Helga Nowotny

Manifiesto por el progreso social


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políticas son muy vulnerables a la corrupción, que genera la disgregación social, y la mejor salvaguarda de los principios democráticos es una sociedad abierta y cohesionada con desigualdades limitadas.

      La visión que aquí se defiende implica que la oposición entre ideologías promercado y progobierno es equivocada. Se necesita tanto un mercado muy vivo como salvaguardas fuertes, garantizadas por el gobierno y la sociedad civil, para limitar el efecto de las fallas de mercado y para empoderar a la gente, al igual que se necesita una democracia política muy viva y salvaguardas contra las fallas de la política democrática y las acciones gubernamentales. Más importante aún, la supuesta oposición entre mercado y gobierno esconde el papel central de la empresa, que no es el de un conjunto de mercados ni el de una institución pública, sino que juega un papel clave en el tejido social, junto con otras instituciones de la sociedad civil. La compañía privada tradicional históricamente ha sido un factor importante de progreso económico y social, pero también ha sido fuente de muchas adversidades sociales y externalidades negativas. Puede convertirse en un factor mucho más positivo de progreso social.

      ¿Cómo podría convertirse en realidad esta visión de una sociedad mejor? Se puede hacer mucho mediante iniciativas locales. Por ejemplo, muchas ciudades han desarrollado mecanismos participativos, muchas empresas tienen estructuras administrativas horizontales e incluso democráticas, y lo mismo se puede decir sobre los cambios en las normas de comportamiento en los hogares, las ONG y las comunidades religiosas. El enorme potencial que ofrecen las recopilaciones de datos responsables y cuidadosas, así como su procesamiento, que se está convirtiendo con rapidez en la fuente para que las empresas desarrollen nuevos modelos de negocios y expandan sus servicios, aún no se han aprovechado para incluir a los ciudadanos y no sólo a los consumidores y clientes. El Estado también necesita cambiar si quiere convertirse en un Estado emancipador, y esto conlleva problemas difíciles en una economía globalizada en la que las compañías trasnacionales y los mercados financieros ejercen tanta presión sobre la política nacional. Por eso la fuerza de los movimientos de base será esencial para desatar un cambio real en las instituciones, y el Estado será el último garante de los derechos de todos, derechos que muchos ya habrán disfrutado de manera informal gracias a iniciativas locales, de abajo hacia arriba. El giro cultural que se citó antes es un conductor clave de este movimiento y necesita impulso. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU están cuidadosamente estructurados en torno a la noción de una “vida digna”, pero siguen siendo bastante vagos con respecto a las reformas institucionales. Este libro pretende convertir ese conjunto de objetivos visionarios en una fuerza verdaderamente transformadora.

      PUNTOS PRINCIPALES

      Siguiendo la narrativa de este libro, tal como se resumió en la sección anterior, los mensajes clave se pueden formular de la siguiente manera.

      1] EN LA CIMA DE LAS POSIBILIDADES, ESTAMOS ANTE UN ABISMO: en los últimos siglos, una proporción considerable de la humanidad ha salido de la pobreza, cosa que es extraordinaria, pero, en las siguientes décadas, seguir haciendo lo mismo de siempre será catastrófico. Las desigualdades y la degradación ambiental generan cada vez más daño físico, institucional y moral, y cada vez hay más conflictos y consecuencias políticas destructivas. El Antropoceno es una época en la que hacer lo mismo de siempre puede desencadenar una reacción negativa que lleve a la destrucción de gran parte de nuestros logros colectivos y, posiblemente, a la extinción de nuestra especie. El tiempo se está acabando y se necesita llevar a cabo una acción colectiva muy pronto. Además, tenemos muchas oportunidades de mejorar las instituciones y hacer que funcionen en beneficio de la población. Tales oportunidades provienen de que entendamos mejor lo que funciona y de que contemos con mejores tecnologías que faciliten la coordinación y la posibilidad de compartir información.

