PCS, pero con una gama limitada de colores reproducibles. Ahora, el paso siguiente es la transformación de color M3 entre el espacio PCS y el espacio de color dependiente del monitor CRT (cap. 5) que, vamos a suponer, se ajusta al iluminante D93 (TC = 9300 K), con valores (xD93, yD93, YD93) = (0.2848, 0.2932, 1). Como existe una disparidad entre iluminantes entre PCS y RGB-CRT, inevita-blemente la transformación M3 ha de incluir una transformación de adaptación cromática MD93-D50. Entonces, en teoría, los resultados de la compresión de la gama de reproducción en la salida deberían ser visibles en la escena visualizada.
Es importante recordar aquí el objetivo colorimétrico principal del formato ICC. Con la imagen de la escena visualizada en la pantalla CRT tal como se supone que se verá en papel impreso, es evidente que si medimos los colores en pantalla con un telecolorímetro, la especificación triestímulo XYZ será diferente a la codificada en el espacio PCS, pero se supone, y así se ha intentado, que la apariencia de color que se observa en pantalla se ajustaría a la que se observaría en la escena impresa con las condiciones colorimétricas y de visualización del espacio de referencia PCS.
2.3.3.3 Correcciones de color y ajustes en los perfiles de salida
Ahora estamos en disposición de optar por dos tipos de salida de la escena original escaneada: en papel (W2) o en transparencia. En cuanto a la gestión del color que ejecuta el perfil ICC en la impresión en papel W2, las transformaciones de color ya han sido introducidas arriba. O sea, primero se aplica el enfoque de la colorimetría relativa y, entonces, a través del perfil ICC se selecciona el estilo de compresión de las gamas de reproducción. Aparte de la opción colorimétrica de recorte (clipping) sobre el contorno de la gama de reproducción de salida, el perfil ICC aporta dos estilos de compresión controlada, denominados perceptual (la gama de colores de la imagen se comprime o se ajusta a la gama de colores del dispositivo de salida, donde el balance de grises se mantiene, mientras que la exactitud colorimétrica no se garantiza) y saturación (la saturación/croma de los píxeles de la imagen se mantiene a costa de perder exactitud en la claridad y el tono). El último paso para la impresión en papel es, por supuesto, invertir la transformación de color M2 entre el espacio PCS y el de la impresora, con las características colorimétricas de las tintas CMYK y el papel W2, aspecto que se tratará en profundidad en el capítulo 6 («Reproducción del color en impresoras»).
Si la opción de salida es la de transparencia o diapositiva, resta por hacer los ajustes colorimétricos propios de las condiciones colorimétricas de visualización de una reproducción en transparencia: luz incandescente o halógena tipo A del proyector (TC = 3250 K) con (xA, yA, YA) = (0.4201, 0.3976, 1) y nivel bajo de iluminación ambiental. Si la terna [X(C),Y(C),Z(C)] representa la codificación PCS de un área-color C escaneada de la escena bajo el iluminante F2, pero relativizada con respecto a W1, [X*(C),Y*(C),Z*(C)] la terna triestímulo resultante de aplicar el estilo perceptual de compresión de las gamas de reproducción entre PCS y las características colorimétricas de las tintas CMYK de la impresora (sin considerar W2), de acuerdo con las condiciones de visualización de la salida-transparencia, los ajustes de color necesarios han de implementar un aumento del balance de grises (gamma γ = 1.5) y una transformación de adaptación cromática de tipo von Kries entre D50 y la fuente tipo A. Si designamos como [X^(C),Y^(C),Z^(C)] a la especificación triestímulo que se transfiere a la impresora mediante una transformación de color M4 (cap. 6), ésta quedaría como:
De esta forma, logramos el objetivo colorimétrico principal del formato ICC: notar que la densidad óptica mínima Dmín (τmáx) de la transparencia será equivalente con el iluminante D50, el cual, a su vez, se correspondía con el blanco W1 del papel fotográfico de la escena original que hemos pretendido reproducir de forma cruzada. Y además, aunque los colores medidos sobre la transparencia resultante en su entorno de visualización serán diferentes de los codificados en el espacio PCS, en principio habrá igualación de apariencia del color con respecto a la misma transparencia visualizada en modo reflectivo en el entorno fotocolorimétrico de referencia PCS.
