Tener poder representa la oportunidad de hacer el bien, de construir y de dar. Así, mediante la influencia y la trascendencia, podrá ser compartido a los demás, generando un círculo positivo que nos ayude y aporte a todos.
INTRODUCCIÓN
Ser mujer no es sencillo. Sobre todo porque desde pequeñas aprendemos a seguir patrones de conducta que a veces nos limitan para alcanzar nuestras metas y desarrollar todo nuestro potencial. Y así el camino hacia el éxito se torna complicado, nos llena de dudas y frustraciones.
Este libro espera ser un reflejo de las experiencias tanto positivas como negativas que nos toca vivir en diversas áreas y etapas. Aquí encontrarás historias de niñas que nos dan ejemplos de valentía, mujeres que luchan por destacar en su profesión y ejercer liderazgo y madres que no se limitan a que su única función sea cuidar a sus hijos.
Me enfoqué en que Mujeres poderosas se centrara en el poder femenino y sus vicisitudes para que quien se adentre en sus capítulos conozca más de nuestro mundo. Pero también escribí este libro para que cualquier lector pueda entender un poco más sobre los hombres y lo que cada género aporta al otro.
Los ocho capítulos que lo componen son un recorrido por diversos aspectos en los que se ejerce el poder. Cada uno empieza con una historia en la que comparto algunas de mis vivencias como psicoanalista, entrenadora o simplemente como mujer, para así ejemplificar y dar la pauta del tema que se abordará en adelante.
Cabe mencionar que, por cuestiones de confidencialidad, en las historias donde se hace alusión a algún paciente su nombre es ficticio, al igual que otros datos personales, para cuidar en todo momento la verdadera identidad de las personas.
Después de la historia se realiza un análisis del tema a profundidad y, para reforzar las ideas y planteamientos, al final hallarás un apartado denominado Construyendo tu poder. Es donde te invito a realizar o poner en práctica los principales conceptos descritos.
Solo quiero hacerte una advertencia: al concluir la lectura del libro es probable que tu idea de ser mujer cambie o se modifique en algunos aspectos. Te conocerás, te amarás más y tendrás herramientas para construir una mejor versión de ti y convertirte en una mujer poderosa.
Espero de todo corazón que este sea un nuevo comienzo para ejercer tu propio poder, que empieces un legado y se lo traspasases a otras mujeres que se encuentran en tu vida. Contágialas y conviértete en su inspiración. Haz que cada niña, jovencita, mujer adulta o madura se sienta valiosa y empoderada.
Nos falta conciliar en más y mejores acuerdos entre los géneros para que seamos parte del cambio hacia una sociedad más justa e incluyente. Y me gustaría que Mujeres poderosas aportara un grano de arena en ese camino.
Tenemos que sentirnos orgullosas de quienes somos, plenas y contentas de pertenecer al maravilloso universo de aquellas que no se rinden, de las luchadoras incansables, de las que deciden sobre sí mismas y sus deseos.
¡Ven y sé una de nosotras!
Hace algún tiempo, una joven a la que llamaremos Juana solicitó mis servicios profesionales como psicoanalista. En cuanto llegó al consultorio cabizbaja, pude notar su dolor. Apenas conversamos y soltó en llanto.
Existía un gran vacío en su vida. No tenía ganas de nada. Acababa de terminar una relación de varios años de noviazgo debido a una infidelidad por parte de su expareja y la pérdida la había hecho pensar que la vida no valía la pena.
En una ocasión, dentro de su tratamiento, me dijo con lágrimas en los ojos: “Me gustaría ser tan fuerte como mi amiga Sara, ella siempre sabe cómo salir adelante, seguro a ella no le pasaría lo que a mí, yo soy débil y no hago más que llorar”.
Sabía que mi paciente estaba sufriendo mucho. Su frustración era absoluta y no podía encontrar cómo deshacerse de ese dolor, a tal grado que incluso deseaba ser otra persona. Me quedé callada por un momento y luego le dije que no necesitaba ser como su amiga Sara, que más bien se enfocara en su propia fortaleza y que la buscaríamos juntas en su interior.
Ante las dificultades que se nos presentan en la vida, sobre todo cuando el dolor nos invade, podemos creer que ya nada tiene sentido, que no vale la pena esforzarse o que otras personas las sobrellevarían mejor que nosotros. Sin embargo, es justo en esos momentos donde tenemos la oportunidad de conocernos a fondo, de ser más fuertes y sacar lo mejor de cada uno.
Definitivamente, el proceso de mi joven paciente no fue sencillo, ya que enfrentarse a sí misma, a sus miedos, a lo desconocido, lleva tiempo y muchas veces duele. Pero siempre valdrá la pena descubrir quién eres y saber de qué estás hecho.
Con frecuencia buscamos afuera las respuestas a lo que no entendemos y esa también es nuestra lógica ante cualquier situación que enfrentamos. Entonces aparecen los: “¿Por qué a mí?” o “¿Por qué no puedo?” o “¿Por qué siempre me pasa lo mismo?” o “¿Por qué no me quiere”, cuando en realidad, la respuesta a estas incógnitas las puedes encontrar en tu interior, en lo profundo de tu mente, conectándote con la persona que mejor te conoce, aquella que sabe tus temores, tus deseos, tus fortalezas, todas tus fantasías y sueños.
Esa persona eres tú y es precisamente de ti de donde surge todo tu poder.
¿QUÉ ES EL PODER?
Todos los seres humanos recibimos a lo largo de nuestro desarrollo distintos tipos de conocimientos que nos proporcionan nuestros padres, amigos, familiares, profesores o personas desconocidas. Así vamos valorando, adquiriendo habilidades y llegando a experimentar todo tipo de sensaciones: unas altamente placenteras y otras bastante desagradables. Pero todas nos proveen de enseñanzas y desde esas enseñanzas adquirimos poder.
Ganamos la primera batalla al nacer, cuando llegamos al mundo y nos aferrarnos a la vida, pues desde el vientre materno tenemos que contar con la fuerza suficiente para resistir los cambios de nuestro propio desarrollo. Solo imagínate todo lo que ya has superado en esos nueve meses de gestación. Antes del parto, pasaste de ser la unión de un óvulo y un espermatozoide ganador entre millones de ellos a una pequeña célula implantada en el útero.
Las respuestas las puedes encontrar en tu interior.
Aproximadamente el 70 % de los embriones no llega a nacer. Incluso antes de que la madre se entere de ello,