María, la Innovadora. La innovación aplicada a la empresa
la captación de mercado.
Este uso intensivo de las tecnologías de la información supone, para las empresas de cualquier tamaño, una importante fortaleza que les permite poder dar respuesta a los nuevos desafíos que se planteen, convirtiéndolos en oportunidades.
Para ello, necesitamos que la empresa considere las TIC como un factor estratégico y transversal en toda la organización para poder dar respuestas rápidas y adecuadas a las situaciones que se vayan generando.
Esto nos exige dotar de una importante flexibilidad en la estructura empresarial, que no siempre es fácil por el cambio que debemos impulsar tanto en la organización como el desarrollo de las estructuras organizativas, que nos conduce a un nuevo modelo estratégico basado en la generación y uso de la información y el conocimiento.
Por supuesto que esto no se puede hacer de inmediato en muchas empresas, pero sí, poco a poco, las compañías se van haciendo más flexibles, permitiendo descentralizaciones y especializándose cada día más en la generación y gestión del tipo de conocimiento que mejor convenga a la empresa y sus actividades, conformando todo ello el Core Business de la compañía, que no deberá delegar.
Las TIC han supuesto, también, una gran aportación para la creación de redes empresariales, uniendo actividades de varias empresas que se agrupan de manera que, con sus aportaciones individuales, consiguen conjuntamente un valor añadido global que es mayor que el sumatorio de cada una de ellas, conformando entre todas una red de colaboración que será la base de una estrategia global competitiva.
No cabe duda de que internet favorece de una manera extraordinaria la interacción entre las empresas y su entorno, al tiempo que estimula la búsqueda de información y desarrollo de nuevos y alternativos caminos, pudiéndolo realizar incluso con escasos recursos, además de participar en distintas redes sociales.
Estas interacciones tienen como objetivo conseguir una vinculación lo más estrecha posible entre la empresa y su entorno, al tiempo de conseguir que su organización obtenga resultados competitivos.
Además, nos va a permitir prever y anticiparnos a los cambios que con seguridad se producen, para lo que necesitamos conocer los movimientos de todos y cada uno de los agentes empresariales, así como los comportamientos de la competencia ante esos cambios del mercado, para lo que precisamos cuanta más información (conocimiento) mejor sobre el consumidor, sus necesidades, gustos y preferencias.
Con ese conocimiento seremos capaces de disponer de una oferta de producto o servicio que dé respuesta efectiva a las nuevas necesidades del mercado, satisfaciendo así al cliente de mejor manera que la competencia.
De esta manera, conseguiremos crear un modelo estratégico de negocio con el que conseguiremos un profundo conocimiento del entorno y podremos ofrecer unos productos y/o servicios altamente innovadores y adaptados a las nuevas necesidades y gustos de los clientes, ofreciendo un mayor y más duradero valor que la competencia.
Precisamente, una de las mayores aportaciones de las TIC a la actividad empresarial es la posibilidad de desarrollar nuevos productos con más o menos innovación, desde la innovación radical o incremental hasta, simplemente, una innovación comercial.
Una de estas aplicaciones de las TIC es precisamente el negocio electrónico, que se fundamenta en un nuevo modelo estratégico que adopta una modificada estructura organizacional que utilizan como canal de distribución, fundamentalmente, las redes sociales.
Estas empresas se caracterizan por tener una elevada presencia en el entorno virtual para desarrollar su negocio electrónico, pero no olvidemos que es, simplemente, una aplicación más de las TIC en el ámbito empresarial que, si bien fue relevante y novedosa, no fue la única que ha determinado su carácter revolucionario.
El objetivo de todos estos cambios no es otro que potenciar la relación de la empresa con la orientación debida a su mercado, mediante una cultura empresarial diferente, basada en la nueva organización empresarial y la innovación en productos o servicios derivada de esta orientación, no limitándonos a unas pocas de las posibles aplicaciones.
