Alba González

Los herederos


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para la “zafra”.12

      Los testimonios de los que tuvieron funciones directivas dan cuenta de sus trayectorias “globales”, caracterizadas por la movilidad intercontinental, la facilidad para dejar un lugar por otro y para adaptarse a ámbitos variados, además de sus percepciones y representaciones sobre los habitantes de esos lugares, construidas a través del caleidoscopio de unos “ojos imperiales”, para usar la expresión de Pratt (2011).

      En el otro extremo de la jerarquía social, también muchos trabajadores de la planta provenían de otros países: de Uruguay en primer lugar, pero también de España, Italia, Suiza e Inglaterra. Gran parte de sus descendientes, sin embargo, una vez que se asentaron se quedaron en Pueblo Liebig, varios nunca salieron de allí.

      Paradójicamente, esta “zona de contacto” constituía un ámbito “cerrado”, bordeado por diferentes cursos de agua y demarcado por los límites de propiedad de la compañía, con una relativa autonomía del entorno económico y social. Las evocaciones sobre los obstáculos para arribar a las ciudades más cercanas cuando no se había edificado el puente sobre el Perucho Verna, los dificultosos viajes a Buenos Aires cruzando el río a través de balsas hasta que en 1977 se habilitara el complejo Zárate-Brazo Largo, las largas horas que había que esperar para establecer una conexión telefónica daban cuenta de su “insularidad”.

      A principios del siglo XX la localidad, que formaba parte de las extensas propiedades que Liebig’s poseía en la Argentina, contaba con una población estable de 1100 habitantes, que se incrementaba a más de 2000 durante los períodos de matanza e industrialización del ganado (Barcón Olesa, 1912: 20).

      2.1. De pueblo privado a pueblo entrerriano

      En la segunda mitad del siglo XX, en el contexto de la crisis que afectó a los establecimientos cárnicos, la empresa Liebig’s perdió interés en sus negocios en el país y se desprendió de muchas de sus propiedades, entre ellas el pueblo homónimo. A finales de la década de 1960, a través de su representante legal Bruce Carlisle, elevó al gobierno de la provincia de Entre Ríos el plan de creación de un futuro pueblo entrerriano en el inmueble de su propiedad.

      Nuestra empresa ha considerado la conveniencia de proceder a transformar lo que fué la creación meramente física de un pueblo, en la fundación de un nuevo centro urbano en la Provincia de Entre Ríos, mediante el aporte inmobiliario de nuestra empresa hacia la provincia de Entre Ríos, la pertinente donación de terrenos, calles, etc., sino también inclusive, procediendo a enajenar lotes para que el personal de la firma pueda contar con vivienda en propiedad.

      Aún hoy recuerdo los límites que nos enseñaban en la escuela cuando tenía seis años: al este el río Uruguay, al norte los campos de la compañía, al sur el arroyo Perucho Verne y al oeste la chacra del señor Canali. (Barreto, 2006: 1-2)

      En su memoria no estaba presente la acción normativa del Estado; solo la naturaleza y la compañía dictaban quiénes estaban de un lado u otro de la “frontera”, y era la escuela pública –solventada por la empresa– la que lo enseñaba.

      2.2. De comunidad de trabajadores a multiplicidad de individuos

      Al momento de la asunción de la primera Junta de Gobierno de Pueblo Liebig, el 17 de mayo de 1975, la población estaba constituida exclusivamente por personal de la compañía, como lo atestigua el discurso de su primer presidente:

      Esta dimensión material de una vecindad ligada por el parentesco y el trabajo en la fábrica se entretejía con una dimensión afectiva y simbólica, afianzada a través de las políticas sociales empresariales.

      Sin embargo, desde el momento en que Pueblo Liebig constituyó una entidad provincial muchas cosas cambiaron.