2.3.4 El futuro de la gestión del color
La pretensión de los organismos internacionales de estandarización (IEC, ISO, ICC, etc.) es subdividir la gestión o administración del color en dos frentes, a veces complementarios, como son los formatos ya presentados sRGB e ICC. La codificación o perfil sRGB debería ser predominante para entornos como el hogar y oficinas, con usuarios no profesionales. El formato o perfil ICC quedaría como predominante para los usuarios expertos en sistemas de reproducción y control de color de gama alta, por ejemplo en artes gráficas.
La verdad es todavía queda mucho por hacer sobre este tema; no obstante, las bases sobre lo que es y cómo se pretende solucionar el problema se encuentran en este capítulo. Por ejemplo, las críticas sobre ambos enfoques de gestión del color ya existen en la literatura científica (Green 1998, Lammens 1999). Muchas de las críticas se basan en el problema inherente de implementar los algoritmos fotocolorimétricos en el entorno cuantizado o discreto de la gestión computacional de los microprocesadores (cap. 4: «Almacenamiento y transmisión de imágenes en color») porque, por ejemplo, las transformaciones de color entre dispositivos multimedia se implementan logística y computacionalmente de forma mucho más complicada de como se han explicado aquí.
La crítica principal del perfil sRGB cuestiona si los atajos que propugna el estándar en la gestión del color se implementan y se usan verdaderamente para evitar transformaciones de color redundantes como pasa ahora (Lammens 1999).
Mientras tanto, las críticas al perfil ICC son mucho más numerosas, también porque el proyecto de gestión del color es más ambicioso que el anterior. Pueden resumirse de la forma siguiente (Green 1998, Lammens 1999).
1. La interpretación de PCS: el uso por defecto de la colorimetría relativa y sus consecuencias respecto a la colorimetría absoluta: se igualan los blancos especulares (brillos) en el primero, pero no se mantiene el rango de contrastes o balance de grises; en el segundo ocurre lo contrario.
2. El iluminante de PCS: en el módulo base de gestión del color (CMM base) no es posible implementar una transformación al menos sencilla de adaptación cromática entre D50 y otros iluminantes más extendidos en otros entornos industriales, como el D65 en TV y las industrias textiles.
3. La generación de negro en los procesos de impresión: pasar de RGBescáner a RGBmonitor es aparentemente mucho más sencillo (3 para 3) que entre RGBmonitor y CMYK (3 para 4). En la reproducción impresa la tinta negra se utiliza también para conseguir el mejor balance de grises posible y resaltar los retoques no nítidos y, por tanto, existe un gran número de combinaciones posibles (CMYK) que igualarán un único color (RGB). La elección del algoritmo de generación de negro está influenciado por consideraciones diversas, como la cantidad máxima de tinta-color que puede sobreimprimirse y la importancia de la estabilidad del balance de color en los colores neutros o acromáticos.
4. La caracterización vs. calibración de un dispositivo: los dispositivos exhiben regularmente desviaciones menores a partir de su funcionamiento general bien caracterizado. El formato de fichero no proporciona parámetros específicos que contengan tal información, y aunque es posible para un vendedor-fabricante incluir tales parámetros en sus perfiles (y la habilidad de procesar la información en el módulo de gestión del color CMM), esto sería una excepción en vez de un comportamiento común. La suposición implícitamente hecha por el formato ICC es que esa calibración se ejecuta para mantener el funcionamiento del dispositivo constante, pero no siempre es posible u ocurre así. Por ejemplo, los colorantes que poseen las impresoras digitales (chorro de tinta, etc.) varían significativamente de lote a lote de producción; ya que el usuario no puede llevar a cabo un procedimiento de calibración para asegurar el funcionamiento constante del dispositivo, debería ser posible ajustar el perfil para acomodar las características reales de funcionamiento de tal dispositivo.
5.