la vida sin propósito. Vive tu vida como un juego y no como un trabajo. La así denominada mente seria, la cual está enferma, en efecto, convertirá el juego en trabajo. Los sannyasins hacen todo lo contrario: convierten el trabajo en juego. Si uno puede asumir esta vida como un mero sueño, una actuación-sueño, entonces es un sannyasin. Aquel que considera la vida como un sueño, un sueño-drama, ha renunciado. La renunciación no es el abandonar el mundo, sino cambiar de actitud. La actitud de cambiar al mundo es algo serio. Por eso es que puedo iniciar a cualquiera en sannyas. Para mí, la iniciación misma es un juego. No exigiré ningún requisito, independientemente de que alguien cuente o no con los requisitos, porque los requisitos se piden cuando se hace algo serio. Por lo tanto, todos, por el simple hecho de existir, cuentan con los suficientes requisitos para jugar. Cualquiera puede jugar, incluso sin contar con los requisitos, no tiene importancia, porque todo es sólo un juego. Por eso no exigiré ningún requisito.
Y, del mismo modo, mis sannyas no implican ninguna obligación. En el momento en que uno es un sannyasin, está en completa libertad. Significa que, entonces, uno ya no tiene que tomar ninguna decisión. Ha tomado la última decisión: el vivir en la indecisión, el vivir con libertad.
Aquel que vive decidiendo cosas jamás puede ser libre. Siempre está atado a su pasado porque la decisión se tomó en el pasado. Jamás se puede tomar una decisión para el futuro porque el futuro es desconocido y cualquier decisión que se tome estará atada al pasado. El momento en que uno está iniciado en sannyas, se ha iniciado en un futuro inexplorado, no planeado. Entonces, ya no está atado al pasado. Uno será libre para vivir. Eso significa actuar, jugar y ser cualquier cosa que le suceda a uno. Esto es la inseguridad.
El renunciar a un nombre, a una propiedad, no es realmente inseguridad, es una inseguridad muy superficial. La mente permanece siendo la misma, la mente que pensaba aquella propiedad como una forma de seguridad. Incluso la propiedad no es seguridad alguna y uno morirá con toda su propiedad. Incluso una casa no es seguridad alguna, uno morirá dentro de ella. Por lo tanto, la falsa noción de que la propiedad, la casa, los amigos y la familia, son formas de seguridad, aún prevalece en la mente que piensa: "He renunciado; ahora vivo en la inseguridad".
Sólo aquella mente, sólo aquella persona que vive sin estar atada a su pasado, vive en la inseguridad. La inseguridad significa no estar atado al pasado; y tiene tantos significados, porque todo lo que uno sabe viene del pasado. Incluso la mente de uno es del pasado.
Por lo tanto, alguien que renuncia al conocimiento está verdaderamente renunciando a algo. Uno mismo proviene del pasado, no es más que un cúmulo de experiencias. Así que aquel que renuncia a sí mismo, renuncia a algo. Todos los deseos y todos los anhelos y todas las expectativas —todo esto confirma el pasado—. Aquel que renuncia a su pasado, renuncia a sus deseos, a sus anhelos, a sus expectativas.
Entonces, uno será igual que el vacío, que la nada, que un nadie. Sannyas significa desechar toda afirmación de ser alguien.
Entonces, uno se introduce a la no-identidad, al estado de ser nadie. Por lo tanto, esta es la última decisión de la mente, con lo cual el pasado se cierra. La identidad se rompe, la continuidad no existe. Uno es nuevo; renace.
Cualquier persona con vida cumple con los requisitos para vivir en la inseguridad. Si uno va a vivir realmente, uno debe vivir en la inseguridad. Todo arreglo de seguridad es una renuncia a la vida. Entre más seguridad se tenga, menos se vive. Entre más muerto se esté, más seguro se está, y viceversa. Por ejemplo, un hombre muerto no puede volver a morir, él es inmune a la muerte. Un hombre muerto no puede estar enfermo, por lo cual es inmune a la enfermedad. Un hombre muerto está tan seguro, que aquellos que siguen viviendo le pueden parecer ridículos —viven en la inseguridad.
Si uno está vivo, es inseguro. Entre más inseguro, más vivo. Por lo tanto, para mí, un sannyasin es una persona que decide vivir al óptimo, al máximo; es igual que una flama quemándose de ambos polos.
