Andrea Paola Buitrago Rojas

Imaginarios sociales


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En este mismo grupo, se encuentran los estudios del antropólogo francés Marc Augé, quien habla de la importancia de los espacios en la construcción de los imaginarios y de que el mejor vehículo de divulgación de los imaginarios sociales será el arte; a lo largo de su obra, se abre un amplio espectro en el que se relacionan los imaginarios con el lenguaje artístico y simbólico. También es de suma importancia mencionar los estudios de Gilbert Durand, Manuel Antonio Baeza y Néstor García Canclini quienes desde distintas perspectivas nos presentan lecturas novedosas de los imaginarios sociales en relación con el símbolo, la imaginación y el arte.

      La amplitud del estudio sobre los imaginarios sociales también se evidencia en las diversas academias, asociaciones, grupos de investigación y facultades que se dedican a este, y entre los que se encuentran, solo por mencionar algunos, los centros de estudios sobre el imaginario en Argentina, Bélgica, Canadá, Brasil, España, Francia y Rumania1. Este recorrido por el amplio espectro de ideas y definiciones que sugiere el tema de los imaginarios sociales nos demuestra que dicho mapa de ruta que se busca para su estudio y aplicación práctica no puede obedecer a una síntesis de las fuentes, porque de estas apenas tenemos un pequeño fragmento del cual no podemos afirmar que sea el único o que nos revele respuestas cerradas y definitivas. Así, también en el presente libro, se rescatan diferentes miradas del universo amplio que abre el tema; de tal manera, observamos —más que coincidencias— diferencias enriquecedoras tanto en los marcos teóricos y referenciales, como en las rutas y metodologías de desarrollo sobre los imaginarios sociales.

      Los imaginarios sociales son, antes que nada, prácticas; y al mismo tiempo son aparatos del lenguaje circunscritos y constituidos de símbolos y representaciones que nos son reconocibles y familiares. Los imaginarios sociales nos permiten reconocernos como miembros de una colectividad con la que compartimos valores morales, costumbres singulares, sueños colectivos, leyendas ancestrales, arrullos maternos, comida tibia y preparada, y hasta utopías, luchas comunes, cosmovisiones y heredades. Podrían considerarse como una suerte de pegamento cultural de una vida común, de una vida social, que se manifiesta a través de una psicología cultural y —siguiendo a C. G. Jung— de los arquetipos colectivos.

      Continuando el curso de apropiación semántica de los imaginarios sociales, en el presente libro se estudian algunos de sus escenarios de manifestación, desde lo rural, lo urbano y lo digital, para así observar su diversidad y su incidencia en la vida política y las diferentes formas de organización social en Colombia y el mundo.

      Ahora bien, los viajes y las aventuras cuyas tres rutas, todas distintas, emprendieron los investigadores de esta obra, desde el relato de sus “bitácoras, diarios y observaciones” abren una conversación, rica y rizomática, cuyo propósito central es presentar las experiencias de investigación, enriquecidas por un genuino acercamiento a la realidad, sobre los imaginarios sociales. Estos trabajos fueron el resultado de tres investigaciones independientes y autónomas que asumieron en común el tema de los imaginarios sociales en las humanidades, a fin de elaborar un ejercicio de investigación y reflexión multidisciplinar con ocasión del desarrollo de las Cátedras Magistrales durante el año 2019, estrategia pedagógica del Departamento de Humanidades y Formación Integral de la Universidad Santo Tomás que busca la difusión de la investigación en relación con el ejercicio docente. Es por ello que la obra se divide en tres partes:

      a) La primera parte expone el estudio de los imaginarios sociales en lo rural desde los enfoques jurídico y antropológico, según los cuales pensar desde las ciencias humanas y sociales la práctica de la universalidad jurídica implica pensar diversos modos de vida, más allá de la forma de comprender la organización político-jurídica occidental. Así mismo, implica asumir desde el debate de la diversidad y del pluralismo jurídico otras formas de vivir la vida política y social en un escenario de derechos, en este caso específico, de los pueblos étnicos y de las distintas problemáticas que se asumen al momento de desarrollar un ejercicio de ponderación de derechos y de interés común. Se plantea el estudio de los derechos humanos en la aplicación práctica de los imaginarios sociales, de acuerdo con las variables propuestas por Charles Taylor y Cornelius Castoriadis, para así determinar las formas en las que se han construido las comunidades étnicas de Colombia, la Nación U’wa y las comunidades afro del Corregimiento N.° 8 de Buenaventura.

