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Una mirada oblicua


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Hurst, Rees, Orme, Brown & Green, 1824).

      El retorno de Sarmiento a Valparaíso se hace efectivo a través de su cine de ficción y una vez finalizada la dictadura. En 1990 se estrena en Chile el largometraje Amelia Lopes O’Neill (Suiza, Francia y España) —cuyo nombre original fue Amelia Lopes O’Neill. La historia de una mujer del puerto de Valparaíso contada por un ladrón arrepentido— y en 1991 se presenta en el Festival Internacional Berlinale. Por su parte, años más tarde, en 2013, se estrena la serie televisiva de cuatro episodios Diario de mi residencia en Chile: Maria Graham (Chile) por Chilevisión. La emisora nacional no destina promoción alguna a la serie y la confina a un horario de madrugada. Al año siguiente, Sarmiento la convierte de forma estratégica en largometraje, el cual se estrena en el Festival Sanfic. Actualmente, en 2020, se encuentra en etapa de proyecto Detrás de la lluvia, un filme localizado en el cerro Mariposa de Valparaíso, que es el lugar de infancia de la cineasta28.

      La bibliografía existente sobre estos filmes es escasa. Solo en el caso de Amelia Lopes O’Neill se cuentan algunos ensayos que abren perspectivas y reflexiones desde la arista de género y del archivo29. En el caso del filme Maria Graham, se cuenta únicamente con notas de prensa y entrevistas que ha dado la propia Sarmiento y la protagonista y co-guionista Miriam Heard30.

      Recursos transficcionales

      Amelia Lopes O’Neill cuenta la historia de Amelia (interpretada por la actriz española Laura del Sol) y su hermana Ana (interpretada por la inglesa Laura Benson) que viven en una casona que da al puerto en un momento posterior al fallecimiento de su padre, que mantuvo en vida familias simultáneas. Ambas hermanas viven una historia de amor con el mismo hombre, Fernando (interpretado por el actor italiano Franco Nero). El drama en el filme es a la vez contado por un ladrón (Sergio Hernández) devastado por el amor a Amelia, con cuya presencia arranca y finaliza la película. Mientras Amelia Lopes O’Neill remite a un Valparaíso de mediados del siglo XX que aún sobrevive entre las lenguas europeas, las mansiones, los amoblados, los instrumentos musicales y los vestuarios decimonónicos, Maria Graham escenifica los comienzos del siglo XIX, todavía algunas décadas antes del apogeo portuario y bancario de la ciudad, y en pleno proceso nacional de la independencia y constitución de la República. Maria Graham se enfoca en la intimidad de la viajera y escritora inglesa Mary Graham, interpretada por la actriz inglesa residente en Chile, Miriam Heard, quien al inicio del filme ha quedado viuda en el barco que la trae al puerto chileno. En ese momento conocerá al almirante inglés Lord Cochrane (interpretado por Sean O’ Callaghan), con quien inicia una estrecha amistad, y a su criada Nieves (Viviana Herrera), quien la acompaña en sus recorridos por la región.

      El trabajo de adaptación de los guiones de ambas películas interpela la definición de verdad y “lo real” a partir del trabajo con el testimonio y el texto literario. Con ello, además, se cuestiona la arbitrariedad de la escritura de la historia y se tensionan los límites de la ficción-realidad. En ambos casos se trata de reinterpretaciones libres de textos literarios históricos pertenecientes al género documental: crónica y diario de viaje, respectivamente. La propuesta de estas adaptaciones se realiza con un “afán melodramático”31 que permite enfocarse en lo minoritario, los afectos y los modos de vida locales, que es lo que las protagonistas ven y experimentan, por sobre las grandes definiciones de la cultura nacional y los archivos institucionales dominantes en la historiografía.

