Bettina Quiroga

¿Cómo aman las mujeres?


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para avanzar en su teoría.

      Uno de ellos es la novela Las penas del joven Werther, de Goethe, que pertenece a la época del romanticismo, específicamente al preromanticismo, al movimiento literario llamado Sturm und Drang. Lacan se refiere a esta obra desde el inicio de sus elaboraciones. En el Seminario 1 lo hace para hablar del amor en su vertiente imaginaria.

      También nos adentramos en el Heptamerón de Margarita de Navarra, obra que por sus características interesó a Lacan, especialmente por su realismo ya que se cuentan historias verdaderas, no novelescas. Esta le permite trabajar el amor cortés que desarrolla en el Seminario 7 para darle un lugar destacado en su investigación sobre el amor.

      Por último, tomamos como otro antecedente El Banquete de Platón por el interés de Lacan en esta obra ya que le sirve de modelo para sus desarrollos acerca del amor de transferencia. Es el amor de Alcibíades por Sócrates y la metáfora del amor lo que le permite ubicar el lazo analítico y la posición del analista.

      Respecto a la lectura freudiana del amor, desarrollaremos tres órdenes de elaboraciones diferentes que conformarán el capítulo dos en los que abordaremos textos que van de 1910 a 1918. Tres Contribuciones a la psicología del amor: “Sobre un tipo particular de elección de objeto en el hombre” (1910),Sobre la más generalizada degradación de la vida amorosa” (1912) y “El tabú de la virginidad” (1918), textos ligados al amor entre las parejas, a los encuentros y a lo que allí sucede enlazado al comercio sexual. Dos obras centrales pertenecientes a la Metapsicología, momento donde ordena, conceptualiza la teoría y construye los conceptos fundamentales para pensar el amor: “Pulsiones y destinos de pulsión” (1915) e “Introducción del narcisismo” (1914). Por último, “Puntualizaciones sobre el amor de transferencia” (1915) donde presenta el amor como motor para la práctica analítica. Además nos servimos de referencias que nos conducen directamente a ubicar lo que les sucede a las mujeres con el amor: “Inhibición, síntoma y angustia” (1926), (1931); “Sobre la sexualidad femenina” (1931); “33ª conferencia. La feminidad” (1932-36) y “Esquema del psicoanálisis” (1940 [1938]).

      De la mano de Lacan avanzamos del amor ilusión, enamoramiento – fascinación, al amor engañoso y también al amor pasión (Seminarios 1 y 2); al amor como don activo (Seminario 4); y al amor cortés (Seminario 7) que si bien es el amor idealizado e imposible, preserva el lugar del vacío. Abordamos el amor como metáfora (Seminario 8) y su relación con el objeto a como ágalma. Cuando el objeto a pasa a ser causa de deseo el amor adquiere el estatuto de ser un medio que “permite al goce condescender al deseo” (Seminario 10) que abre la posibilidad de acceder a un amor vivible (Seminario 11), e incluir la extimidad en las consideraciones del amor (Seminario 16). Finalmente trabajamos el amor y su relación con el semblante (Seminario 17 y 18) y el amor que viene a suplir la relación sexual que no hay (Seminario 20), para arribar al amor en tanto acontecimiento y como dos medios decires que no se recubren (Seminario 21); dando así al amor otro lugar que Miller nombra como la revalorización del amor a partir de la última enseñanza de Lacan.

      El amor en Lacan es el tema del capítulo tres de este libro donde planteamos una de las ideas centrales de nuestra investigación, esto es, las distintas variaciones (modulaciones) sobre el amor que, hay que destacar, se deben a los giros de su producción a lo largo de los años. Hacemos notar la estrecha conexión entre el amor, el deseo y el goce, y nos servimos de la formalización de las escansiones temporales realizadas por Miller en su libro El ultimísimo Lacan (2013), como lo mencionamos anteriormente, quien divide la enseñanza de Lacan en períodos: a) Período imaginario; b) Período simbólico; c) Período topológico (real); y d) Período de la ultimísima enseñanza. En este recorrido, llegamos hasta el umbral de su ultimísima enseñanza.

      Desde esta lectura abordamos lo que enfrentamos en nuestra praxis: los enredos del amor, los encuentros y los desencuentros entre los partenaires, la disparidad en el amor inevitable entre los sexos. La lógica fálica y la lógica femenina presentadas por Lacan nos orientan respecto de la posición sexuada y también sobre las diferencias entre los sexos en relación al amor.

