Patricio Manns

Cantología


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pasó un año sin decir ni hola

      Hasta que le arrancaron seis palabras:

      “Ay qué flojera! Ay qué flojera!”

      Apenas se movía cuando iban al mar

      A bañarse desnudos en el agua

      Pero él sólo miraba a las mujeres

      Quitándose las jaibas de los senos

      Saltando para que no les mordieran

      Otras partes más nobles todavía

      Por ejemplo el conjunto de los muslos

      Más bellos que Brasil produjo un día

      Macunaíma

      Era el más bello, el más cabal de todos

      “Ay qué flojera!”

      “Ay qué flojera!, Ay qué flojera!”

      Lo amaban las garotas

      Porque era oscuro y tierno:

      Tenía cada mano

      Siempre dispuesta a dar

      Un poco de resabio

      Y también mucho fuego

      Con sus dos negros labios

      Con sus dos negros labios

      Con sus dos labios negros

      IV. Los espíritus de Comala

      Vine a Comala porque mi madre me mandó

      Que buscara a mi padre, llamado Pedro Páramo

      Que habitaba una casa detrás de las colinas

      Juré venir a verlo no bien la sepultáramos

      Una vez sepultada me dirigí a Comala

      Puerto muerto repleto de plácidos difuntos

      Vagando por podridas veredas con jocundia

      Y entrando a bares muertos para trincarla juntos

      Nunca he visto en mi vida difuntos tan borrachos

      Pero me integré pronto al tosco regocijo

      Hasta que a un bebedor le pregunté si acaso

      Conoció a Pedro Páramo y aclaró que era su hijo

      “Así es que soy tu hermano y me llaman Abundio”

      Agregó sin rencores y ningún embarazo

      “Pero no se te ocurra buscarlo porque puede

      Echarte de este mundo con un mero balazo”

      “Pero yo ya estoy muerto, hermano Abundio” dije

      “Y no puede seguirme matando ese canalla

      Que abandonó a mi madre con apenas trece años

      Sin su vestido oscuro y ninguna vitualla!

      “Así lo hizo con todos” dijo serenamente

      Secándose la frente con un paño embebido

      “¿Y quién es este padre que mata a sus retoños?”

      “Un hombre maltratado que vive un rencor vivo”

      Como vio que sudaba con un sudor brillante

      Me dijo que Comala era más que el infierno

      Porque algunos que habían bajado hasta la fragua

      Volvieron a buscar sus frazadas de invierno

      “Mejor vete de vuelta, como se volvió Rulfo”

      Yo le dije que Rulfo se había jugado la mala

      Y aunque él no me creía le demostré con creces

      Que Rulfo había muerto bajo el sol de Comala

      V. Danza negra

      Vine a lo largo del Mato Grosso

      Y entré al Perú por el negro Iquitos

      Tras remontar roncas cordilleras

      En Machu Pichu dormí aymará

      Veo pastando sobre la orilla

      Del Urubamba, río de razas

      Grandes peñascos desesperados

      Trizando el cielo con su fragor

      Un viento de violines

      Agita tu vestido

      Que sigiloso danza un danzón

      De espejo a paredes

      Son sobre el que te mueves

      Estremeciendo mi corazón

      En Cartagena de Indias estuve

      Bajo una palma capeando el sol

      Entre los fuertes amurallados

      El agua urdía su seducción

      Tiempo más tarde, en Margarita

      Isla azotada por el calor

      Hallé una boca venezolana

      Llena de sombras, fuego y amor

      VI. La morada de los cóndores

      Un cóndor ve la Argentina

      Sin alejarse de Chile

      Mirando la pampa entera

      Con sus duros ojos grises

      Otro desde el Illimani

      Mira el pico de Aconcagua

      Y se agita ante el gigante

      Cual bandera americana

      El cóndor no tiene patria

      O mejor tiene una sola

      Desde el Norte al Sur desciende

      Pluma negra y negra ola

      El cóndor no reconoce

      Más que la patria profunda:

      Si no encuentra cordilleras

      Rompe la tierra y las funda

      La morada de los cóndores

      Es vasta como un imperio

      Construida entre las cumbres

      Más vastas del Hemisferio

      La morada de los cóndores

      Es un lugar soberano

      Instalada sobre el cielo

      De los sudamericanos

      VII. Invitación a los mares del sur

      Ven a ver la luz que arrastra el mar bajo la luna

      La luz que cava un surco y raya el agua con sus uñas:

      A través de aquella ráfaga brillante y pura

      Harás crecer tu corazón como medusa madura

      Ven a ver el mar del sur y siente su bravura

      Es un mar que quiebra duras rocas con su espuma

      Es un mar que nuca duerme bajo la estrella nocturna

      Es un mar que besa, muerde y mata con dulzura

      Es un mar que oculta bajo sus errantes olas

      El dolido hierro