de los profesionales de la salud por parte del Estado, el triaje de los pacientes en las unidades de cuidados intensivos, la experiencia solitaria de la muerte que ocurre sin distinción de personas, el comercio inequitativo entre los Estados para obtener suministros médicos, la pobreza cada vez más creciente y los retos ambientales asociados a la crisis sanitaria propios de una pandemia.
El libro ha sido organizado en tres partes. En la primera de ellas, titulada Temas y conceptos, Edwin Vásquez Ghersi traza el marco de la bioética a partir de una revisión crítica de los orígenes, los principios y las perspectivas, pero señalando que la dignidad de la persona es el criterio irrenunciable. Asimismo, nos presenta un panorama de la bioética pensada y practicada desde América latina y el Perú. El segundo capítulo está a cargo de Miguel Ángel Polo Santillán quien realiza una reflexión filosófica sobre los límites del concepto de persona-individuo, no para quitarle su valor, sino para abrirlo a nuevas posibilidades, como el significado de persona-infinito. Esta comprensión puede explorar nuevos caminos a la antropología filosófica y a las reflexiones bioéticas.
María Laura Malespina trata uno de los temas más recurrentes de la bioética médica, como es el estatuto del embrión humano. Analiza los aspectos biológicos, así como la dimensión antropológica y moral del problema, deteniéndose en dos tipos de reconocimiento de la condición personal del embrión humano, tanto de modo inmediato como en estadios posteriores. Finaliza presentando el ordenamiento jurídico peruano sobre el asunto. José Roque Junges SJ aborda uno de los temas actuales de la bioética, los acuciantes problemas medioambientales. Desde la perspectiva de la ecología integral, abarca las ecologías mental, social y ambiental. Así, se plantea la necesidad de pensar formas de convivencia ecosustentables, con una nueva sensibilidad.
María Laura Malespina, en su segundo artículo, trata de la relación entre la bioética y el derecho. El artículo revisa las denominaciones bioderecho y biojurídica, considerando la dignidad humana como concepto integrador entre la bioética, el bioderecho y la biojurídica. Francisco Javier León Correa, en su trabajo, analiza los conceptos de justicia y desarrollo, y su relevancia para la bioética. La revisión de la teoría del desarrollo, en sentido sustentable, le permite reflexionar éticamente sobre el sistema de salud en América Latina.
En la segunda parte, titulada Bioética y salud, empezamos con el artículo sobre la humanización en salud, de Roberto H. Tarazona Ponte. Da cuenta de las causas de la deshumanización de la medicina, y explora las posibilidades de retomar el camino de la humanización a través de la práctica de las virtudes, la compasión e indicadores de humanización. A continuación, Eduardo Díaz Amado analiza la relación clínica, donde nace, se realiza y transforma la medicina. Observa cómo los futuros médicos deben conciliar el currículo oficial que pide tratar al paciente humanamente, y el currículo oculto que enseña que la medicina es una ciencia exacta, lo cual lleva a la objetivación del paciente. Y piensa tres imágenes en la relación clínica: como sustento de la vulnerabilidad, como integrada a la familia y viendo los efectos de la tecnología que permiten ya imaginar escenarios futuros distópicos y potencialmente amenazantes de lo propiamente humano de la relación clínica.
Verónica Anguita Mackay escribe desde Chile sobre los comités de ética asistencial (CEA). Después de destacar la importancia de los comités para la práctica clínica, presenta el método deliberativo a través del esquema hechos, valores y deberes. Una mirada latinoamericana de los CEA da cuenta de la importancia de incorporar la inequidad en el acceso a la salud, así como los factores culturales propios de la región. A su vez, Miguel Chávez Pastor reflexiona en torno a la experiencia del comité de ética clínica o comité de ética asistencial del Instituto de Salud del Niño en Lima, Perú, que él ayudó a fundar. Este comité nació ante la necesidad de ayudar a los médicos a enfrentar problemas éticos de pacientes en fase terminal y cumple la función de orientar en la calidad de atención sanitaria, la reflexión bioética y el desarrollo de una ética institucional. Es el único en su género a nivel del país.
