muy seria derrota que no menoscaba la trascendencia de lo realizado. Nuestra Comisión no es un rincón para la nostalgia. Si no fuera por las amplificadas iniquidades del capitalismo de hoy, quizá Octubre hubiera devenido en temática de historiadores. Pero este capitalismo, el imperialismo que tan bien nos pinta Lenin, nos recuerda cada día que no hay tarea más urgente para las grandes mayorías que enfrentarlo. Octubre está vigente y es actual. Tanto como El Imperialismo. Sin importar con qué ropaje se intenten encubrir viejas y nuevas potencias imperialistas, disputan mercados y fuentes de materias primas en una vorágine de guerras y crisis. Este capitalismo expansionista es incompatible con los intereses de la Humanidad. Y más tarde o más temprano se reencontrará con su sepulturero. ¿Por qué no más temprano que tarde?
El libro
La edición que tienes en tus manos contiene el texto original de Lenin, cotejado con las distintas traducciones publicadas en nuestro idioma. Especialmente se tomaron de referencia las ediciones de Lenguas Extranjeras Moscú (1948), Lenguas Extranjeras Beijing (1966) y la primera edición argentina de Obras Completas de Lenin, Cartago, Tomo 22. Las referencias de carácter histórico incluidas figuran como Notas del Editor.
A continuación de esta introducción sigue un Prólogo a varias manos. Personalidades y referentes de nuestra izquierda, pertenecientes a la diáspora marxista y a corrientes populares no marxistas, nos acercan breves opiniones sobre el libro. Así como esta introducción refleja el sentir conjunto de la Comisión, los aportes al prólogo representan las opiniones de cada cual, vertidas sin el menor condicionamiento.
La edición se completa con el sumario de los Cuadernos sobre el imperialismo. Son los apuntes de trabajo que reflejan la exhaustiva investigación que acompañó la redacción de El Imperialismo, fase superior del capitalismo. Son más que interesantes para apreciar el rigor y la duda crítica en estado puro; el modo de pensamiento y el proceso creativo de Lenin en acción.
Palabras finales para destacar la decisiva contribución de un puñado de compañeros: M. T. ; A. S. ; M. C. y F. A., con su esfuerzo y creatividad se cargaron al hombro esta edición.
Comisión para el Centenario de la revolución de octubre
Por una conmemoración unitaria y de masas
Julio de 2016
Prólogo a varias manos
En el mundo no hay democracia porque existe el imperialismo. Democracia tiene que significar siempre igualdad en libertad.
Imperialismo es sinónimo de armas para defender la desigualdad.
Desigualdad es la peor fase de la injusticia y de la falta de Libertad. Es lo que nos trae el imperialismo reinante. Nuestros héroes de 1813 nos hicieron cantar “ved en trono a la noble Igualdad: Libertad, Libertad, Libertad”. La mejor definición del antiimperialismo.
Lenin nos precisó correctamente lo que es imperialismo: desigualdad y explotación. Y a la vez sometimiento de los pueblos del mundo.
Osvaldo Bayer
Una obra al servicio de la revolución socialista
Lenin publicó “El imperialismo” a inicios de 1916. Fue otro eslabón importante en función de su objetivo de preparar a la militancia revolucionaria para lo que se vendría a poco más de un año: la Revolución Rusa y la toma del poder en octubre de 1917.
Es que Lenin no desarrollaba la elaboración marxista sólo para avanzar a nivel de la teoría, sino sobre todo para fortalecer al partido bolchevique como herramienta política para intervenir activamente en la lucha viva de clases, disputar la dirección del movimiento obrero y campesino, y así poder cambiar el curso de la historia.
A cien años de aquellos hechos, la propaganda capitalista e imperialista sigue bombardeando nuestras cabezas. A diferencia de los ’90 ya no repiten tanto que “el socialismo fracasó”, porque lo que hoy más bien salta a la vista es el estrepitoso fracaso económico, social, político e incluso ético de su propio sistema. Pero aun en crisis, igualmente montan discursos confusionistas
o posibilistas.