      En esta navegación, se describen los modos en que operan el lenguaje, la imagen y la estética al momento de construir prácticas de resistencia que permitan ratificar formas de existencia subjetiva ante escenarios de universalización hegemónica del derecho y de imposición de la vida política, económica, ambiental y cultural; todo desde una afirmación jurídica del imaginario social de las sociedades modernas y contemporáneas en contraposición con los imaginarios sociales que se desarrollan a través de las prácticas sociales de las comunidades étnicas que no responden a una lógica ni moderna ni contemporánea. Aquí, el empoderamiento comunitario, a través de sus más profundas creencias, tradiciones y símbolos, juega un papel fundamental en todas las iniciativas de supervivencia y preservación, y en las economías restaurativas (como es caso del chontaduro), el arte, la música y la poesía, todo lo cual deja como fundamento aleccionador que la mejor manera de recuperarse de una masacre simbólica es la resistencia cultural y la resiliencia social.

      b) La segunda parte muestra el desarrollo de una investigación sobre el estudio de los imaginarios sociales en lo urbano. Allí se ubica la importancia que tiene la imagen al momento de describir los procesos sociales y culturales, y cómo los medios de comunicación son escenarios que posibilitan la formación de la opinión pública, necesaria para la comprensión de la vida y la organización social. Además, se hace un análisis sobre el papel de la imagen y la imaginación en la construcción de las epistemologías sociales. El escenario simbólico de lo urbano permite ubicar los imaginarios sociales que construyen los habitantes de las ciudades en lugares públicos comunes desde los cuales se consolida la organización social y política.

      La carrera Décima de la ciudad de Bogotá fue elegida para mostrar la aplicación que orienta la categoría de imaginarios sociales sobre esta vía, mediante la metodología del viaje a pie; se puso atención en la fuerte carga referente y significante que esta vía principal comprende para la gente de esta capital, al presentar los orígenes y las evoluciones de los imaginarios sociales, expresados en las prácticas sociales y cuya carga interrelacional y comunicante parece registrar, verificar y explicar la realidad con una huella narrativa de símbolos constituida por las violencias fundacionales, la precarización, el marginamiento y la exclusión que definieron después no solo el trazado vial y la forma física del centro, sino (aún y heredado) también un orden mental excluyente, prevenido, pero igual envolvente, popular y único para la ciudad. El lenguaje y la imagen cobran un sentido preponderante en la formación estética de la subjetividad en la ciudad, lo que posibilita orientar otra explicación de la forma como una sociedad se ha autoimaginado, autoinventado y autorrepresentado.

      c) La tercera parte, lo digital, describe las nuevas formas en que se ha construido la subjetividad conforme a la transformación de la vida gestada por la cibernética y el desarrollo tecnológico, lo cual constituye un desvanecimiento de la categoría de lo humano y posibilita una comprensión de la sociedad como el resultado de la imaginación mediante las diversas posibilidades de información y comunicación. Las categorías de poshumanismo y transhumanismo son las que delimitan esta ruta de investigación, que se centra en rastrear el valor del imaginario social en las transformaciones tecnológicas que impulsan nuevas miradas de lo humano y de lo social, y emplea el lenguaje del cine para mostrar cuáles han sido las diferentes posturas estéticas y narrativas frente a un fenómeno que si bien hasta hace poco hubiera parecido un relato de ficción o fantástico, hoy se incrusta de manera indefectible en las prácticas sociales contemporáneas.

      El compuesto variado e inédito de imaginarios sociales que, desde el universo tecnológico, el del hombre y su cuerpo todo combinándose hacia la inquietante categoría del poshumanismo, es un ineludible tema boyante en el universo intelectual y filosófico de la época. Rastrea referentes narrativos que son comunes a las últimas tres o cuatro generaciones, mencionando la aventura romántica (desde principios del siglo XIX) de Mary Shelley y su predicción fatal encarnada en el paradigmático Frankenstein, hasta considerar un universo influyente de asociaciones y símbolos poshumanistas