píxel. En cualquier caso, la fotografía digital nos permite llevar a cabo técnicas como el HDR, que unifican, equilibran y comprimen los tonos con unos resultados extraordinarios.
•El mejor método de control de la exposición en fotografía digital es a través del histograma. Esta gráfica, que relaciona píxeles con valores tonales, proporciona excelente información de como es nuestra fotografía. A pesar de que la representación es solo a 8 bits, representando únicamente 256 valores, éste será el mejor aliado del fotógrafo a lo largo de todo el proceso fotográfico.
•El archivo RAW obtenido deberá procesarse mediante software, bien sea propio o externo. Un software básico de procesado debe poder manejar los siguientes parámetros:
A.Interpolación de la información cromática.
B.Interpretación del balance de blancos.
C.Interpretación colorimétrica.
D.Mapeo tonal.
E.Interpretación del detalle y del ruido.
•La conversión monocromática a escala de grises puede llevarse a cabo durante el procesado o a posteriori en el postprocesado, pero siempre deberá elegirse un método que valore y tenga en cuenta la información de color de cada píxel, que se muestra y almacena en cada uno de los tres canales.
•No soy partidario de forzar la edición del archivo, ni durante el procesado ni a posteriori si decidimos optimizar la imagen. Entiendo que la luz de la escena es la responsable de todos los factores que afectan a una fotografía y en consecuencia ella determinará su contraste, su tono y su color. Ajustamos, optimizamos, saturamos, contrastamos, pero de forma armónica. A menudo las exageraciones irán en detrimento de la calidad final.
•La gestión de color en fotografía digital es necesaria, pero en fotografía digital de blanco y negro es fundamental. A ser posible mantendremos el mismo espacio de color a lo largo de todo el proceso, y únicamente cuando vayamos a imprimir, convertiremos al perfil ICC que nos proporcione el fabricante del papel, de acuerdo al tipo de máquina, papel y tinta usados para la copia.
Un flujo de trabajo adecuado para la fotografía digital en blanco y negro se fotografía digital en blanco y negro se fundamenta en tres fases: la toma en formato RAW, el procesado del archivo y la conversión.
La cuestión de la visión siempre ha sido un tema fundamental para el fotógrafo. Una cosa es mirar, que como acto biológico está habilitado a todo el mundo, excepto a las personas ciegas; y otra es ver, cuya acción precisa de la voluntad cognitiva explícita para poner interés en aquello que se mira y que, además, comporta una selección específica de todo lo que se mira. Otro aspecto muy distinto a los anteriores es tener visión fotográfica, la cual comienza cuando miramos por el visor de una cámara, e interpretamos esta visión en nuestro cerebro, a través del pensamiento visual. Esta particular visión está reservada exclusivamente a los fotógrafos, porque son ellos quienes interpretan el mundo a través de sus fotografías.
Al observar el mundo, sobre todo a través del visor de nuestra cámara, solemos apreciar la belleza de las cosas, de los paisajes o de las personas, y siempre lo hacemos en color. Curiosamente nadie ve en blanco y negro, el mundo y la vida son siempre en color.
Durante mucho tiempo, la incapacidad de la fotografía para fijar y retener los colores de los elementos fotografiados, supuso la carencia de un medio que resultaba idóneo para describirlos, y consecuentemente, para muchos se convirtió en un arte mermado e incompleto. Con el tiempo, algunos fotógrafos han querido hablar de temas que se prestan mejor a la fotografía en color frente a otros temas que lo hacen a la de blanco y negro, aunque me temo que su elección se basa únicamente en razones o criterios estéticos. Nuestra experiencia visual nos ha enseñado que algunas cosas siempre deben interpretarse en color. Pero si convenimos que la fotografía es un lenguaje, una forma de expresión, deberemos aceptar también, que ni para el fotógrafo, ni para el espectador que admira sus obras, será lo mismo que éstas sean en color o en blanco y negro.
La interpretación de una misma fotografía en color o en blanco y negro aportará percepciones y sensaciones completamente diferentes.
La visión fotográfica en blanco y negro parte de la percepción e interpretación de la luz y no del color de la luz. Para ver en blanco y negro hay que buscar la abstracción del color, evitando siempre las distracciones cromáticas que a menudo puede producir el color; la subjetividad que prioriza la sencillez de las formas y las texturas; la fuerza expresiva de la luz, que aporta el contraste y la sutileza del tono; y por supuesto enfatizar en la composición, en la simplicidad para construir líneas, formas, volúmenes y perspectivas. En algunos casos, construir una imagen en blanco y negro puede ayudarnos a contextualizar el tema, a dramatizarlo, a aislarlo, a simplificarlo, pero no puedo mostrarme de acuerdo con el pensamiento de que una imagen en blanco y negro es más artística que una en color, son simplemente diferentes. No se trata de una competición entre ambas, sino de como percibimos y como interpretamos una determinada situación.
Abstraerse del color real de una escena y traducirla únicamente como matices de luz, es un ejercicio fundamental en la construcción de fotografías monocromáticas, y debemos aprender a interpretar los colores como tonos o grados de luz, para subjetivizar la escena en nuestro cerebro, utilizándola de este modo en la creación de nuestra fotografía.
Existen cuatro componentes básicos en la visión, interpretación y construcción de fotografías en blanco y negro:
LA LUZ
El fotógrafo deberá leer e interpretar la luz de cada escena que vaya a fotografiar, ya que ésta adquiere una función plástica de expresión, que otorga un significado y un carácter determinante en la calidad de nuestra fotografía.
Hablar de la luz es hacerlo también de todas sus variables, es decir, del blanco, de su opuesto el negro y de todos los tonos intermedios que existen entre ambos. Iluminación natural, artificial o mixta; frontal, lateral o cenital; cada una de ellas resultará un factor esencial en la técnica de construcción de nuestra fotografía, aportando diferentes y variadas soluciones creativas.
Físicamente la luz posee dirección y calidad. La dirección viene determinada por el lugar donde se encuentra la fuente de luz en relación a la escena, mientras que la calidad depende de la intensidad y la distancia con la que brilla dicha fuente de luz. Además, la calidad puede verse afectada por factores como las nubes, la neblina o la contaminación atmosférica, que lógicamente afectarán al resultado final. La dirección de la luz es la responsable del volumen y la textura que adquieren nuestras fotografías, mostrando u ocultando aquellos detalles que le confieren expresividad. La calidad de la luz determina la nitidez, la dureza o la suavidad de una fotografía. Una luz dura es difícil de controlar, sobre todo en fotografía digital, ya que produce un contraste elevado con sombras profundas y efectos fuertes y dramáticos, mientras que una luz suave, mucho más fácil de manejar, difumina y amplifica la uniformidad en los tonos y permite manejar el contraste con más facilidad.
La luz es la primera y máxima responsable de nuestras fotografías en blanco y negro.
EL TONO Y EL CONTRASTE
Derivados directamente de la luz, el tono y el contraste son los responsables de imprimir el carácter a nuestra fotografía, y resultan fundamentales para poder explicar a nivel visual nuestras imágenes.
El fotógrafo californiano Ansel Adams propuso en su famoso sistema de zonas, una escala tonal