      El guion de Amelia Lopes O’Neill, escrito en colaboración por Sarmiento y Ruiz, está basado en las crónicas históricas del escritor de Valparaíso Joaquín Edwards Bello. Este trabajo de adaptación es de carácter abierto, pues no se puede constatar que el guion efectivamente remita a una sola crónica en particular. Por su parte, el guion de Maria Graham es una adaptación y traducción —que asumen Sarmiento y Heard—, de la publicación inglesa Journal of a Residence in Chile, during the year 1822 de Mary Graham (1824)32. Sarmiento señala, a propósito de su aproximación a esta fuente literaria: “la historia de Maria Graham es genial, porque ella cuenta puros pelambres, ella es una ‘vieja pelambrera’ inglesa, que viene a Chile en un momento histórico, y pela a todo el mundo, habla bien de O’Higgins, pero habla mal de San Martín, comenta las costumbres de los chilenos”33. Paradojalmente, en las escenas iniciales del filme vemos a Graham cuando se dispone a comenzar su diario, momento en el que señala en off: “Hoy me comprometo solemnemente a escribir un diario que sea fiel a los hechos, a plasmar un relato imparcial y cuidadoso del país en el que me encuentro”. A Sarmiento le interesa evidenciar la tensión permanente de lo objetivo-subjetivo en distintos momentos. La figura de Graham, por su parte, es relevante para la directora “porque es una visión de mujer, en un momento histórico bien especial que fue 1822 (...) me interesa sobre todo porque habla de los lugares que los historiadores no hablan, habla de pequeñas costumbres, de pequeños rituales”34. En el filme, la dimensión afectiva se alimenta también de la actitud típicamente proteccionista y condescendiente hacia los chilenos de Graham, quien defiende la tesis de que la civilización es inglesa y que todos los pueblos deben civilizarse.

      Las decisiones de casting son coherentes con el juego de traducción impuesto por estos guiones. Sarmiento en ambos filmes trabaja con actores extranjeros para hacer películas de personajes que fueron viajeros extranjeros en Chile, y para recrear el puerto de Valparaíso fundado por la marina inglesa y los capitales extranjeros. Esta decisión está marcada también por las circunstancias transnacionales de su vida y la producción de su trabajo. Maria Graham está hablada en diferentes idiomas, o también, se habla español con distintos acentos, incluido el chileno. Estas decisiones cinematográficas permiten al espectador revivir la experiencia de los obstáculos en la comunicación cuando se habita en una comunidad con la que no se comparte la lengua materna y las diferentes aproximaciones posibles que pueden darse ante la realidad. De esta forma, y desde la perspectiva de la película Maria Graham, la noción de “traducción” se comprende no solo como una operación idiomática sino también cultural. Muchas cosas, por ejemplo, Maria Graham no comprende, no solo del idioma sino de sus costumbres: que las personas coman todas del mismo plato, o también, que se comparta la bombilla de mate. Nieves, la criada de Graham, es la figura clave de la traducción cultural o la mediación épica entre los mundos (mestizo, criollo e inglés). Nieves es también quien lleva a la viajera a conocer a las mujeres nativas en sus asentamientos, quienes trabajan con alfarería y sentadas en círculo en el suelo.

      Amelia Lopes O’Neill de Valeria Sarmiento (1990). Ejemplar de El Mercurio utilizado en la película con montaje en la portada. Gentileza del Archivo Ruiz-Sarmiento.

      Desde una perspectiva visual, Amelia Lopes O’Neill y Maria Graham utilizan tecnologías de bajo presupuesto que son sumamente efectivas a la hora de recrear ambientes, las que además responden a las condiciones materiales de Valparaíso históricas y actuales, y a las condiciones de producción del cine chileno. La visualidad de la ciudad en ambas películas está subordinada a decisiones que apuntan a una economía barroca de los recursos y el uso de tecnología. Aquí es preciso recordar la propia definición de Raúl Ruiz sobre el “barroco”: “Es un modo de economizar, no un derroche. No hay que confundir el Barroco con el Rococó […]. Es un tipo de economía que funciona”35.

      The Golden Boat de Raúl Ruiz (La barca de oro, 1990). Escena de encuentro entre la estrella mexicana de telenovelas Amelia Lopes (Kate Valk) y el estudiante de filosofía Israel Williams (Federico Muchnik). Captura de video.

      Sarmiento, con amplia trayectoria de montajista en gran parte de la filmografía de Ruiz, experimenta por una parte con la coloración de los filmes: “En Amelia Lopes O’Neill (1990) eliminé el azul, para dar una sensación de irrealidad. En El cuaderno negro (2017) lo volví a hacer. Busco que los colores no sean inocentes”36. El uso intencionado del color confronta la conciencia pictórica del espectador que lleva a concebir la pantalla como si fuera un lienzo de pintura, en el que se detectan paletas de colores, capas y pinceladas a partir de la alternancia de luces37. Por otra parte, se experimenta con el uso de gráficas en postproducción que sirven para la recreación histórica. La totalidad del rodaje de Maria Graham se realiza en estudio, en donde