      Uno de los objetivos es situar que hombres y mujeres no viven el amor de la misma manera. Ellas necesitan de las palabras de amor para consentir a ser objeto de goce para el hombre mientras que para este el falo le hace de obstáculo para amar (conceptos que desarrollamos en el capítulo tres). Miller en El partenaire-síntoma (2008) sostiene que: “…del lado mujer, el amor está entretejido con el goce, son indisociables” (Miller, 2008, p. 316).

      Destacamos dos formulaciones respecto al amor en las mujeres. Para Freud: “…más que de la ausencia o de la pérdida real del objeto, se trata de la pérdida de amor de parte del objeto” (Freud, 1993b, p. 135). Para Lacan: “Es por lo que no es por lo que pretende ser deseada al mismo tiempo que amada” (Lacan, 1987, p. 674). Formulaciones que nos invitan a sostener una de nuestras hipótesis: la particular relación de las mujeres con el amor.

      A simple vista pareciera poder ubicarse de manera más sencilla en Freud que para la mujer la pérdida de amor por parte del objeto la confronta con la castración. Pero desde Lacan no es tan claro, ya que si bien la castración nos atraviesa no es solo desde la lectura de Freud sobre la misma que podemos avanzar para hablar de las mujeres y de los hombres respecto al amor.

      Por eso, con los conceptos goce fálico, la dimensión del otro goce, las fórmulas de la sexuación desarrolladas por Lacan, ubicamos qué incidencias tienen respecto al amor y analizamos la relación de las mujeres con dichos conceptos. Esta temática es la que desarrollamos en el capítulo cuatro sobre el amor en las mujeres en Freud y en Lacan.

      A su vez, consideramos la importancia para el psicoanálisis de la orientación lacaniana de arribar a un fin de análisis y atravesar la experiencia del pase, modo de testimoniar cómo los conceptos sirven a nuestra praxis. Es así, que nos remitimos a algunos testimonios de pase de mujeres, a modo ilustrativo, para ubicar qué nos enseñan acerca de cómo vive el amor una mujer al final de un análisis. En el capítulo cinco realizamos la articulación teórico clínica y es en el que verificamos cómo a partir de la particularidad del amor en cada una de ellas se puede acceder a las condiciones de amor y goce siempre singulares. Son las incidencias del análisis sobre dichas condiciones las que permiten poder acceder a un ‘nuevo amor’. Es decir, un nuevo modo de amar, de hacer lazo, “un saber hacer” con lo que no anda, con lo que no funciona en el vínculo amoroso.

      Al final de este libro el lector encuentra tres Apéndices. En ellos queremos reflejar que para el sujeto, lo lejano, lo distinto puede ser vivido como amenaza y, al mismo tiempo, como atracción. Con El amor en Occidente y de la mano de Denis de Rougemont, queremos rescatar brevemente el legado que parte del encuentro entre Eros y Ágape, y cómo se introduce la pasión en Occidente que el amor cortés supo retratar. Nos proponemos trazar el arco que va del amor pasión al amor en su cara real, de la Dama a la mujer.

      En El reino de las mujeres y el amor queremos responder a una inquietud: ¿La particularidad de las mujeres y el amor remite a una condición propia de ellas o se trata de un hecho cultural? Sabemos que Oriente y Occidente han vivido, viven, observándose, al mismo tiempo que defienden sus diluidas fronteras de identidad. Indudablemente, los rasgos culturales son grandes embajadores de lo humano al ofrecer los rasgos evidentes de una comunidad. Es indiscutible la riqueza que encontramos en lo ajeno, en lo extranjero. Con Ricardo Coler nos adentramos en cómo viven el amor las mujeres en una cultura que había estado oculta para este lado del mundo: las sociedades matriarcales.

      En El amor y las mujeres hoy, buscamos interrogar cómo el comienzo del siglo XXI encierra un mandato para las mujeres: ser modernas. Hemos sido trasladados a una cultura abrumada por la inmediatez y el consumo que requiere investigar cómo viven hoy las mujeres el amor. No obstante, destaquemos que una mujer disponible al “acontecimiento amor” puede no vivir esos mandatos de la misma manera y decidir dejar de ser original, abandonar la novedad, y disponerse a un encuentro donde un nuevo amor abierto a la contingencia despliegue alas.