Manuel José Fernández Márquez

En manos de Dios


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paz interior,

      de la ternura interior,

      de la atención amorosa,

      de la alegría de ser y de existir?

      ¿Soy consciente

      del gozo interior,

      de la alegría del Ser,

      del silencio interior,

      de la hondura de mi ser profundo,

      de la presencia de mi alma,

      de la consciencia pura y simple,

      de la calma interior,

      de la unidad interior,

      del silencio y armonía de todo mi ser?

      6. ¿A qué estamos despiertos cuando estamos despiertos?

      «Estar despiertos», no se refiere sólo

      al momento del amanecer, sino que abarca toda nuestra vida.

      «Estar despiertos» es un modo de vivirnos

      en el que vivimos conscientes, con atención,

      con los cinco sentidos, pudiendo vivirnos

      conscientes en niveles sólo superficiales

      y en niveles cada vez más profundos.

      ¿Estamos despiertos sólo a nosotros mismos?

      ¿Sólo a nuestro pequeño mundo?

      ¿Sólo a nuestros trabajos y tareas,

      a nuestra salud o enfermedad,

      a nuestra situación personal y familiar?

      ¿Sólo a nuestros pequeños problemas,

      a nuestras situaciones conflictivas,

      a nuestro pasado (que ya no existe)?

      ¿Sólo a nuestros proyectos a corto plazo,

      a nuestras limitaciones y complejos,

      a nuestras dificultades diarias?

      ¿Sólo a nuestras pequeñas posesiones, vestidos, comidas,

      y aspectos estéticos?

      ¿Sólo a mis dificultades y problemas de relación?

      7. ¿A qué estamos despiertos cuando estamos despiertos?

      ¿Estamos despiertos sólo a las cosas que nos rodean?

      ¿Sólo a mis cosas?

      ¿A las cosas que tengo delante de mis ojos?

      ¿A mis asuntos y trabajos diarios?

      ¿A la puerta que cierro y a la luz que enciendo y apago?

      ¿A las noticias de la radio, del periódico y de la televisión?

      ¿A la conversación con los demás y sobre los demás?

      ¿A la conversación continua conmigo mismo?

      ¿A los acontecimientos que ocurren cerca de mí?

      ¿A las noticias de los acontecimientos de todo tipo?

      ¿A los “enredos” entre familiares y vecinos del barrio?

      8. ¿A qué estamos despiertos cuando estamos despiertos?

      ¿Estamos despiertos a Dios?

      Podemos ir despertando a niveles cada vez más profundos en los que podemos vivir despiertos a Dios, al mundo de Dios, al nivel donde descubrimos que todo es sagrado y divino, al mundo de la presencia de Dios dentro de nosotros y en todas las personas y toda la creación.

      ¿Estoy despierto a Dios, a la presencia de Dios,

      a mis deseos de Dios?

      ¿Estoy despierto a mis pensamientos de Dios,

      a mis reflexiones sobre Dios,

      a mis recuerdos de Dios?

      ¿Estoy despierto a mis proyectos sobre Dios,

      a mis expectativas sobre Dios,

      a mis peticiones a Dios?

      ¿Estoy despierto a mis necesidades sobre Dios,

      a mis quejas a Dios, a mis exigencias a Dios?

      ¿Estoy despierto a Dios?

      ¿A qué estoy despierto en mi relación con Dios?

      ¿Despierto al susurro de Dios, a la música de Dios,

      a la intuición de Dios?

      ¿Despierto a la transparencia de Dios,

      a la presencia amorosa de Dios,

      a la presencia de Dios en mi alma?

      ¿Despierto a mi unión profunda con Él,

      a sentirme habitado por Él,

      al silencio envolvente de Dios?

      ¿Despierto a las caricias y ternuras de Dios,

      a la presencia de Dios que me da vida,

      a la presencia de Dios que me llena por dentro?

      ¿Despierto a la presencia de Dios

      que me ilumina por dentro,

      que me pacifica en mi alma,

      que me enamora el corazón,

      que me seduce y me envuelve en su Espíritu?

      ¿Despierto a Dios?

      ¿Despierto consciente de su presencia en mí?

      ¿Despierto consciente de su presencia en el aire que respiro?,

      ¿en el suelo que me sustenta?, ¿en la realidad de cada

      cosa que veo?

      9. ¿A qué me despierto cuando me despierto?

      En resumen, podemos observar, en nuestro despertar, tres niveles:

      1. ¿Despierto sólo a mí mismo, a mis trabajos, a mis problemas, a mis preocupaciones y achaques?

      2. ¿Despierto a las cosas, noticias y enredos de cada día?

      3. ¿Despierto a la intuición de Dios?

      ¿Despierto a la nostalgia de ver, sentir, experimentar y vivir a Dios, aquí y ahora y así, en este momento?

      Despierto al mundo sagrado y divino de Dios?

      ¿Despierto a la presencia plena, infinita, eterna y amorosa de Dios en nosotros y en todo lo que nos rodea?

      ¿Despierto a la presencia de Dios «en quien vivimos, nos movemos y existimos»?

      ¿Despierto al hondón de mi alma, donde

      «mi alma está unida a ti y tu diestra me sostiene»?

      ¿Despierto a Dios que me seduce porque

      «oh Dios, tú eres mi Dios,

      por ti madrugo, mi alma está sedienta de ti»?

      ¿Despierto a Dios que es, que existe,

      y a toda la creación que es Dios existiendo, manifestándose y expresándose en belleza y armonía de todas las criaturas?

      10. Despertar a Dios

      Pasos y ejercicios para despertar a la presencia de Dios

      1. Despertar = abrir los ojos, mirar con atención.

      2. Despertar conscientemente

      = abrir los sentidos: ver, escuchar, sentir, gustar, paladear… con atención, conscientemente, dándome cuenta.

      3. Despertar conscientemente y en silencio interior a mis sentidos

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