Es el turno de Virginia Alicia Garaycochea Cannon quien explora el tema de los cuidados paliativos. Este trabajo analiza la limitación del esfuerzo terapéutico como una opción para el manejo ético y compasivo de pacientes terminales y del propio acto del morir. En la sección final se presenta la experiencia de la unidad de cuidados paliativos pediátricos del Instituto Nacional de Salud del Niño en Lima, Perú, de la cual Garaycochea Cannon es fundadora. En seguida la misma autora aborda la eutanasia y el suicidio médicamente asistido (SMA). Mientras que la eutanasia es la muerte provocada por otro, el SMA es el morir por propia mano. Al presentar argumentos en favor y en contra, por un lado, se afirma la autonomía del paciente para decidir cómo terminar con su vida, pero por otro lado Garaycochea se pregunta si no se estará poniendo al borde del abismo a pacientes que experimentan grandes sufrimientos frente a los cuales el sistema de salud no responde adecuadamente.
Aníbal Velásquez Valdivia cierra la segunda parte con un estudio de las consideraciones éticas del aseguramiento universal de salud en el Perú, particularmente la reforma del sector salud del año 2013. Afirma que un recto enfoque ético, o bioético, de las políticas de salud pública permite a los administradores de salud pública mejorar la salud de la población al identificar condiciones estructurales que promueven o inhiben el desarrollo de sociedades saludables.
En la tercera parte, titulada Ética de la investigación, Fredy Canchihuamán Rivera tiene a su cargo el capítulo de ética de la investigación en seres humanos. En un primer momento presenta los fundamentos teóricos de la ética de la investigación y, luego, las numerosas regulaciones y códigos internacionales que han sido producidos en los últimos decenios. Se aborda, igualmente, la normativa peruana existente y se concluye proponiendo algunos desafíos que enfrentan los comités de ética de la investigación para que cumplan de veras con el propósito de proteger a las personas. En el siguiente capítulo de esta parte final, Jorge José Ferrer SJ asume la tarea de dilucidar el estatuto ético de los animales y sus implicaciones para la investigación científica. La pregunta que guía su trabajo es cuál es el nivel de consideración y respeto que merecen los animales no humanos que son sometidos, sin su consentimiento, a proyectos de investigación y actividades educativas que solo benefician a los individuos de la especie humana. Sus conclusiones dejan entrever su opción por lo que se ha dado en llamar un antropocentrismo débil. En el último capítulo del libro, Ada Roxana Lescano desarrolla el concepto de integridad científica, elemento necesario para que la sociedad tenga confianza en la actividad científica. La honestidad en la práctica y la investigación científica es el valor fundamental que sostiene el andamiaje de la integridad científica. Luego de definir con precisión el concepto y señalar su importancia para la cultura institucional, se presenta el estado actual de la temática en el Perú. El objetivo final es que los trabajos científicos cumplan con su cometido y tengan buena acogida en revistas y editoriales.
Los trabajos presentados en esta publicación pretender ser una colaboración al debate bioético en nuestro país, así como servir para incentivar más investigaciones que profundicen y amplíen esta gran variedad de temas que la academia debiera plantearse para responder a los problemas sociales actuales.
Agradecemos, en primer lugar, a los autores que han participado en este libro. Después de un largo camino, sus trabajos han llegado a la meta. Debemos, también, agradecer a quienes han financiado este proyecto. Su generosidad y confianza nos han permitido arribar a buen puerto. El Fondo Editorial de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya ha acompañado, paso a paso, los trabajos de publicación. La dedicación y esfuerzo de Joel Anicama y Paola Calle han permitido que este proyecto vea la luz.
Dedicamos este libro a la memoria de Miguel Chávez Pastor. Él compartió el sueño de contar con un texto de bioética producido en nuestro medio. Su temprana partida nos entristece, pero su recuerdo nos anima a seguir trabajando, desde la bioética, por una sociedad más justa y solidaria.
Los editores
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