No, señor. Que no nos tilden de “antiguos”. Antiguos son los que defienden este sistema de explotación y opresión, extractivista y contaminador, guerrerista, machista, que mientras siga en pie lleva a la humanidad y al planeta a la barbarie. Antiguos y funcionales son también los que se limitan a proponer reformas a un sistema que es inhumano por naturaleza.
La obra de Lenin es válida, porque a un siglo de su aparición sigue habiendo capitalismo imperialista. Y por eso la batalla teórica, ideológica, cultural y política contra dicho sistema sigue siendo válida. Y por eso, más que nunca, la batalla por la revolución socialista sigue siendo válida en nuestro país y en todo el mundo.
Héctor “Cacho” Bidonde
Para quienes seguimos creyendo que la única sociedad aceptable sería aquella en la que no existiera ningún tipo de explotación y en la que cada hombre y cada mujer pudieran vivir con dignidad y desarrollar plenamente sus posibilidades, no hay mucho que festejar en estos días. Pero sí algo que reafirmar: la convicción de que ese y no otro es el mundo que queremos. Confieso que no veo el camino con la nitidez con que lo veía en la adolescencia, a la luz de la Revolución Cubana y de los aires de liberación que se respiraban en nuestros países. Pero, por turbios que resulten hoy los juegos políticos, por brutal y todopoderoso que sea el accionar del neoliberalismo, por ineficaces o anacrónicos que resulten muchas veces los movimientos populares -o sus dirigentes-, no acepto renunciar al sueño de una sociedad cuyo principio, bellamente, enunció Marx hace más de ciento veinte años: “De cada cual según sus capacidades, a cada cual según sus necesidades”.
Liliana Heker
En la evolución natural de la historia, cuando su proceso se estanca por intereses particulares de un grupo social en el poder, se produce lo que se llama habitualmente “revolución”. En tal sentido, hay dos grandes ejemplos, entre las muchas que se han producido: La Revolución Francesa y la Revolución Rusa. Ambas han quedado como faros mas allá de los procesos crueles, e incluso de retroceso que pudieron haber sufrido. La Revolución Rusa, cien años después sigue siendo un gran ejemplo para el porvenir, y, sin duda alguna, fue el acontecimiento entre los muchos fundamentales que hubo más trascendentes del siglo XX. Un año antes Lenin pudo concebir su libro sobre el imperialismo: “fase superior del capitalismo”. En ese sentido es hoy todavía un libro fundamental para entender el presente y el futuro. El despertar creativo que significó en los primeros años la Revolución Rusa, fue no sólo político sino también artística. Luego vino la deformación estalinista, pero La Revolución Rusa en sí misma, sigue siendo un ejemplo para nuestro porvenir.
Felipe Luís Noé
La importancia de la obra de Lenin, confirmada por la historia, se ha consolidado con el paso del tiempo. Su presencia siempre oportuna, se afirma ahora en la particular vigencia del sistema de expoliación imperialista.
Es ejercida en nuestro país en estrecha alianza con la gran burguesía terrateniente, financiera, comercial y de servicios, y se ha traducido contemporáneamente en inéditos grados de subordinación, enajenación, hipotecamiento y saqueo económico, así como en el agotamiento y degradación de preciosos recursos naturales.
Con el telón de fondo de una formidable descapitalización y desindustrialización, las últimas cuatro décadas han visto a la nación en el remedo de un país verdaderamente ocupado: tuvimos campos de concentración y de muerte, mientras irrumpieron para quedarse la extrema pobreza y una explotación sin parangón de nuestra clase obrera y amplios sectores del pueblo; en medio de una producción que decuplica las necesidades alimentarias del país, nacen generaciones diezmadas por grandes deficiencias físicas y mentales, a causa de la insuficiencia nutritiva, falta de medicamentos, de cuidados y educación en la primera infancia.
Se instaló en el país un estado mayor económico, político y financiero