3. Un ministerio para la empresa
Después de cerrar la puerta, tras la última reunión, María se levanta y apoya la frente en el gran ventanal de su despacho desde el que se divisa el clásico paisaje urbano de rascacielos, pequeñas zonas ajardinadas, varios viales llenos de automóviles, mirándolos sin prestar ninguna atención. Siente cierta frustración sobre el trabajo que desempeña en el Ministerio de la Empresa, al que accedió tras una dura oposición.
Empezó a trabajar en la Dirección General de I+D+I, y tras unos años de trabajo con buenos resultados, fue ascendida a la jefatura de la División de Innovación, cargo al que dedicó muchas horas y mucha ilusión, con el objetivo de transformar el sistema productivo del país, conseguir del tejido empresarial una mejor actitud hacia la innovación y prepararles ante el reto, cada día más importante, que supone competir en un mercado globalizado.
Organizó una serie de documentación divulgativa y técnica sobre la materia, mantuvo cientos de reuniones con asociaciones empresariales, grandes y medianos empresarios y, sobre todo, con pequeños empresarios y autónomos que, a la postre, son los que conforman una gran masa de trabajadores con la ventaja de la flexibilidad que pueden imprimir a su trabajo, si se les convence de que con las mejoras en innovación harán crecer su volumen de negocio.
Pero tras mucho esfuerzo, no había conseguido que cuantitativamente se apreciara mejora alguna, al .menos aparente, que supusiera aliciente suficiente para seguir con su ingente tarea.
Ni siquiera en las empresas proveedoras del propio Ministerio se apreciaba interés alguno por la innovación, y eso se podía apreciar incluso en los catálogos y ofertas que hacían, que en casi nada se diferenciaban de los que enviaban hace años.
Convencida de la necesidad de la innovación para hacer competitivas las empresas del país, decidió hacer un nuevo intento para cumplir ese objetivo, por lo que decidió enviar al secretario de Estado un informe conteniendo la propuesta de modificación de la estructura de personal del Ministerio para involucrarles más en el asesoramiento a las empresas directamente en sus centros de trabajo.
Transcurrieron muchos días de monótono trabajo hasta que sonó el teléfono de su despacho con la soñada llamada del secretario de Estado:
—María, he estado analizando tu informe y creo que, aunque es algo heterodoxo lo que planteas, tal vez sería interesante hacer una prueba.Ven, por favor, a mi despacho.
No podía disimular su nerviosismo, por lo que intentó tranquilizarse, respirando profundamente. Fue al servicio a retocarse un poco el aspecto y se dirigió a la última planta del edificio, donde tenía el despacho el secretario de Estado.
Le anunció la secretaria, y, poco después, se levantó y le abrió la puerta del despacho.
—Pasa, María, y siéntate.
Estaba sentado en el sofá del despacho, y en la mesa de centro había una copia de su informe y varias revistas. En la mesa del despacho se apreciaban pilas de papeles y carpetas (María pensó en la campaña que habían iniciado, ya hace años, de la oficina sin papeles y el gasto importante en la digitalización de la documentación de todos los departamentos, pero no era el momento de decir nada al respecto).
—He leído varias veces tu informe y, como supondrás, no puedo cambiar la estructura de tu división ni modificar mucho los recursos de personal que tienes asignado y, aunque posiblemente algunos estarían dispuestos a modificar su sistema de trabajo, la mayoría de los funcionarios no aceptarán de buen grado el cambio.
—Tiene razón, pero si conseguimos ir avanzando en nuestra aproximación real a los empresarios viviendo conjuntamente con ellos sus problemas, podremos ajustar mucho más las subvenciones que se otorgan, rentabilizaríamos más las inversiones en este capítulo y constataríamos la realidad de las empresas en su día a día, y, con ello, conseguiríamos que mi división consiguiera los objetivos que se propusieron en su creación.
—Sí,