Xavier García Raffi

La teoría de la relatividad y los orígenes del positivismo lógico


Скачать книгу

la estabilidad del mundo no es más que el resultado de una construcción.

      El debate del fenomenalismo con la relatividad fue intenso y a él se consagran dos obras como Analysis of Matter (1927) de Russell y la obra de Whitehead The Principle of Relativity with Applications to Physical Science (1922). Ambas debían pasar la prueba de fuego de ser capaces desde la percepción de ajustarse a los requisitos de la estructura espacio-temporal del mundo enunciada por la relatividad. Si se era capaz de llegar a ella partiendo de nuestra experiencia sensorial, podríamos continuar defendiendo que los conceptos científicos están justificados sensorialmente mientras que los religiosos, por ejemplo, no. Los intentos parecían más o menos fructíferos en relación a la teoría especial de la relatividad pero el aumento de la abstracción venido de la mano de la teoría general de la relatividad llevó al fracaso la estrategia básica de construcción del espacio y el tiempo del fenomenalismo. La deformación del espacio-tiempo de la relatividad general para explicar los fenómenos gravitatorios arruinaron el paralelismo con el espacio perceptivo.

      El fenomenalismo fue rápidamente consciente del reto epistemológico implícito en la construcción lógica de un mundo relativista. La falta de vinculación entre física y percepción creía que tampoco dejaría inmune a la ciencia, pues el progresivo proceso de abstracción de las teorías científicas no sólo las empujaba fuera de la comprensión del no especialista, también dejaba en entredicho la unidad del conocimiento humano: la creencia profunda de los seres humanos de que la ciencia no es sino la sofisticación de las capacidades de indagación, observación y experimentación, presentes en ellos de forma natural, cualidades que les permiten obtener la verdad de la Naturaleza que los rodea mediante la experiencia.

      El programa fenomenalista quedó incorporado como uno de los elementos fundantes del Círculo de Viena. El libro Der logische Aufbau der Welt (1928) será el más ambicioso y completo intento fenomenalista de construcción lógica de la realidad y el fruto más sólido de la continuación del programa fenomenalista por el naciente Círculo de Viena. Rudolf Carnap, uno de sus elementos clave, asumió como propia la invocación a la manera científica de filosofar de Russell. El proceso de construcción lógica del mundo en el Aufbau parte ya como de un hecho de la imposibilidad de alcanzar desde la percepción la compleja estructura espacio-temporal de la relatividad general. Opta por supeditar el proceso constructivo a la física, que señala las condiciones en que la percepción es significativa y fuera de las cuales resulta prescindible y superflua. Esta construcción tutelada del mundo vaciaba de contenido la legitimación de los conceptos científicos por su construcción desde la percepción. El Aufbau marcaba así el agotamiento del programa. Su sustitución en 1932 por el fisicalismo tratará de conservar el ideal de la ciencia empírica pero sin el costoso prólogo de la construcción lógica del mundo.

      Al naciente Círculo de Viena le tocaría batallar con las consecuencias del cambio epistemológico traído por la teoría relativista. La fundamental era que la conexión entre teoría y experiencia era un proceso indirecto y conjetural. Había que abandonar la confianza en las espectaculares corroboraciones del pasado que marcaban una línea diáfana entre lo que era verdadero y lo que no. La relatividad no se ajustaba al esquema que se confiaba debía seguir toda teoría científica. La discusión sobre la verificación o las sucesivas definiciones del criterio de significado han de entenderse con el antecedente del choque entre el programa fenomenalista y la teoría de la relatividad. El marco de discusión entre teoría y experiencia se formó fundamentalmente en el debate entre el programa fenomenalista y la teoría de la relatividad.

      Nuestra exposición está facilitada por las propias exigencias del programa que obliga a sus componentes a concretar y delimitar los intentos de construcción del mundo. No existe en el fenomenalismo ni dispersión ni medias tintas: los procesos de construcción han de ser lógica y espistemológicamente preparados con cuidado. Es posible, por tanto, limitarse a explicar su entramado lógico-epistemológico como un producto autónomo, viendo su coherencia estructural. Aunque esta opción no está ausente en nuestro estudio, el verdadero significado de las construcciones fenomenalistas se obtiene de la contrastación de sus resultados con los estandards de la física y es en esta comparación donde radica su interés para la historia de la filosofía y de la ciencia. El diálogo con la relatividad es un requisito imprescindible no sólo para entender el contexto en que se produjeron sino para entenderlas en sí mismas.

      Expondremos, en primer lugar, los elementos claves de la teoría de la relatividad y sus antecedentes históricos. Cómo estos elementos fueron interpretados por el empirismo inicialmente como un reconocimiento de su filosofía desde la ciencia para poco a poco empezar a percibir las discordancias que la teoría encerraba respecto a la ingenua visión inicial que la consideraba una muestra de una ciencia elaborada sobre bases rigurosamente empíricas. El enfrentamiento se radicalizó en el caso de Ernst Mach, un enfrentamiento que hizo consciente al propio Einstein de hasta qué punto se había alejado del modelo de ciencia empírica defendido por éste, una vez superada la fase de crítica de los elementos «metafísicos» newtonianos, y reflexionar sobre si la creatividad teórica podía quedar encerrada en los límites epistémicos propuestos por Mach.

      Pasaremos después a exponer los intentos más importantes de reconstrucción del mundo físico relativista a cargo de Russell –uno de los principales divulgadores de la teoría de la relatividad– y su creciente alarma ante lo que consideraba un alejamiento de la teoría de la experiencia sensible, alejamiento en el que veía el peligro de que las teorías científicas quedaran al margen de la contrastación empírica.

      A continuación, expondremos la nueva metodología lógica de Whitehead destinada a asociar la experiencia con los complejos conceptos relativistas, cómo fue utilizada en el proceso de construcción lógico de la realidad y las consecuencias que tuvo para Whitehead su fracaso que le impulsó a un sorprendente abandono de la filosofía científica y su dedicación a la elaboración de una metafísica de nuevo cuño.

      Por último, presentaremos las características del proyecto de construcción lógica de la realidad más elaborado, el de Rudolf Carnap. Justificaremos que el proyecto renunciaba a un proceso autónomo de construcción lógico de la realidad supeditando todos sus pasos a la física. Esta tutela daba por hecho la imposibilidad de conectar experiencia y física sino era sobre la base y en los términos marcados previamente por la física que determinaba lo que era y no era significativo en la experiencia sensorial.

      El fenomenalismo fue la principal base de la epistemología del naciente Círculo de Viena. Los problemas a los que en el terreno epistemológico se enfrentó el positivismo lógico quedaron marcados por el programa. Su sustitución por el fisicalismo –un cambio con el que se obviaba la necesidad de la reconstrucción fenoménica de la realidad– no supuso la eliminación de sus objetivos que continuaron intocados. El debate entre la filosofía y la relatividad producido en el fenomenalismo generó por tanto el núcleo básico del programa del positivismo lógico. La epistemología del positivismo aparece así