conserva una continua analogía con la práctica de la medicina:
1 El amor posee otros objetivos y nuevos sujetos: considera el poder y la multiplicidad del amor.
2 Este se encuentra también en el reino animal y vegetal. El panorama se extiende a toda la actividad sagrada y profana.
3 El cuerpo, por ejemplo, ve la lucha entre opuestos: salud-enfermedad, entre otros. En esto se encuentra la dicotomía del amor en el deseo de la sanidad.
4 Como ha dicho Pausanias de la oposición entre virtud y vicio, así el deseo del cuerpo puede ser correcto e incorrecto, dañino o conveniente.
5 La medicina consiste en conocer el cuerpo por lo que ingiere o evacúa: quien logre distinguir entre nocivo y benéfico es un médico perfecto.
6 Debemos ser capaces de reconciliar elementos contrarios y obligarlos a adquirir el amor, los unos de los otros.
7 Si a los elementos más hostiles (calor-frío, dulce-amargo y húmedo-seco), como dicen los poetas, se les impone que se amen, se conseguirá lo de Asclepio, el inventor de la medicina.
8 Así, la medicina está bajo las órdenes del dios del amor. De igual manera sucede con la gimnasia, la agronomía y la música.
9 Hace recordar lo dicho por Heráclito: «el “uno” está en conflicto consigo mismo; surge de elementos en conflicto». Es conservado, unido como la armonía de la música entre notas agudas y bajas, como entre el bombo y la lira... es absurdo hablar de conflicto.
10 Quizá la armonía sea concordia y simpatía; hasta que dura el conflicto, no hay armonía.
11 No hay desarmonía que no pueda reducirse y resolverse: como entre lo lento y lo veloz.
12 Así puede describirse la música como ciencia del amor: armonía y ritmo. Es fácil verlo en estos movimientos rítmicos.
13 Pero si uno se traslada a las actividades humanas, es difícil decidir y corregir entre armonía y desarmonía.
14 Deberemos acceder al deseo de lo equitativo: moderación versus intemperancia, en el amor celeste. Hay que adherir a Urania, musa del cielo, o a Polimnia, musa de muchos cantos.
15 Cuidar de no mezclar el mal o exceso al placer o gozo, como en mi profesión.
16 Ambos elementos se encuentran también en las estaciones del año: unen calor y frío, húmedo y seco.
17 Generan salud para hombres, animales y plantas, pero si este otro amor, que es bajo, asume el poder, se generan males, enfermedades, y epidemias que atacan tanto a los animales como a las cosechas, cuyos orígenes se encuentran en las estrellas, de acuerdo con los estudios de los astrónomos.
18 Lo mismo se da en los ritos, en los sacrificios y las adivinanzas, en la comunicación entre dios y los hombres.
19 Así en las familias en relación con los padres. El amor entre cielo y tierra tiende al bien.
El dramaturgo de las comedias, Aristófanes, trata de evitar mezclar su discurso con chistes y se defiende de la acusación de provocar la risa:
1 No ha sido todavía reconocido el poder del amor; de otro modo, habrían elevado templos y altares a ese dios. Su discurso recuerda un antiguo mito.
2 Había antes tres tipos de humanos: hombres, mujeres y hermafroditos (hombre y mujer a la vez: todos eran dobles y sus órganos también eran dobles).
3 Los hombres tenían su origen en el sol, las mujeres en la tierra y los hermafroditos en la luna.
4 Por la molestia que los hombres les causaban, Zeus decidió separar las dos mitades. Esta operación dejó en ambas mitades un desesperado deseo de reunirse con su pareja.
5 La separación obligó a cambiar de posición los órganos de los cuerpos; de este modo, ahora la generación es diferente.
6 Por eso surgen irregularidades en las conductas: adulterio, infidelidad en las mujeres. Las mujeres que derivan de doble mujer buscan más bien otras mujeres, y no hombres, como las lesbianas. Así, los hombres buscan lo más viril.
7 Si les ofrecieran regresar a la unidad primitiva, ninguno de ellos tardaría en formar unidad con el amado.
8 Estar en amor es tender a la unidad primigenia. Por nuestras culpas, Dios nos ha dispersado.
9 La felicidad consiste en alcanzar la comunicación del amor.
Un poeta y escritor dramático es Agatón. Sus consideraciones acerca del amor responden a su carácter poético:
1 Mi discurso será una alabanza para el dios.
2 Este es el más joven de los dioses, el más amable.
3 Es enemigo de la edad; su juventud es imperecedera. Opone el amor a la necesidad.
4 No solo es joven, sino ligero; prefiere lo que es suave a lo que es duro.
5 Habita en los corazones de los hombres y de los dioses; agita lo más suave de toda la naturaleza y es de lo más delicado.
6 También es el más dulce y tierno; puede entrar y salir. Todos atestiguan su delicadeza y simetría, su elegancia y medida.
7 Su excelencia moral no molesta ni a hombres ni a dioses. Si hay amor, no hay violencia. No se necesita usar la fuerza, sino que se agrega a la templanza.
8 El amor ha capturado a Marte (el dios de la guerra), y no al revés.
9 Es genial, es poeta y todos son poetas al amar. Por su poder creador ha engendrado muchos vivientes.
10 Desde su existencia, ha derramado cosas maravillosas sobre dioses y hombres.
11 Entre sus efectos, trae la calma y la paz; llena las profundidades, calma el viento, nos da el sueño y el descanso.
La sexta intervención, la de Sócrates, constituye un cambio radical en el discurso sobre el amor. Su enfoque es estrictamente filosófico y busca la esencia de este fenómeno: el amor.
1 Comienza Sócrates su investigación con algunas preguntas a Agatón:El amor, ¿es de alguien o de nadie?, ¿es padre o madre?, ¿es hermano o hermana?El amor, ¿es de algo o de nada?, ¿desea el objeto amado al tenerlo o cuando no lo tiene?, ¿cada uno desea lo que no tiene?