AAVV

Conocimiento y lenguaje


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estructura mediática paralela. Otro queda representado por la empresa u organización laboral, que quizás no tenga una única ubicación pero que suele estar bien integrada dentro de sus límites organizacionales, entre los cuales se suele producir la mayor parte del flujo de comunicación. Un tercer tipo lo ilustra la «institución», como las del gobierno, de la enseñanza, de la justicia, de la religión o de la seguridad social. Las actividades de una institución social siempre son muy diversas y requieren, asimismo, correlación y mucha comunicación, siguiendo rutas y formas establecidas. Las organizaciones e instituciones sociales se distinguen de las redes a escala de toda una sociedad mediante la especificidad de sus tareas. También están limitadas y relativamente cerradas, si bien la comunicación sí atraviesa sus límites (por ejemplo, cuando una burocracia o una empresa comunica con sus clientes, y viceversa). Por debajo de este nivel se dan aún más tipos, y más variados, de redes de comunicación basados en alguna particularidad compartida de la vida cotidiana: un entorno (un barrio, por ejemplo), un interés (como la música), una necesidad (por ejemplo, el cuidado de niños pequeños) o una actividad (como el deporte). En este nivel, las cuestiones clave conciernen a la adhesión y la identidad, y a la cooperación y la creación de normas. En los niveles intragrupal (por ejemplo, la familia) e interpersonal, se ha prestado normalmente más atención a las formas de conversación y a las pautas de interacción, influencia, afiliación (grados de adhesión) y control normativo. En el nivel intrapersonal, la investigación de la comunicación se concentra en el procesamiento de la información (por ejemplo, la atención, la percepción, la comprensión, la memoria y el aprendizaje) y sus eventuales efectos (sobre el saber y las opiniones y actitudes). Esta pauta aparentemente sencilla se ha complicado con la creciente «globalización» de la vida social, en la que han intervenido los medios de comunicación de masas. Hay, sin embargo, un «nivel» más elevado de comunicación e intercambio que debe ser considerado: el que atraviesa, e incluso ignora, las fronteras nacionales en una gama cada vez mayor de actividades (económicas, deportivas, políticas, lúdicas, etc.). Las organizaciones e instituciones se encuentran menos confinadas dentro de sus fronteras nacionales y los individuos también pueden satisfacer necesidades de comunicación fuera de su propia sociedad o entorno social inmediato. La correspondencia, antes muy destacada entre, por una parte, unas pautas de interacción social personal en un espacio y tiempo compartidos y, por otra, unos sistemas de comunicación se ha debilitado mucho a medida que se ensancharon considerablemente nuestras opciones culturales e informativas.

      Es cierto que no es posible hablar de la pluralidad de las manifestaciones comunicativas sin recurrir a los estudios de carácter científico que han realizado los autores que iremos citando a continuación. No obstante, la información que seleccionaremos será empleada desde una perspectiva previa a la aproximación científica propiamente dicha con la finalidad de poner en evidencia la variedad que ofrecen los hechos comunicativos como exigencia de la multiplicidad de situaciones de interacción comunicativa y social (Livolsi, 2000: 25-28, 455-483). Dicha pluralidad de las formas de la comunicación ha sido resaltada por todos los teóricos de la comunicación por razones diversas y desde perspectivas diferentes. A partir de esos testimonios podría ensayarse un elenco ecléctico en el que se incluyeran, al menos como una mera enumeración, todas las modalidades de comunicación desde la intra e interpersonal a la mediada, social, de masas o virtual. Sin embargo, consideramos más riguroso hacer constar algunos testimonios que hemos seleccionado como muestra representativa de ese ámbito de estudio.

      Saperas (1998: 111-117), por ejemplo, afirma que:

      Un diagnóstico general de esta compleja estructura comunicativa nos permite reconocer cinco niveles básicos de estructuración de los sistemas y procesos de comunicación, y consecuentemente definen cinco niveles de análisis que organizan internamente la teoría de la comunicación: nivel intrapersonal, nivel interpersonal, nivel de las organizaciones, nivel institucional (instituciones comunicativas) y nivel macrosocial (sociedad y opinión pública.