No hay ninguna obligación, no hay ningún compromiso. Uno no está sujeto a disciplina alguna. Si se le quiere llamar disciplina a la inseguridad, ese es otro asunto. Por supuesto que es una disciplina interna. ¡Uno no seria anarquista, no! ¿Cuándo he dicho que una persona será anarquista? La anarquía siempre está atada a un orden, a un sistema. Si se renuncia al orden, jamás se puede ser desordenado. ¡No se trata de negar el orden, sino de renunciar a él, y entonces la renuncia significa estar ordenado! Es únicamente una actuación, una obra de teatro para los ojos de otros. Uno no se lo tomará en serio, se trata sólo de un papel dentro del juego. Uno camina hacia la izquierda o hacia la derecha, por el bien de otros, por el bien del tránsito, pero no hay seriedad en ello; nada en ello es serio.
Por lo tanto, el sannyasin no va a ser desordenado. En lo que respecta al sannyasin mismo, en lo que respecta a su conciencia interior, no habrá orden. Eso no significa que habrá desorden, porque el desorden siempre es parte del orden. Cuando hay orden, existe la posibilidad del desorden. Cuando no hay orden, no hay desorden, porque hay espontaneidad. Momento a momento, se vive; momento a momento, se actúa. Cada momento está completo en sí mismo. Uno no decide por él. Uno no decide cómo actuar. El momento le llega a uno, y uno actúa. No hay predeterminación, no hay ningún plan previo.
El momento le llega a uno. Uno le sucede al momento y, sea lo que sea que salga, uno debe dejarlo venir. Más y más, uno sentirá que crece dentro de sí mismo una disciplina —una disciplina que se hace de momento a momento. Es una dimensión muy distinta, así que será mejor comprenderla claramente. Cuando uno decide con anticipación qué hacer, es porque piensa que no está lo suficientemente consciente para actuar de modo espontáneo cuando llegue el momento. No se tiene confianza en sí mismo; por eso uno toma decisiones con anticipación.
Y aún entonces, uno está decidiendo. Uno no puede actuar en el momento, por lo tanto, ¿cómo decidir con anticipación? Ahora se tiene menos experiencia. Uno tendrá más experiencia cuando llegue el momento. ¿Si yo no puedo creer en el "yo" de mañana, cómo puedo creer en el "yo" de hoy? Y cuando tengo que decidir con anticipación, no tiene ningún sentido. Sólo será destructivo.
Decido hoy y actúo mañana. Pero mañana, todo habrá cambiado. Todo será nuevo, y la decisión será vieja. Y si no actúo de acuerdo con el momento, hay culpa. Por lo tanto, todo aquello que enseña que deben tomarse decisiones con anterioridad, genera culpa. No actúo y luego me siento culpable. Y si actúo, entonces no puedo actuar de modo adecuado, y seguramente vendrá la frustración.
Por lo tanto, yo digo que no hay que comprometerse con ninguna decisión, y así, se puede ser libre. Permite que cada acto, cada momento, te llegue, y permite que tu ser completo decida... en ese momento. Deja que la decisión venga al tiempo que sucede el acto. Nunca permitas que la decisión preceda al acto, puesto que, de lo contrario, el acto jamás será total. Uno debe de saber que cuando se toman decisiones con anticipación, se decide con el intelecto. El ser completo jamás puede participar en esa decisión si el momento no ha llegado. Si yo amo a alguien y decido que, cuando me encuentre con él o con ella, actuaré de esta u otra manera, que diré esta u otra cosa, que haré tal cosa y no tal otra, esto sólo puede ser del intelecto, de la mente. Esto jamás podrá ser total, puesto que el momento no ha llegado. El ser total no ha sido retado y, por lo tanto, ¡cómo puede actuar el ser completo?
Y cuando he decidido con anterioridad y llega el momento, el ser total no podrá actuar porque estará presente la decisión. Por lo tanto, sólo imitaré, seguiré y copiaré lo anterior. Seré el hombre falso. No seré real porque no seré total. Tendré un plano que me indique cómo actuar; actuaré de acuerdo con ese plano. De nuevo, este acto será del intelecto y no del ser completo. Entonces, o se tiene éxito o se fracasa, pero en ambos casos, se ha fracasado, porque el ser total no pudo ser parte. No se sentirá amor.
Así, permite que llegue el momento, que el momento te rete y que tu ser completo actúe. Entonces, el acto será total. Entonces, el ser completo participa en el acto. ¡Entonces, estarás completamente dentro del acto! Y lo mejor saldrá de esta totalidad y nunca de las decisiones. Por lo tanto, sannyas significa vivir momento a momento, sin ningún compromiso con el pasado. Y seguiré entregándole sannyas a todo aquel