con una maduración de no menos de 90 días.
Frutas y verduras
En este capítulo hay que probar, por ejemplo, las patatas gallegas, con denominación de origen por supuesto. La patata gallega se reconoce por su forma ovalada o redondeada, con una piel muy fina de color amarillo claro que al cocinarse mantiene una textura firme y cremosa. También tiene fama la patata alavesa, cultivada en las comarcas de la montaña y La Llanada. Otra hortaliza protegida tanto en Galicia como en Asturias es la faba (la judía blanca), que tiene cualidades particulares según la zona de origen y las técnicas de cultivo. Las célebres judías de Tolosa y Gernika son de color granate y se producen de forma artesanal; son usadas en muchas recetas locales y se consumen principalmente en invierno. En estas regiones también podrá encontrar maíz, tomates, espárragos e incluso kiwis, que se recogen en Asturias. Las zonas de la vid y la sidra obligan: hay que probar, si es temporada, la uva y la manzana. Y castañas en otoño. Por otro lado, no hay que olvidar los famosos pimientos de Padrón, pequeños pimientos verdes, algunos muy picantes, que se pueden encontrar durante todo el año y se comen fritos.
Especialidades gallegas
Nos centramos en cuatro platos muy característicos.
El pulpo, a feira o a la gallega. Aunque estos dos nombres se refieren a elaboraciones ligeramente distintas, al final la preparación es la misma. Tradicionalmente, el pulpo se cocina entero en un caldero de cobre durante mucho tiempo, para ablandar su carne (normalmente tres cocciones). Una vez bien cocido, se sirve en una bandeja de madera, cortado en pequeños trozos y aliñado con aceite de oliva, sal y pimentón.
El lacón con grelos. Consiste en jamón ahumado cocido, acompañado de hojas tiernas de nabo (grelos) y chorizo. Es el plato típico de la época de carnaval.
El caldo gallego. Se prepara con carne de vacuno, un hueso de jamón, un poco de unto, judías blancas, patatas (cachelos o pataca) y grelos. El pote es similar pero a mayor escala.
Las empanadas. Están rellenas de diferentes productos: atún, berberechos, tomate, carne, pescado..
Asturias
La fabada. Es el plato estrella de esta región. Las fabes (judías blancas) se cuecen y se acompañan con chorizo, morcilla, jamón y tocino. Este acompañamiento se sirve por separado, bajo el nombre de compangu. A partir de esta base se crean variaciones, como las famosas fabes con almejes.
También puede probar durante su estancia el pastel de maíz con huevo y guindillas, el pulpo con patatas, las cebollas rellenas de atún, el filete de merluza a la sidra, el bacalao a la mousseline de ajo, la sopa de cangrejo o la ventresca de atún a la brasa.
Cantabria
El cocido. Es un guiso que se puede preparar de formas diversas: el cocido montañés (con judías blancas y col) o el cocido liebanés (con garbanzos).
Pruebe también el sorropotún, una cazuela de atún con tomates y patatas, o la olla ferroviaria, un guiso de carne magra cocida en vino blanco con puerros y zanahorias, ajo, cebollas, laurel y guindilla verde. Y, de nuevo, empanadas.
País Vasco
El bacalao al ajoarriero. El bacalao se cocina a fuego lento, con una mezcla de tomate, ajo, pimientos y aceite de oliva.
El bacalao al pil pil. Similar al anterior, no debe faltarle una guindilla roja o verde. Se sirve en una cazuelilla de terracota.
El bacalao a la vizcaína. Su particularidad es la salsa vizcaína elaborada con pimientos de espelette, dientes de ajo, tomates y pan.
El marmitako. Literalmente significa «de la olla» en euskera. Es un guiso a base de bonito del norte que se cuece a fuego lento con patatas, cebollas, pimientos y tomates.
La merluza en salsa verde. Toda la originalidad y el sabor de este plato reside en su salsa verde, normalmente hecha con ajo, caldo de pescado, un poco de vino blanco y perejil. Hay una variación llamada «a la koxkera» que incorpora almejas a la receta.
El txangurro a la donostiarra. La carne del centollo se cocina con cebolla, tomate y puerro; se gratina en el horno y se sirve abierto en canal.
Postres
Galicia es conocida por sus postres a base de almendras, como los almendrados de Allariz. Pero, sobre todo, por su muy emblemática tarta de Santiago, originariamente elaborada para los peregrinos de paso. Espolvoreada con azúcar, ahora lleva la marca de la cruz porque un pastelero de Santiago de Compostela decidió, en 1924, decorar su tarta con un símbolo de la tradición compostelana. Una idea que fue imitada inmediatamente por todos los pasteleros y habitantes de la región. Puede disfrutarla con su café con leche o con un té. Otro postre clásico son las filloas, una especie de tortita, dulce para los postres y salada cuando acompaña a los platos, pero también la bica (torta de mantequilla de canela), y en los montes de la provincia de Ourense, la tarta de Mondoñedo. En el capítulo de los dulces, también puede probar la miel.
En Asturias se pueden probar las casadielles, una especie de empanadillas rellenas de nueces trituradas o de cualquier otro fruto seco, como almendras o avellanas, espolvoreadas con anís y servidas fritas o al horno. El otro valor seguro, el arroz con leche, a menudo completa las comidas. También están la carlota de Gijón, con turrón y ron, cubierta con cerezas al marrasquino; los carbayones, hojaldre con crema de almendras; los moscovitas, galletas de almendras cubiertas de chocolate que se comen en Oviedo, y el famoso tocinillo de cielo de Grado, un flan caramelizado.
Cantabria es conocida en primer lugar por sus sobaos, una especie de bizcocho con sabor a ron o anís, típico de los valles pasiegos pero que se puede encontrar en todas partes. Acompáñelos con un vaso de leche fresca para que el momento sea perfecto. Pero también por sus quesadas, una especie de flan de canela. El arroz con leche o el arroz con leche frito son también una gran manera de completar una comida en Cantabria.
País Vasco. La goxua es una especialidad de Vitoria, aunque se puede encontrar en todo el País