      2] DEBERÍAMOS USAR LA GLOBALIZACIÓN Y LA TECNOLOGÍA EN BENE-FICIO DE TODOS: la globalización y el cambio tecnológico son conductores importantes de los cambios actuales. En particular, perturban muchas vidas, pues ofrecen grandes oportunidades a unos cuantos y minan la forma de vida de otros. Además, la economía se ha salido de control porque, desde la década de 1980, la regulación de las instituciones ha estado bajo la influencia de una enérgica directriz promercado (más actores privados, menos regulación, supervisión deficiente) y no están a la altura de la acción económica. Ahora, muchos ciudadanos se ven tentados por las sirenas autoritarias o por la demagógica promesa de volver en el tiempo, volviendo a alzar barreras y estimulando conflictos interculturales. La innovación tecnológica también ofrece la aterradora perspectiva de la tecnología invasiva y la vigilancia omnipresente, así como los sospechosos intentos de mercantilizar o transformar a los seres humanos. El mensaje clave aquí es que la dirección y las formas de la globalización y del cambio tecnológico están moldeadas por instituciones y políticas públicas, así como por grupos de actores, y se pueden reorientar hacia las necesidades humanas con el fin de servir y no de minar el progreso social.

      3] DEBERÍAMOS VOLVER A PONER A LA GENTE AL MANDO: los modelos tradicionales de economía de mercado y de Estado de bienestar no están funcionando bien porque los mercados fracasan de muchas formas que no están siendo atendidas, y las políticas gubernamentales buscan proteger a los ciudadanos pero sin empoderarlos realmente, manteniendo a demasiada gente en una situación de gran dependencia con respecto al mercado laboral, a sus patrones y a los servicios públicos. La dignidad se proclama en la mayoría de los países como un derecho igualitario para todos los ciudadanos, pero mucha gente sigue padeciendo severas desigualdades raciales, de género, religiosas y socioeconómicas y viven en la humillación y el miedo. Vale la pena desarrollar una nueva forma de mercado democrático que combine protección y servicios básicos universales, gobernanza entre todas las partes interesadas de las organizaciones económicas y en especial de las empresas (que las ayude a internalizar mejor los impactos de sus actividades y a cambiar el propósito de la empresa), y manejo comprehensivo de las fallas de mercado (gravar las externalidades y los ingresos no laborales en lugar del trabajo puede generar ingresos y, al mismo tiempo, aumentar la eficiencia). El enorme potencial inherente a las nuevas tecnologías, como la inteligencia artificial y el aprendizaje automático, los modelos de simulación basados en agentes y otras formas de lidiar con sistemas complejos, todavía pueden aprovecharse para otros fines que no sean aumentar las ganancias de las grandes corporaciones, las cuales están cerca de adquirir el monopolio de su uso. Las instituciones políticas, que ahora están bajo presión excesiva por parte de intereses particulares, también se podrían reformar para poner a los ciudadanos en una mejor posición para deliberar con energía sobre las políticas públicas. Esto encaja con la tendencia actual de aumentar la autonomía individual y responde a nuestra mayor comprensión de los problemas de acción colectiva.

      4] SE NECESITA UN MOVIMIENTO DE BASE: el papel del Estado nación sigue siendo importante, pero ya no podemos contar sólo con el Estado y con las políticas nacionales. La presión popular es una condición importante para la transformación esperada, pues los intereses arraigados son fuertes. Además, como la meta de esta nueva sociedad democrática es que todo mundo tenga el control de su propia vida, lógicamente ésta será, en gran parte, una revolución de “hágalo usted mismo”. Todos podemos cambiar nuestro comportamiento, como miembros de una familia, como consumidores, como inversionistas, como trabajadores, como ciudadanos, y promover estilos de vida y organizaciones que tomen más en cuenta las externalidades y respeten más la dignidad y la autonomía de todos —está sucediendo un gran cambio cultural en ese sentido—. Además, el grado de conectividad ahora permite que el conocimiento circule y que se coordinen la gente, las organizaciones y las comunidades de todo el mundo, lo que hace que se multiplique la efectividad de las acciones de la sociedad civil. La educación, los medios de comunicación abiertos y las deliberaciones democráticas extendidas serán esenciales para permitir que los ciudadanos desempeñen un papel central en la transformación de las sociedades.

      Notas al pie

      1 Véase IPSP (2018c: capítulo 22) para un resumen de cómo la formulación de políticas públicas ha sido influida por ideas provenientes de las ciencias sociales.

      2 Una discusión detallada de los valores y los principios del progreso social