dicho que la vida de Jesús estaba destinada a causar la caída y el levantamiento de muchos en Israel, y también que una espada le atravesaría el alma a María.
Ahora, en el inicio de ese destino, Jesús alertaba a su madre para que comprendiera que su ministerio terrenal había comenzado. Él y no su madre, determinaría la agenda de este ministerio que eventualmente lo condujo a su muerte en la Cruz del Calvario.
Luego María les dijo a los sirvientes que hicieran lo que Jesús les dijera. Ella sabía que Jesús podía hacerle frente a la situación. Cerca había seis tinajas hechas de piedra que eran usadas por los judíos para la purificación ceremonial. Cada una tenía la capacidad de albergar veinte o treinta galones. Jesús ordenó a los sirvientes que llenaran completamente las seis tinajas con agua del pozo. Él quiso asegurarse que los recipientes estuvieran vacíos antes que fueran llenados con agua limpia para beber.
Jesús no pronunció ninguna fórmula mágica, no tocó el agua ni le oró a Dios por un milagro. No hubo despliegue de poder ni grandes gestos de ilusionismo o artimañas. Jesús simplemente le pidió a uno de los sirvientes que sacara un poco del agua de estas tinajas y se la llevara al encargado del banquete. Y entonces, el milagro de convertir el agua en vino ocurrió.
El Misterio
Los sirvientes vieron que el agua se había convertido en vino. Incapaces de explicar el milagro que había ocurrido, ellos fueron donde el encargado del banquete y le dieron el vino. Él lo probó sin saber del milagro e inmediatamente reaccionó diciéndole al novio que algo estaba mal, pues se acostumbraba servir primero el vino bueno y luego el de menor calidad. Cuando los invitados se hubieran saciado, no sentirían la diferencia. Pero aquí había ocurrido lo contrario, es decir, el vino más pobre había sido servido hasta acabarse y luego, repentinamente, el mejor vino estuvo disponible.
El novio no sabía cómo había llegado al salón del banquete el vino bueno. Pero cuando le dijeron que las seis tinajas estaban llenas con un vino de mejor calidad, quedó abrumado con el regalo de bodas que Jesús había dado a la pareja de novios. La gran cantidad de vino se convirtió en el regalo de bodas para los recién casados.
El milagro en sí siempre será un misterio para nosotros, pues el poder sobrenatural de Jesús obró para cambiar el agua en vino. Podemos entender algunos aspectos de este evento, es decir, cuando Jesús realizó este milagro, Él eliminó el elemento del tiempo. La fabricación del vino toma un tiempo largo, el cual comienza con el crecimiento de las uvas, luego la cosecha y el exprimido, y finalmente, la recolección del jugo. Luego el proceso de fermentación debe tomar su curso. Después que ha pasado el tiempo adicional, el vino puede ser probado y consumido. Es un hecho conocido que entre más tiempo pasa, la prueba del vino es mejor.
Jesús convirtió el agua en vino con un milagro que ocurrió instantáneamente. Pero en efecto, el proceso de crecimiento de diminutas flores a uvas completamente desarrolladas también es un milagro. Y así es el proceso de fermentación que obra silenciosa y discretamente. Ningún ser humano tiene el poder, conocimiento o capacidad de hacer tales milagros.
Según el apóstol Juan, convertir el agua en vino es la primera señal milagrosa que Jesús realizó en Caná de Galilea. Los milagros revelaron la gloria de Jesús, pero también cumplieron el propósito de hacer que sus discípulos pusieran su fe en Él. Como regla, los milagros generalmente ocurrieron para hacer que la gente tuviera fe en Jesús o como respuesta a la fe. Al convertir el agua en vino, Jesús convirtió a sus discípulos en creyentes. Ellos pudieron verificar la verdad de sus palabras acerca de que verían el cielo abierto y a los ángeles de Dios ascender y descender sobre el Hijo del Hombre.
El relato de la fiesta de bodas pone a Jesús en el centro del escenario. No se nos dice nada acerca del novio, la novia, el maestro de ceremonia o la relación de María con la pareja de novios. El enfoque principal de esta escena está en Jesús, el hacedor de milagros. Los demás son secundarios. Jesús desplegó su gloria como el que fue enviado por el Padre al mundo. Esta señal fue la primera de una serie de milagros que Jesús hizo durante su ministerio.