      Esa enumeración responde a la necesidad de subrayar que las teorías actuales de la comunicación amplíen el objeto de estudio y, por lo tanto, el campo de investigación como única y adecuada manera de responder a la complejidad de la propia realidad comunicativa. En ese contexto, aboga por la necesidad de que los teóricos de la comunicación contemplen el conjunto de niveles de la comunicación que, aun siendo realidades y situaciones autónomas, guardan entre sí una radical interrelación. Cualquier forma de comunicación se encuentra interrelacionada con otras formas del proceso comunicativo de mayor o menor complejidad y pensar en cada elemento comunicativo de forma segmentada del resto de las comunicaciones es ignorar la compleja realidad actual.

      La pretensión, en segundo lugar, de fundamentar su tesis de la interdisciplinaridad a la hora de formular y desarrollar un tratamiento científico de la comunicación conduce a Wolton (1999) a presentar una versión diferente a la de los autores citados hasta el momento con respecto a las manifestaciones que pueden observarse en la comunicación humana y a establecer, basado en los campos científicos que se ocupan de la comunicación, tres polos que indican diferentes delimitaciones y aproximaciones.

      El primer polo, conectado con las neurociencias (neurobiología, neurofisiología, neurofarmacología, neuropsicología, informática) y con las ciencias cognitivas (psicolingüística, lógica, informática, psicología cognitiva, lingüística), estudia la comunicación en sus relaciones con el cerebro tanto al nivel de la percepción como en el de la memoria, del tratamiento de las informaciones y del lenguaje.

      El segundo polo, en conexión con las ciencias cognitivas y las ciencias para el ingeniero (informática, electrónica, modelos matemáticos, automática) se centra en los problemas de comunicación entre el individuo y las máquinas a partir de una modelización y de una simulación de las características de la comunicación humana.

      El tercer polo, centrado en las ciencias humanas y sociales, estudia el impacto de las técnicas de comunicación (informática, telecomunicación, audiovisual) en el funcionamiento de la sociedad. Analiza la reacción de los diferentes medios sociales a la llegada de esas técnicas y las condiciones de aceptación y de rechazo que se abren paso.

      Rosengren (2001: 52-53; 61-64), como último ejemplo, propone una clasificación de las formas o tipos de comunicación partiendo de las particularidades estructurales de las mismas o de su desarrollo histórico en relación con los medios o técnicas que intervienen en ellas. Entre otras, enumera la comunicación no verbal, la verbal oral, escrita, audiovisual, multimediática, etc. Además, afirma que la comunicación humana puede tener lugar o bien dentro de una única unidad o de unidades diversas por su dimensión y complejidad. Este podría ser el elenco de algunas unidades formales e informales cuya existencia depende de la comunicación: individuos y pequeños grupos; comunidad y redes locales, regionales, nacionales e internacionales, organizaciones formales; entes locales como países, ciudades, pueblos, provincias y regiones; sociedades, naciones, estados, coaliciones, federaciones y otras organizaciones internacionales de estados soberanos.

      1.2.2 La comunicación como proceso

      Responder a la pregunta ¿qué es la comunicación? o, lo que es lo mismo, ¿cuáles son aquellos elementos que se consideran normalmente componentes de las acciones y de los procesos de la comunicación? exige, al decir de Pasquali (1973: 42), un cierto esfuerzo de abstracción definitoria para tratar de comprender lo que la comunicación es, y los elementos esenciales que intervienen en su proceso, sea cual fuere la época, el grado de desarrollo o la condición social en que se ejerce. Esto no significa olvidar los aspectos históricos, sociopolíticos, técnicos o económicos del problema, mas para intentar una verdadera definición de comunicación deben omitirse temporalmente sus aspectos cambiantes en el tiempo, para centrarnos en lo que hay en ella de universal y necesario. En una palabra, han de apresarse los rasgos comunes, esenciales y distintivos presentes en todo proceso de comunicación.

      La enumeración de las innumerables definiciones que se han dado sobre la comunicación constituye un empeño imposible de cumplir y quizás de no mucha utilidad. No obstante, hay autores que han llevado a cabo esa tarea de forma exhaustiva y recopilado un gran número de definiciones. Parece pues, más razonable recurrir a los ensayos que han realizado algunos autores para configurar un marco sintético en el que se hagan constar los rasgos comunes de