MÁS ALLÁ DE LA EMOCIÓN
…que nada te turbe…
Marta Povo Audenis
más allá de la emoción
…que nada te turbe…
Dedico esta pequeña obra a mi nieta Noa Freixa,
aún adolescente y superviviente,
pero con un alma grande, sabia y luminosa
que con certeza la conducirá por el camino
de la coherencia, la paz y la plenitud
1ª Edición: Marzo 2019
Título original: Más allá de la emoción
© 2019-Marta Povo Audenis
Diseño de la portada: Veronika Plainer
Maquetación: Veronika Plainer
Reservados todos los derechos. El contenido de esta obra está protegido por la Ley, que establece penas de prisión y/o multa, además de las correspondientes indemnizaciones por daños y perjuicios, para los que reproduzcan, plagien, distribuyan o comuniquen todo o en parte, una obra literaria, artística o científica, o su transformación, interpretación o ejecución artística fijada en cualquier tipo de soporte o comunicada a través de cualquier medio, sin autorización.
© Tarannà Edicions
Tel/ 932 800 390
e.mail: [email protected]
https://www.taranna.es
Depósito legal: B 30779-2018
ISBN Formato papel: 978-84-949571-0-9
ISBN Formato ebook: 978-84-949571-1-6
Introducción
El mayor aprendizaje es el propio descubrimiento; y lo que descubrí por mi misma es lo único que siempre valió la pena compartir y contagiar. Todo lo que aprendí en mi larga e intensa vida relacional se podría expresar en pocas palabras: solo cuando estas bien contigo mismo, puedes estar bien con los demás. Ninguna relación te dará la paz que tú antes no construyas en tu interior.
Estar en paz con uno mismo es algo directamente relacionado a una atenta exploración interior, en especial a las emociones que nos movilizan. Cada reacción emocional que he tenido, casi siempre relacionada a la convivencia o contacto con otros seres, la he vivido o sufrido una y otra vez hasta que la he podido interpretar o comprender, hasta que la he podido desmenuzar y valorar, hasta que se ha convertido en un elemento de alquimia y transformación interior, hasta que fui capaz de ver cada problema solo como un desafío. Entonces, desaparece la emoción o sentimiento. Soltando las resistencias y con ese ramillete de vivencias, he constatado que nadie me haría feliz hasta que yo no fuera feliz por mí misma, con lo que soy y lo que tengo, feliz con mi alma genuina, desde luego, pero también feliz con mi ego o personalidad y feliz con mi cuerpo, sean como sean éstos.
Terminé este libro durante mi 67 aniversario, casi siete décadas de pérdidas y encuentros, de enamoramientos y duelos, de éxitos y fracasos, de esperanzas y frustraciones, de dolor y de gozo, de dudas y certezas. Constaté después de todo que… solo se puede ser feliz cuando dos personas felices se unen para compartir su felicidad, y no para hacerse felices la una a la otra. Pretender que alguien o ‘algo’ nos llene de felicidad no es más que una fantasía narcisista que a menudo solo nos trae frustración, y a veces nos lleva a vivir un tango emocional casi inhumano, ya se trate de amigos, parejas o familia.
Buscar la plena felicidad en mi misma ha sido siempre el hilo de Ariadna que me ha conducido a ser terapeuta, artista, escritora y pedagoga. Cada terreno explorado también me ha conducido a observar los mecanismos psico-emocionales de los demás, claramente en las miles de terapias realizadas pero también en el supermercado, en la calle, con familia, amigos y colegas. Esta pequeña obra pretende ayudar en el proceso de exploración y autoconocimiento de cada uno, pero también aspira a facilitar la comprensión de los demás, sean niños, adolescentes o adultos.
El proceso emocional es constante en nuestra vida y es un reflejo de la eterna búsqueda de la plenitud en cada uno. Reprimir las emociones no solo es inútil e ineficaz sino que trae consecuencias nefastas para la salud. Encarar y conocer sus profundos mecanismos nos hace más capaces socialmente, desde luego, pero también nos hace más auténticos, más certeros y más fuertes. He constatado que conocer lo que domina tu subconsciente es un signo de fortaleza y no de debilidad. Permitirse ser emocional y saber reconducir esa fuerza como una inteligencia, una sabiduría o un don, y no como una fragilidad o algo a esconder, es uno de los caminos más sensatos y necesarios para sentir felicidad y plenitud en nuestra existencia y para proyectarse hacia el mundo con libertad, autenticidad y transparencia.
Marta Povo, octubre 2018
Si para recobrar lo recordado, debí perder primero lo perdido,
si para conseguir lo conseguido, tuve que soportar lo soportado,
si para estar ahora enamorado, fue menester haber estado herido,
tengo por bien sufrido lo sufrido
y tengo por bien llorado lo llorado,
porque después de todo he comprobado
que no se goza bien de lo gozado sino después de haberlo padecido,
porque después de todo he comprendido
que lo que el árbol tiene de florido
vive de lo que tiene sepultado.
Francisco Luís Bernardez, poeta postmodernista argentino
Primera parte
SENTIR PARA EVOLUCIONAR
Emociones y evolución
Nacemos, y hasta que morimos, algo se va transformando en nosotros. Somos como un crisol de alquimia que permite la transformación de unos elementos. Mutamos constantemente a través del entorno, a través de los ingredientes y componentes del laboratorio, siempre mutamos a través de un motor que nos impulsa dentro, algo muy íntimo, y también a través del medio que nos envuelve y a través de los demás seres humanos.
Aprendemos y procesamos cada cosa nueva, o bien transformamos cada cosa vieja y sabida en algo diferente, en algo que ‘nos hace distintos’ de lo que éramos antes, simplemente porque ahora lo vemos mejor, o porque lo observamos de una forma más amplia. O simplemente nos transformamos porque ahora hay más ingredientes en el proceso alquímico y la sinergia de la fórmula es más rica, por tanto el cambio es más evidente. Este aprendizaje nos moldea, nos perfecciona, nos transforma en algo más sabio o de mejor calidad. Esa gran transformación de la vida humana es un proceso perfectivo: lo llamamos evolución.
El mayor elemento alquímico y transformador jamás encontrado en la vida son precisamente las emociones. Las emociones parecen ser el catalizador necesario e imprescindible del gran proceso evolutivo. El fenómeno de tener emociones es mucho más complejo de lo que aparenta. Es completamente dinámico y constante, es provocador y retador, es inevitable e irreversible.
Es muy interesante ver lo que la propia palabra ‘emoción’ significa: movimiento o impulso. E-moción es algo que nos mueve. Es Energía en Acción. Viene del latín emotio, que significa ‘aquello que nos mueve hacia’. ¿Hacia donde? Esa es la gran pregunta. Las emociones nos mueven, nos remueven, nos conmueven, nos llevan o conducen hacia esa transformación o proceso perfectivo comentado, nos llevan siempre hacia un lugar nuevo. Es gracias a las emociones por lo que tomamos decisiones y creamos pensamientos y moldeamos nuestra voluntad. Son ellas las alquimistas, las causantes de la mutación y del cambio.
El título de este texto ya es muy delatador. No podemos poner las emociones en el cajón de lo sobrante, y la inteligencia en el cajón de las cosas apreciadas. Las emociones son las que nos moldean la inteligencia y el alma y siempre nos conducen a pensar y actuar de una forma u otra. Las distintas emociones, y especialmente el saber procesarlas,