Puntos para Reflexionar
Hay una cantidad de simbolismo en este relato. La presencia de Jesús en la boda de Caná apunta al celestial banquete de boda al final de los tiempos. En ese entonces Jesús será el novio y el pueblo de Dios será la novia. Aquí yo veo una imagen dentro de otra, porque los invitados al matrimonio de la novia serán el pueblo de Dios y a su vez, serán la novia del novio, es decir, del Cordero.
Jesús no convierte el agua en vino en ninguna otra boda, pero Él quiere estar presente en una boda cuando un esposo y una esposa comienzan una familia. Él desea ser la cabeza de cada familia, el invitado invisible de cada comida y el oyente silencioso de cada conversación.
Jesús aún viene con promesas y le dice a la pareja de novios que confíen en Él con todo su corazón y no en su propio entendimiento. Él los impulsa a reconocerlo en todo lo que hacen y así Él los bendecirá al enderezar sus caminos.
Capítulo 2
Calmando la Tormenta
Mateo 8:23-27 • Marcos 4:35-41
Lucas 8:22-25
La Tempestad
Al final de un día ocupado enseñando a la multitud, Jesús estaba física y mentalmente exhausto. Él había sanado a muchos enfermos a lo largo de la orilla occidental del Lago de Galilea y había enseñado a multitudes de personas durante gran parte del día. En la noche, Jesús y sus discípulos abordaron un bote de pesca, el cual muy probablemente pertenecía a alguno de ellos, tal vez a Pedro. Jesús les dijo que se dirigieran a la otra orilla del lago, a un área que los judíos evitaban debido a su población predominantemente gentil. Mientras ellos cruzaban el lago, también había otros botes con ellos.
Jesús anhelaba un tiempo de descanso y relajación. Había encontrado un lugar en la parte trasera del bote y cayó dormido casi inmediatamente. Aun cuando Él había demostrado una asombrosa resistencia durante todo el día, ahora demostraba que su cuerpo físico necesitaba descanso. Mientras sus discípulos remaban y navegaban la nave, Él dormía.
Los discípulos —muchos de ellos eran pescadores— estaban plenamente familiarizados con la configuración del terreno a su alrededor, así como con las dimensiones y peligros de este cuerpo de agua. Para cruzar el lago de occidente a oriente, había que recorrer una distancia de trece kilómetros; y de veintiún kilómetros, si se recorría de norte a sur. Como una extensión del Río Jordán, el lago está localizado en un profundo canal rodeado por altas montañas excepto por un tramo en ambos extremos, tanto al norte como al sur. El lago se encuentra muy por debajo del nivel del mar, pero recibe su agua del deshielo del Monte Hermón, que se encuentra muy cerca, al norte de allí.
Durante los meses del ardiente verano, la temperatura en el lago puede subir a 37ºC en la sombra. Cuando el aire frío de la montaña desciende sobre el aire caliente que cubre el lago, surgen tormentas repentinas y convierten sus aguas generalmente calmadas en un remolino peligroso y violento. El intempestivo choque de las masas de aire se constituye en un peligro mortal para la gente que se encuentre en el lago cuando esto ocurre.
Las tormentosas olas de casi dos metros de altura aterrorizan aun al más experimentado pescador. Bien podemos imaginar que esto fue exactamente lo que sucedió aquella noche en el Lago de Galilea, cuando Jesús se quedó dormido en el bote. Una tormenta descendió de repente sobre ellos, pero Jesús estaba profundamente dormido con su cabeza recostada sobre un cojín de marinero. Él estaba muerto para el mundo, aun cuando una violenta tormenta estaba arrasando con todo a su alrededor. Ni el aullido del viento, ni las salpicantes olas, ni las sacudidas del bote tenían efecto alguno en Él. Nada parecía despertarlo.
No obstante, cuando lo llamaron, Él escuchó inmediatamente los gritos de sus discípulos. Ellos gritaban a su Señor y Maestro que los salvara de morir ahogados. Sus gritos lo alertaron acerca de que realmente sus vidas estaban en peligro. Ellos estaban por perecer y necesitaban ayuda inmediata. Tan pronto como los discípulos pidieron ayuda, Jesús se despertó inmediatamente. Él se levantó, reprendió al