Autores Varios

Estereotipos interculturales germano-españoles


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rel="nofollow" href="#ulink_a9c91c5e-e48a-5aa3-bd91-6d326e26eec2">6. La extensa colección de souvenirs que Felix Platter poseía y en la que se concentraban libros, obras de arte y curiosidades varias que el estudioso había ido reuniendo tras sus viajes para después mostrarlos a allegados y visitantes, es una prueba evidente de la motivación de los Platter a la hora de viajar. Antoni Mączak se refiere en su estudio a viajeros que se acercaban a Basilea con el único propósito de visitar esta colección (1978: 285). En este sentido, a lo largo de su relato, Platter expresa en numerosas ocasiones su deseo de adquirir este u otro objeto –libros, zapatos o piezas de cerámica– para enviarlos a Basilea (Platter, 1968: 344). Es probable que estos objetos acabasen formando parte de la extraordinaria colección de su hermano.

      18. Platter aporta sus fuentes en varias ocasiones, con la clara intención de demostrar que las suyas no son impresiones subjetivas, sino que poseen una base documental. Como él mismo establece en su prólogo (6), no sólo su descripción de los lugares visitados, sino el relato completo de sus viajes, se fundamenta en dos textos por los que confiesa sentir una gran admiración: Theatrum Orbis terrarum (1570), una colección de 53 mapas realizada por Abraham Orthelius (1526-1598), y Relationi Universali (1591-1598), obra en la que Giovani Botero (1544-1617) recogió las relaciones en la cristiandad en diferentes lugares. En lo que respecta a España, entre otros autores, Platter se refiere a los escritos de autores tan dispares como Jakob Meyr (338) y Fray Pedro de Burgos, autor de Historia y Milagros de Nuestra Señora de Montserrat, volumen del que Platter extrae las historias y leyendas con las que adorna su excursión al santuario (363).

      JESUITAS ALEMANES EN ESPAÑA DE CAMINO AL NUEVO MUNDO. CONTACTO Y CONFLICTO ENTRE CULTURAS

      Albrecht Classen

      University of Arizona

      INTRODUCCIÓN

      Lamentablemente, la historia de Occidente conoce innumerables casos de estereotipos que han dado como resultado racismo, agresión, guerras y violencia en general. Lo peor es que ni la inteligencia ni el conocimiento de los otros, que son las víctimas de los estereotipos, pueden evitar esos conflictos. A partir de aquí voy a utilizar la definición de Eskin como base de mis reflexiones:

      A prejudice is a favorable or unfavorable attitude toward, opinion on, or judgment about someone or something considered as a mere instance or occurrence of a class or type –and thus, by definition, directed at a string of referents– held by a string of proponents of sound mind in spite of sufficient knowledge, information, evidence, experience, or reason to support or justify such an attitude, opinion, or judgment, carrying an implicit or explicit intent to denigrate, derogate, or detract from someone or something else, and coming with a string of prejudices in tow (Eskin, 2010: 59).

      El alto reconocimiento de que gozan Martín Lutero y sus compañeros de lucha llega hasta nuestros días por haber influido y transformado su mundo de forma radical en los inicios del siglo XVI al desencadenar la Reforma protestante, al crear una nueva Iglesia y al catapultar con estos hechos de manera definitiva, ya sea al menos desde una perspectiva histórico-religiosa, la Edad Media. No obstante, no es menos lo que los miembros de la orden de los Jesuitas fueron capaces de hacer en el curso de la Contrarreforma, que desde el año 1540 no sólo renovó la Iglesia católica de raíz, sino que al mismo tiempo consiguió extender la influencia de la fe católica no sólo en países aislados, sino también de forma global. Sin embargo, los Jesuitas fueron prohibidos en toda Europa en el año 1763 por el Papa Clemente XVI y de forma universal en 1767, pero la orden volvió a ser autorizada en el año 1814 por el Papa Pío VIi y goza desde entonces de una popularidad creciente y una influencia nada desdeñable. Y todo esto, de nuevo, a escala global.

      Parece evidente que el vasco Ignacio de Loyola comprendió extraordinariamente bien los rasgos de su tiempo cuando en 1534 fundó, junto a un grupo de simpatizantes, una nueva orden estructurada de forma militar que consiguió la aprobación papal en 1540 y que verdaderamente dejaba ver características que apuntaban al futuro. Los Jesuitas se